EL BANQUETE DE LOS MEDIOCRES
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
La devolución de las medallas de las Bellas Artes que José Tomás poseía desde el pasado año, y hace más, la de Paco Camino, ha abierto un debate con varios frentes. Hay uno de moral y de ética. Hay otro de sensibilidad artística de lo taurino, ¡claro!... pero sobre todo hay uno de mediocridad. La mediocridad se sirve en platos fríos que adornan banquetes cuando en realidad quieren decir cócteles. Los mediocres urden alrededor de las mesas bien servidas de banalidades las decisiones con las que nos harán comulgar a los demás.
Habrá que empezar, pues, por aplaudir a aquel achispado amigo de Rivera que le contestó con guasa al hijo de Paquirri (ya se sabe que los niños y los borrachos dicen la verdad), aquello de mira a ver niño, si no sería la medalla al Trabajo en vez de la de las Artes. Luego habrá que convenir que, que haya tomado también esa decisión Paco Camino (artista indiscutible) es un espaldarazo superlativo a la de Tomás (artista discutido por estar en activo), y la de los dos es un ataque noble y ético a la decisión de una Administración bastante poco afecta a la taurinidad y por consiguiente, poco querida por ella.
La ética y la moral es cosa de bien nacidos y de bien educados, y cuando Morante dijo lo que dijo no era más que sazonar una sensibilidad distinta por este arte del toreo, que si bien se generaliza no se puede llamar lo mismo al toreo que hacía el difunto Paquirri y el que hacía el difunto Yiyo.
Que Fran Rivera Ordóñez haya dicho que no renunciaba a la tanta felicidad de los premiados, ha sido lo que ha colmado la paciencia y el respeto de los que verdaderamente sienten el toreo como arte. Se entiende que conociendo a Antonio Ordóñez, como lo conocíamos, no devuelva la suya, por ser un ausente de entre los humanos. Y ahí es dónde Rivera debería fijarse a la hora de ponderar éticamente la conveniencia o no de alojar en su pecho una medalla que le quemará toda la vida. Y caer en la cuenta que un premio discutido, como debería pasar con las orejas que se cortan, no debería ser un premio bien recibido. Que lo acepte o no es una decisión responsablemente ética que afectaría con mucho a esta teoría que ya mantienen bastantes aficionados: la de que un Rivera manche la memoria de un Ordóñez.
Es cosa sabida que ninguno de los toreros que se han pronunciado al respecto de la concesión artística, lo han hecho contra el premiado, aunque las bofetadas iban de tapadillo. En realidad han criticado a los otorgantes del tributo dejando por otra parte claro su concepto del arte del toreo.
De Ética y de Morrazos, podría haberse titulado la clase magistral que los dos toreros deudores con la torería acaban de dar a la analfabeta clase política. Si nuestro ministro de Cultura, César Antonio Molina, considera una bella arte “los éxitos en las plazas de Madrid” de hace siete u ocho años del torero premiado, ¿qué fueron entonces las siete salidas a hombros de esa plaza de Curro Romero?, “y la Goyesca del año pasado” y ¡toma ya! “por su técnica, estética reposada y profunda”, ¿qué fue entonces el toreo de Paula con un toro de Benavides? Entonces es que nuestro ministro no alberga ninguna sensibilidad taurina, lo que supondría que a nuestro ministro le han soltado esta patata en la mesa y ni corto ni perezoso lo ha propuesto ante un Consejo que bastante insensible con esto del toreo, ha aceptado. No debe hurtársele a los lectores el recuerdo de que los ministros Bernat Soria y Magdalena Álvarez, asistieron a la corrida Goyesca de Ronda del año pasado.
