20 marzo 2009

POR QUÉ LO LLAMAN RESERVA CUANDO QUIEREN DECIR IMPUESTO

José Tomás en la Goyesca. No parece probable que esta imagen se repita en Ronda.
POR QUÉ LO LLAMAN RESERVA CUANDO QUIEREN DECIR IMPUESTO.
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio

Me entero de que Tomás no va a ir a Madrid este año. El dinero que pide tendrá la culpa y Madrid puede esperar y aguantar. La tita "Espe" no está en condiciones de soplar nada con lo que le está cayendo a los peperos. Era sabido que este año, Tomás, iba a subirse a la parra pidiendo dinero y como bien decía mi tío "pelos": entre el pedir, pedir, está el no dar. Y Madrid puede… no dar. Tengo dicho el daño que Tomás hace al aficionado con su usura. Este torero que no nos es indiferente para nada, en lo del parné se equivoca y devalúa el concepto de revolución que se le pudiera atribuir. Paso por su valor, por su entrega Samurai y por su concepto ortodoxo del toreo. Paso por sus desigualdades. Le reproché que siendo un mandón, no cambiara las estructuras del toreo. Sin embargo un rayo de esperanza iluminó el futuro después de importarle muy poco, devolver su medalla para que la bella arte de la tauromaquia sea considerada más que un trabajo. Como es de suponer tanto Paco Camino, de vuelta de muchas cosas, como Tomás, con argumentos pesados, no decidieron a tontas y a locas. Posicionarse en la ética, contra la vulgaridad, a estas alturas del manifiesto de lo políticamente correcto, es un cambio en este viciado mundo… y en el del toro también. Pero pedir más de trescientos mil euros por una corrida no es jugar a favor del aficionado, que ve cómo las empresas rebajan la calidad de los carteles de las ferias y juegan con los abonados para defender los dineros de Tomás.

En eso estamos a las puertas de las corridas de Semana Santa en Málaga cuando los abonados se ven despreciados por la empresa. Es cierto que Puche tiene la deferencia de guardarle los "sitios" a los que contribuyen con él al devenir de La Malagueta. No se olvide que el abonado es por definición, no por condición, parte de la empresa, pues con su dinero adelantado, capitaliza a la misma. Pero sea por la presión tomasista, o por la propia desidia empresarial, el abonado debe comprar las dos corridas "semanasanteras" si quiere conservar su asiento, y si su voluntad es ir a ver a Rivera Ordóñez, pierde su silla y tiene que guardar cola, como cualquier hijo de vecino, en las taquillas, y comprará lo que haya, si es que hay lo que quiere.
En realidad Puche no da facilidades al abonado. Por ejemplo, dejándolo elegir corrida y guardándole su asiento. Por ejemplo dejándolo pagar por ingreso bancario. Es más, parece importarle poco, pues sabe que con el tirón de Tomás, la televisión y el paquete que el Corte Inglés le vende, tiene asegurada la taquilla. Puche, que ya se sabe, no tiene ni un pelo de tonto, rumia que el negocio se hace en torno al de Galapagar, y que muchos abonados se consuelan pensando que le están cobrando por el domingo de Resurrección el doble de lo que vale la entrada y le regalan una corrida. Es verdad que el empresario no puede hacer un mini abono, pero si hubiera tenido la deferencia de a los abonados del 2008, y solo a ellos, rebajarles por las dos corridas un porcentaje, hubiese estado justificado llamarle reserva del sitio en vez de lo que en verdad se llama: impuesto revolucionario.

Algún aficionado, airadamente, ha considerado el abuso de que las dos corridas cuesten lo mismo, con lo que el señor Puche ha perdido otra oportunidad de quedar bien. Hacer cierto lo de comprar una y regalar otra.

De toda la reflexión hay una cosa que se debe entresacar. La necesidad de regular las corridas de la Semana Santa, si es verdad que todos los años venideros tendremos una picasiana… y todo esto bien entendido que el pliego de arrendamiento no obliga a dar dos corridas de toros en esas fechas.

¡Ah! y otra cosa, que parece, se mire como se mire, que a Puche el toro le pilla por cualquier lado… bueno, sabía dónde se metía.

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