EL CAMINO DE LA EDUCACION
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Los pasados días 21 y 22 de octubre, organizado por el colegio de veterinarios de Málaga se llevó a cabo el primer curso que titulado: El Veterinario y el Toro Bravo, reunió en su sede malagueña a los profesionales del ramo que oyeron ponencias de Julio Tovar (catedrático de Zootecnia), José Luis Algora (veterinario de la ganadería Partido de Resina), Antonio Ruiz (veterinario de las plazas del Puerto y de Sanlucar), Antonio Villalba (Jefe de Sanidad Animal de la Delegación de Agricultura en Málaga) y el propio presidente del colegio Enrique Moya, entre otros.
Temas como: Los prototipos raciales del toro bravo (encastes). Señalamientos en el campo. El reglamento andaluz. Lesiones del toro durante la lidia. Cría, manejo y selección genética; trataron de poner al día a los profesionales de la veterinaria cuando no acercarlos a este maravilloso mundo del toro bravo.
Curiosamente, (no es normal esto que les cuento), fui invitado por Antonio Villalba a la sede del colegio para moderar una de las ponencias que trató sobre la lidia del toro bravo desde la óptica de dos matadores de toros como son Pepe Luis Martín y Fernando Cámara. Digo que no es normal porque todos mis lectores y oyentes saben las criticas, más o menos ácidas que he vertido en mis comentarios sobre ciertas actuaciones de Enrique Moya, que les recuerdo una vez más es presidente del Colegio de Veterinarios de Málaga y Presidente de la Plaza de toros de La Malagueta. En mi opinión una incompatibilidad ética. A sabiendas pues de esto fui invitado a moderar esa charla y como es natural el presidente vino a saludarme y por supuesto me aclaró algunas de las críticas hechas. Eso es educación.
Enrique Moya se mostró como un caballero. Entiendo que no podía ser menos. Sabe pues que mantengo disparidad de criterios fundamentalmente éticos y otros posiblemente nada irreconciliables, ligados con los que si lo son debido a mi defensa férrea de la pureza en la fiesta. Pero ya se sabe que eso debe ser así entre dos personas que aman la tauromaquia aunque los caminos elegidos sean distintos y a veces opuestos. Es pues el principio de la libertad y una base fundamental en la democracia. Y sin embargo Enrique Moya ha hecho lo que ninguno de los otros criticados por mí (¡vaya una profesión que he elegido!), se ha atrevido a hacer, por ejemplo, el Marqués de Fuengirola. Invitarme a su casa.
Seguramente volveré a hablar con el de estos temas y de otros, pero de momento me adelantó asegurándome delante de testigos que él no era socialista. Que él no ha desdicho nunca a sus colegas veterinarios, refiriéndonos a mi critica ética de la ambivalencia de sus presidencias, y que él ha aceptado las actas de los reconocimientos tal y como se las han firmado los colegas. Que por supuesto sabe discernir (lo dice él aunque yo mantengo mi escepticismo) sus funciones presidenciales como veterinario y como dirigente del palco de La Malagueta, claramente. Me asegura que hay informaciones que yo he vertido aquí, que son incorrectas y que espera tener la oportunidad de desdecirlas. ¡Faltaría más Enrique!, todos mis seguidores saben que se puede utilizar este mismo medio para contestar. En los comentarios, que sabemos luego todo el mundo los puede leer.
En la conversación ha llegado a decirme que de los tres presidentes que actúan en La Malagueta, Santiago Dueñas es el mejor y me asegura que para la próxima temporada se cuenta con el, que nadie quiere echarlo del palco.
La ponencia que me tocó moderar junto a Pepe Luis Martín y Fernando Cámara en realidad fue un repaso de la psicología del torero ante las situaciones de estrés que se viven el mismo día de la corrida. Antes, durante y después. Por supuesto durante la lidia los matadores nos desvelaron sus distintas técnicas para resolver las situaciones límites que se presentan con un toro de lidia. Los temas de las preguntas posteriores fueron encaminados sobre el peso de los caballos y de los petos. Que en la suerte de varas es el torero el que manda. Que sería conveniente encontrar el equilibrio entre la bravura de toro y la estética para que el público saliera contento del espectáculo. Que hay un problema en las plazas de entendidos. Aficionados. Y que los picadores deberían aprender su profesión. En palabras de Fernando Cámara la suerte de varas es el grave problema que tiene la fiesta actualmente.
23 octubre 2006
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