Que se tenga en cuenta a los toreros para esto de las bellas artes es cosa que el mundo del toro agradece. Tengo escrito que el toreo es un arte y la tauromaquia una forma de vida. Sin embargo alguien se equivoca o alguien pretende confundirnos porque no puedo creer que nuestros gobernantes hayan sido tan mastuerzos que no se hayan informado antes de insultarnos como lo han hecho, aunque haya sido sin querer… o queriendo, que ese es otro de los debates abiertos. Porque en realidad nuestros gobernantes no se parten el pecho por esta arte. Nos toleran, nos consienten pero a la hora de la verdad nos niegan como Pedro negó a Cristo.
En cualquier caso, con la concesión de la medalla a Francisco Rivera Ordóñez, lo que se pone de manifiesto es la mediocridad que la levedad del ser soporta. Porque claro, poner a la misma altura el toreo de… José María Manzanares, con el de El Capea, es un insulto a la afición, aunque haya gustos para todos los colores.
Pero lo mejor que tiene este “affaire”, no me negarán, es que esta vez no nos pueden colgar el muerto a los críticos, que por supuesto hemos opinado, porque han sido voces toreras autorizadas las que han protestado y se han revelado contra la mediocridad de los que nos asisten… y ponen la temporada más calentita de lo que ya comenzaba a estar. Figúrense, Rivera Ordóñez, artista por la gracia del ministro, anunciado en una corrida que homenajea a un artista como Picasso y al día siguiente uno que además también le hecha entrepierna para dejar claro quién es quién, no solo en el ruedo, sino en la vida… ese sí es, José Tomás, el camino para cambiar el toreo, aquel que os devuelve la dignidad y destierra la mediocridad de entre los que viven de este sublime arte de jugar con la muerte, siendo libres para ello.
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
La devolución de las medallas de las Bellas Artes que José Tomás poseía desde el pasado año, y hace más, la de Paco Camino, ha abierto un debate con varios frentes. Hay uno de moral y de ética. Hay otro de sensibilidad artística de lo taurino, ¡claro!... pero sobre todo hay uno de mediocridad. La mediocridad se sirve en platos fríos que adornan banquetes cuando en realidad quieren decir cócteles. Los mediocres urden alrededor de las mesas bien servidas de banalidades las decisiones con las que nos harán comulgar a los demás.
Habrá que empezar, pues, por aplaudir a aquel achispado amigo de Rivera que le contestó con guasa al hijo de Paquirri (ya se sabe que los niños y los borrachos dicen la verdad), aquello de mira a ver niño, si no sería la medalla al Trabajo en vez de la de las Artes. Luego habrá que convenir que, que haya tomado también esa decisión Paco Camino (artista indiscutible) es un espaldarazo superlativo a la de Tomás (artista discutido por estar en activo), y la de los dos es un ataque noble y ético a la decisión de una Administración bastante poco afecta a la taurinidad y por consiguiente, poco querida por ella.
La ética y la moral es cosa de bien nacidos y de bien educados, y cuando Morante dijo lo que dijo no era más que sazonar una sensibilidad distinta por este arte del toreo, que si bien se generaliza no se puede llamar lo mismo al toreo que hacía el difunto Paquirri y el que hacía el difunto Yiyo.
Que Fran Rivera Ordóñez haya dicho que no renunciaba a la tanta felicidad de los premiados, ha sido lo que ha colmado la paciencia y el respeto de los que verdaderamente sienten el toreo como arte. Se entiende que conociendo a Antonio Ordóñez, como lo conocíamos, no devuelva la suya, por ser un ausente de entre los humanos. Y ahí es dónde Rivera debería fijarse a la hora de ponderar éticamente la conveniencia o no de alojar en su pecho una medalla que le quemará toda la vida. Y caer en la cuenta que un premio discutido, como debería pasar con las orejas que se cortan, no debería ser un premio bien recibido. Que lo acepte o no es una decisión responsablemente ética que afectaría con mucho a esta teoría que ya mantienen bastantes aficionados: la de que un Rivera manche la memoria de un Ordóñez.
Es cosa sabida que ninguno de los toreros que se han pronunciado al respecto de la concesión artística, lo han hecho contra el premiado, aunque las bofetadas iban de tapadillo. En realidad han criticado a los otorgantes del tributo dejando por otra parte claro su concepto del arte del toreo.
