FERIA DE FUENGIROLA 2006. TERCERA DE ABONO
A JESULIN LE TIRAN NIÑOS
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Jesulín está en franca retirada, la anuncia para la temporada del 2007, pero ya ha empezado a retirarse en Fuengirola. Quizás vuelva a esta plaza en octubre del año que viene, pero quizás quienes no vuelvan,- ¡Dios sabe lo que nos tiene guardado!- sean las madres que le tiraron los niños al ruedo. Verán la cosa dicha así pudiera parecer un acto de violencia contra la infancia, pero no, ¡exageraciones de los titulares!
Ocurría que el de Ubrique andaba dando la vuelta al ruedo después de cortar las dos orejas del cuarto toro y como es costumbre la gente desde el tendido le arrojaba flores, sombreros y presentes cuando de repente una madre hizo como que le arrojaba un niño y alguien de los vecinos de localidad dijo:
.- ¡Le tiran un niño!
Y los vecinos irrumpimos en carcajadas. La madre lo que hizo fue descender al niño suavemente por la barrera hacia los brazos del matador quien le soltó dos besotes de padrazo "impresionantes". Si los verdes de Hammerstein se enteran del titular hubieran puesto el grito en el cielo en el Parlamento Europeo donde en esos momentos perdían la votación sobre el asunto de la lucha de toros. A Dios gracias, y a los parlamentarios socialistas y populares que ya lo habían pactado, se suprimió la palabra toros del párrafo en el que se pedía poner fin a la lucha de perros, toros y gallos.
El cuarto toro que dio lugar al exagerado triunfo de Jesulín, estaba afeitado hasta la cepa, sobretodo de su pitón izquierdo. Y nadie dijo nada. Con esa impunidad se mueven los taurinos. Con esa irresponsabilidad las presidencias y los delegados gubernativos. Que a estas alturas de temporada no se haya analizado ni un pitón para alejar de los "mal pensados" cualquier sombra de duda parece cuanto menos sospechoso que la propia administración que puso en marcha su reglamento en Andalucía consienta tanta vileza hacia el toro bravo. Sin embargo lo más exasperante es que los taurinitos nos digan a los periodistas que denunciamos tales infracciones, que no las escribamos ni las digamos. Se lo explico mejor y claro.
Una vez un servidor fue reprendido por un empresario al enterarse de que yo había dicho por la radio que cierto toro toreado por Ponce tenía un pitón chorreando sangre y añadió que él en sus plazas nunca lidiaría un toro integro. Y cuando yo dije que este mal y otros que le hacen los taurinitos a la fiesta se volverá contra ellos y añadía que si se enteran los verdes de lo que les hacen a los toros tendrían razones para censurar la fiesta, se me respondió, que si sigue habiendo gente como yo que lo va diciendo ocurrirá.
Mayor cinismo nunca ha existido en este bello arte. Por eso es hora de reaccionar contra los propios usurpadores de la verdad del toreo y del toro bravo. Al acecho están muchos David Hammerstein y no siempre tendremos en el parlamento a diputados dispuestos a defendernos. Aclaro, a defender lo indefendible porque se puede defender la verdad y la autenticidad de la fiesta, pero no se puede defender la mentira y la vergüenza en que la convierten los propios profesionales que la manejan. Matar al mensajero es muy común en mentes enfermas, acorraladas e impotentes que no saben defender con la palabra lo que para ellos es su vida. El toreo sigue siendo grandeza pero quienes lo manejan son unos personajes irreverentes.
Nada de importante tuvieron las dos faenas de Jesulín que ante un cuarto colaborador tiró de oficio y que ante un primero descastado, del que dijo al presidente que estaba reparado de la vista, anduvo desconfiado. Luego se vio que no, que veía por los dos ojos. Oreja y dos orejas.
Sustituía Finito al Cordobés lesionado en Villacarrillo y que ha cortado la temporada, llevándose solo una ovación en el quinto, toro que se paró en el capote a la segunda verónica que le obligó y que luego embistió a arreones y calamocheando. Media yéndose de la suerte. En el segundo anduvo con precauciones ante un toro repetidor que no se entregó. Tres pinchazos, aviso, media, descabello que marra y se echó el toro.
David Galán cortó cuatro orejas llevándose el peor lote, aún así saco partido de los toros, con voluntad y con el recurso de los molinetes y manoletinas, feas, pero coreadas.
Aquí paz y allí gloria.
16 octubre 2006
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