11 septiembre 2006

OREJAS BARATAS

FERIA DE PEDRO ROMERO DE RONDA 2006. REJONES
OREJAS BARATAS
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio

El primer éxito de la feria ha sido la cantidad de publico que asistió a la plaza. La Goyesca y los rejones con no hay billetes. La novillada sin caballos con una grandísima entrada. Debe ser, pues, la buena gestión, y Ronda. La ciudad romántica del sur de Europa. El romanticismo de Andalucía.
Los toros de Benítez Cubero desiguales de presentación y de juego y excesivamente desmochados. La corrida anunciada en homenaje a Alvaro Domecq Díez no tuvo una faena de relumbrón. El clasicismo de Fermín Bohórquez se emborronó en su segunda actuación. Los caballazos y la bastedad del jiennense no tienen arreglo salvo que Javier Buendía le enseñe bien. Y el arrebato del hispano portugués Ventura tampoco tuvo efectos impresionables en la concurrencia. Esto al margen de las orejas cortadas que como ya saben tanto para Curro, como para mí son despojos que tienen pulgas.
FERMIN BOHORQUEZ, cortó la oreja del primero tras colocar al bien presentado Cubero dos rejones de castigo excesivos de los que se paró el toro que era bueno. Luego todo el interés lo tuvo el hacerle las cosas por los adentros ya que el animal le ayudaba más en esos terrenos.
En el cuarto cortó otra oreja tras descordar al terciado burel. Puso un rejón de castigo con la yegua isabela. Con corrección puso tres banderillas con Libanés habiendo fallado una con estrépito. Poner las banderillas a dos manos le costó un mundo y con las cortas no estuvo acertado.
ALVARO MONTES, recibió las dos orejas del segundo al que le colocó dos rejones de castigo. Dos banderillas citando a la corveta (el caballo pega un salto sobre las cuatro patas, como en el oeste), dos al violín o lo que se haya convertido ya esa suerte. Cortas y rosas por doquier.
También se llevó las dos orejas del quinto después de dos rejones de castigo, dos quiebros, dos violines fallando uno y tres cortas al violín o lo que sea. Pinchazo y rejón.
DIEGO VENTURA, no cortó nada porque el puntillero le levantó el toro infinidad de veces haciendo enfriar a la gente, tras una labor a un novillo engordado que consistió en un rejón de castigo, dos palos buenos, otros dos al quiebro, el segundo no muy estético, cortas y tres pinchazos y uno entero.
En el sexto tardó en clavar uno de castigo a un toro bien presentado, en el que se cayeron dos, uno enhebrado. Con el caballo albino en bayo dos palos buenos al estribo, sobrio con ortodoxia de los que el toro sale rajándose. Voluntad, rosas, rejón de muerte por las tablas. Dos orejas baratas, como todas.
La corrida del homenaje a don Alvaro no pasará a la historia del toreo de Ronda.
Aquí paz y allí gloria.

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