De Ética y de Morrazos, podría haberse titulado la clase magistral que los dos toreros deudores con la torería acaban de dar a la analfabeta clase política. Si nuestro ministro de Cultura, César Antonio Molina, considera una bella arte “los éxitos en las plazas de Madrid” de hace siete u ocho años del torero premiado, ¿qué fueron entonces las siete salidas a hombros de esa plaza de Curro Romero?, “y la Goyesca del año pasado” y ¡toma ya! “por su técnica, estética reposada y profunda”, ¿qué fue entonces el toreo de Paula con un toro de Benavides? Entonces es que nuestro ministro no alberga ninguna sensibilidad taurina, lo que supondría que a nuestro ministro le han soltado esta patata en la mesa y ni corto ni perezoso lo ha propuesto ante un Consejo que bastante insensible con esto del toreo, ha aceptado. No debe hurtársele a los lectores el recuerdo de que los ministros Bernat Soria y Magdalena Álvarez, asistieron a la corrida Goyesca de Ronda del año pasado.
Que se tenga en cuenta a los toreros para esto de las bellas artes es cosa que el mundo del toro agradece. Tengo escrito que el toreo es un arte y la tauromaquia una forma de vida. Sin embargo alguien se equivoca o alguien pretende confundirnos porque no puedo creer que nuestros gobernantes hayan sido tan mastuerzos que no se hayan informado antes de insultarnos como lo han hecho, aunque haya sido sin querer… o queriendo, que ese es otro de los debates abiertos. Porque en realidad nuestros gobernantes no se parten el pecho por esta arte. Nos toleran, nos consienten pero a la hora de la verdad nos niegan como Pedro negó a Cristo.
En cualquier caso, con la concesión de la medalla a Francisco Rivera Ordóñez, lo que se pone de manifiesto es la mediocridad que la levedad del ser soporta. Porque claro, poner a la misma altura el toreo de… José María Manzanares, con el de El Capea, es un insulto a la afición, aunque haya gustos para todos los colores.
Pero lo mejor que tiene este “affaire”, no me negarán, es que esta vez no nos pueden colgar el muerto a los críticos, que por supuesto hemos opinado, porque han sido voces toreras autorizadas las que han protestado y se han revelado contra la mediocridad de los que nos asisten… y ponen la temporada más calentita de lo que ya comenzaba a estar. Figúrense, Rivera Ordóñez, artista por la gracia del ministro, anunciado en una corrida que homenajea a un artista como Picasso y al día siguiente uno que además también le hecha entrepierna para dejar claro quién es quién, no solo en el ruedo, sino en la vida… ese sí es, José Tomás, el camino para cambiar el toreo, aquel que os devuelve la dignidad y destierra la mediocridad de entre los que viven de este sublime arte de jugar con la muerte, siendo libres para ello.
3 comentarios:
Convendreis conmigo que algo de aquello de: "A rio revuelto ganacia de pescadores". Vease JT
Pero Patxi, no la devuelve el tio.
Salud
Todo muy bien, pero ¿usted fue a la goyesca del año pasado? y si fue, ¿como consigue la entrada?..
Ya para colmo, viene usted a protestar de los carteles, cuando antes felicitaba a sus creadores.
Hoy digo y mañana diego.
Le dire una cosa, ya lo que nos faltaba es ir a las manifestaciones antitaurinas, estamos entrando en la muleta que nos estan poniendo.
¡ QUE PESAO ESTÁ USTED CON LO DE RIVERA ORDÓÑEZ !
¿POR QUE NO DESDE SU TRIBUNA APOYA UN POCO MÁS A LA FIESTA ?
¿ COMO PUEDE ESTAR ALEGRANDOSE DE TODO LO MALO QUE LE SUCEDE A LA FIESTA Y A MÁLAGA ?
EN FIN, CADA UNO QUE SEA CONSECUENTE CON SUS ACTOS Y OPINIONES.
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