Toro de Albarreal. Archivo.
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Está demostrado que la decepción siempre se carga a la expectación. Axioma taurino. Cuando no hay toros, hay toreros. Axioma taurino. Axiomas, mitos, refranes. Dimes y diretes. El caso es que hoy si se ha cumplido aquello de corrida de expectación, corrida de decepción. ¡Y digo yo!, ¿Porqué no los mandamos al matadero?
Cuando había dignidad en los ganaderos de bravo, y se equivocaban, como hoy Borja Domecq se ha equivocado con la suya, mataban la camada a puerta cerrada, pues de la vergüenza no podían salir a la calle, para que nadie los señalara. “Mira ahí va el ganadero que ha pegao un petardo en Sevilla”. Eran otros tiempos. Ahora como no queda vergüenza entre los que mamonean en las ubres de la fiesta, encima se felicitan porque no “ha pasao na”. Y precisamente ese es un cáncer del espectáculo, felicitar por suspender. Admitir la mediocridad. Aplaudir por no picar. Aplaudir por banderillear aún sin alcanzar merito suficiente, solo porque la corriente lleva. En el término medio está la virtud, suelen decir los sabios. Y es cierto. Pero en el toro, el término medio no te da la gloria. Ahí que ser el mejor.
Jandilla ha fracasado hoy en La Maestranza, y con su fracaso, ha arruinado la tarde a tres toreros. Pero sobre todo a quien ha arruinado ha sido al público que paga las entradas más caras del mundo y que si no ha quemado la plaza ha sido porque en Sevilla todo el mundo es muy educado. Toros desiguales. Descastados. Sin fuerza. El primero fue devuelto por inválido. Sin un muletazo mísero que arrancarles. ¿Pues por qué no al matadero? ¡Míreselo señor Borja, míreselo! Primero, segundo y cuarto pitados.
Morante con el sobrero de Albarreal cuando vio las condiciones, le anduvo por la cara, poquito, pero le anduvo, y lo despachó. Y con el cuarto al que le apuntó algunas verónicas, se lo quitó del medio sin un muletazo.
Urdiales aprovechó las poquitas arrancadas del segundo en una faenita sin continuidad con algunos muletazos sueltos. Al quinto un trasteo insulso y pasaporte. Por cierto López Simón le hizo quites al lote de Diego Urdiales con el balance de estropearle con zarrapastrosos mantazos los toros
López Simón trasteó al que mejor se movió, el tercero, de una forma descafeinada. Acompañando. Recibiendo muchos aplausos para tan poca faena. Sobredimensionando mucho todo. Como si el público viera mas cosas de las que en realidad Simón hacía. Al final tonteando entre los pitones. Con el sexto marmolillo se metió entre los pitones, y nada mas pasó.
¡Aquí paz y allí gloria!
FICHA:
Morante de la Puebla, pinchazo que escupe, estocada, silencio. Estocada corta y descabello, silencio.
Diego Urdiales, buena estocada, ovación. Estocada y tres descabellos, silencio.
López Simón, estocada, vuelta al ruedo. Estocada contraria, silencio.
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