19 noviembre 2008

REGLAMENTO VASCO = PRESIDENTES CON AUTORIDAD



PRESIDENTES CON AUTORIDAD
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio


Acabo de hablar en el Colegio de Médicos de Málaga sobre la Fiesta Moderna. Y es la autoridad uno de los órganos de control que tiene la función de ejecutar lo que la administración legisla sobre ella. La ley no sirve si no se ejecuta.
Entiendo que la autoridad imprime respeto y dignidad a la fiesta y vela por el aficionado y el público.
Soy defensor de los presidentes revestidos de la autoridad que emana del poder. Es decir, de los presidentes policías. La policía que tanto dio a la fiesta está siendo defenestrada de los palcos en los reglamentos autonómicos. Y no es que no crea conveniente lo de los presidentes aficionados, es que la experiencia que tenemos en Andalucía nos dice que no funcionan.
Los taurinos no quieren ser tratados como delincuentes. Pero lo cierto es que no hacen nada para remediarlo.
En el reglamento de Andalucía falta regulación de procedimiento respecto a ciertas decisiones que tuviera que tomar un presidente, porque en realidad a los presidentes se les mide no tanto por la dirección de la corrida, como por la brega con los taurinos en los corrales. Es ahí donde se ve si un presidente tiene autoridad.
Cuando ha aparecido el borrador del nuevo Reglamento Vasco, todos los taurinos se han echado las manos a la cabeza y osadamente han provocado que los medios de comunicación fuertes se hayan hecho eco de la noticia que ellos han filtrado, de que por una parte los empresarios vascos lo van a impugnar, y por otra que las principales figuras del escalafón no van a torear la temporada que viene.
La protesta de los sectores taurinos con este reglamento confirma a priori que es un reglamento bueno, y lo que yo he leído de él me da señal que efectivamente lo es. Y lo es porque fundamentalmente defiende a la afición.
Los taurinos piensan que la administración vasca lo ha sacado adelante a espaldas de ellos (ellos son los profesionales) y una organización que se llama Taura y los picadores y los Mozos de Espadas, se enfadan.
A mi entender lo que se ha legislado para las provincias vascongadas es más sensato y mejor que lo legislado para las andaluzas. ¡Claro que en el de Andalucía sí participaron en mayor porcentaje los taurinos!
De cualquier reglamento, nacional o autonómico, no veo, por una cuestión de dignidad ganadera, lo de la limpieza de astas. Y tampoco me parece bien que se le impida a los profesionales estar presentes en la toma de muestras de vísceras para análisis.
Lo del indulto es un insulto a la inteligencia de los ganaderos pues son ellos los que deben saber lo que tienen en el campo y un toro que se indulte en una plaza es que no han sido capaces de verlo en el campo.
Limitar los sobreros es ir contra el público. En una plaza tiene que haber suficientes para paliar cualquier contingencia sin necesidad de restringir su salida porque la lesión se produzca en el primer o segundo tercio.
Igualmente este reglamento no hace bien en cerrar las taquillas para devoluciones una hora antes. Las devoluciones deben ser hasta próxima la hora de comenzar el festejo para que a todo el mundo le de tiempo de retirar su dinero.
Hace bien el reglamento de que se obligue a devolver las entradas en caso de suspensión en el segundo toro, sin embargo el legislador pudiera haber sido más generoso e incluir que si se suspende en la tercera res se devolverá la mitad del importe. En justicia sería lo no consumido.
Creo recordar que la polémica sobre este reglamento comienza por la restricción de entradas a los chavales de dieciséis años y es aquí donde los taurinos se muestran como unos auténticos fariseos, pues salvo en contadas excepciones, a estas edades no se va solo a los toros, se va acompañado y esa entrada si se contempla, de manera que no se puede esgrimir contra el legislador.
Que el presidente sea nombrado por cuatro años tiene la ventaja de disfrutar del que salga bueno porque el que salga malo se podrá recusar.
Legislar o no sobre que el presidente autorice la música es de la importancia de una plaza como Bilbao en la que se tiene esa tradición, pero por el contrario doy fe de que en Sevilla que sí hay tradición y en Málaga que se ha adquirido como costumbre recientemente, la música se ha convertido en una dictadura. Toca cuando quiere el maestro y corta cuando le da la gana.
Que el presidente nombre el veterinario asesor tiene que ver con el grado de confianza que se tengan entre ellos, por lo que el equipo en el palco debería ser compacto. En realidad debería decidir también sobre el asesor taurino que en muchas ocasiones es la mosca cojonera del presidente.
Y lo de cortar dos o mas orejas para salir por las puertas grandes sirve para valorar mejor las faenas y erradicar el cachondeo del publico. Aunque también aquí el legislador pierde la oportunidad de eliminar ese oprobio al toro.
Lo que se aprecia en la lectura del Reglamento Vasco es justamente lo que no se consiguió en el andaluz. Darle al presidente la autoridad necesaria para ordenar este espectáculo y mandar en el. Lo mismo que por comparación no sería prudente que los conductores mandáramos sobre el código de la circulación. ¿O a caso no es bueno, tal y como está de depauperada la suerte de varas, que los picadores para ganar su oficio, pasen una prueba? ¿O que sea la presidencia la que apruebe los caballos útiles o rechace los materiales que no se ajusten a ley? Los caballos de picar se sortearán y ningún picador podrá rechazar los aprobados.
Por supuesto que el presidente puede y debe hacer las advertencias necesarias a los intervinientes en la lidia. Y autorizar esos comunicados por megafonía. ¿Y no es de ley que se encargue la autoridad de los precintos de los cajones del transporte del ganado, puyas y banderillas?
Y ¿pasa algo si a los apoderados los mandan al tendido y a todos los fisgones los sacan del callejón? Los taurinos comparan a los entrenadores de fútbol con los apoderados. Un apoderado es cualquier cosa menos un entrenador del torero.
Se legisla la lidia de las reses con 500 kilos. Si se hace es que antes se colaba mucha trampa en la báscula.
Y se ve coherente que la responsabilidad del afeitado sea compartida entre los ganaderos y las empresas. Si se ha legislado así es que se entiende que se afeita más de lo que se dice. Pero el torero también debería cargar con responsabilidad pues es el objeto del afeitado.
Es una reivindicación caída en saco roto la de que una res rechazada no se lidie en otra plaza, pues si no vale para una tampoco debe valer para la otra el producto a consumir. Los vascos lo han resuelto para que no sea lidiado en todo Euskadi el toro sospechoso del que el ganadero no solicite lidia bajo su responsabilidad.
En favor del consumidor de carne y del espectáculo hacer análisis post mortem aleatorios. En favor del toro reducir la puya y el peto. Y por castigo excesivo cambiar el tercio de varas. Y valorar la concesión de las orejas teniendo en cuenta la petición, la suerte de varas, y la estocada. Que fuera de la faena de muleta es dónde se comenten más tropelías con el toro.
Pero sobre todo hay un articulado que me llama la atención y valoro muy positivamente, y es que el presidente podrá impedir la participación en el espectáculo de los lidiadores que no estén aptos para la lidia. Pongamos por caso la cabezonería que no por ello menos torería, de Perera tras sus cogidas en Madrid. De ocurrir el año que viene en Bilbao, Perera sería retirado del ruedo por la autoridad.
No sé si la administración vasca va a tener la valentía de aguantar la tormenta de los que pretenden autorregularse. Los Choperas siempre lo han querido. Y los toreros dicen que en su fiesta mandan ellos. Si la administración lo consigue, no me cabe duda que este Reglamento Vasco será un reglamento con autoridad que le otorga al que preside, sea o no policía la alta facultad de mandar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

De acuerdo con Agustin en todo lo referente a los presidentes.
Yo creo que limando algunas puntas de este reglamento, puede ser y servir para el resto de las Comunidades.
Los toreros (banderilleros y picadores incluidos) a entrenar, intentando ser cada dia mas profesionales y los apoderados a trabajarse los despacho.
Ya veremos si los politicos, no se bajan los pantalones, si lo hacen será su perdición y su verguenza.
Salud
El Coronel

BLOG DE ACTUALIDAD TAURINA dijo...

Estoy de acuerdo en lo de los presidentes. En que deberían ser policías, puesto que los empresarios siempre le tienen mucho más respeto que a uno que haya llegado como aficionado.
Respecto al Reglamento vasco, no lo había leído, pero con tu explicación me lo has aclarado. Desde luego, aporta cosas muy interesantes. Veremos si se mantienen en sus trece.