FERIA DE PEDRO ROMERO 2006. LA GOYESCA
EL TOREO ELEGANTE
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
No fueron los toros de Zalduendo ni el cartel compuesto por los hijos de Paquirri, o los nietos de Ordóñez, Francisco y Cayetano que tomaba la alternativa. Fue la corrida goyesca la que puso el cartel de no hay billetes porque lleva ya 52 años celebrándose, aunque 50 seguidos, la que amotinó gentío en las calles, congregó televisiones del todo el mundo y mucha gente guapa en los tendidos. Bueno, la goyesca y los niños guapos de la Carmina Ordóñez q.e.p.d.
En esto a la Asociación de la Prensa de Málaga a cuya cabeza está el señor Maldonado no se le ocurre otra cosa que denunciar que hay fotógrafos que no van a ser atendidos por la empresa, que regenta Francisco Rivera, para echar fotografías. A lo que yo sé, como miembro de esa asociación de la prensa de Málaga que soy, es que la empresa acreditó a los medios taurinos de la provincia, de la región y de la nación, que iban a tratar el tema taurino y a los que no, se les puso una agencia a su disposición para elegir la foto que quisieran. Además en el parque que dista a tan sólo cien metros de la plaza de toros se instaló una pantalla gigante para que todos los ciudadanos, en estimación de cinco mil personas, pudieran ver la corrida con imágenes servidas por la televisión local de Ronda. Si hay otro empresario que haya hecho las cosas mejor en eventos tan importantes como este, que lo diga.
Cuando aparecieron los hermanos por la puerta del patio de cuadrillas el gentío les pegó una ovación. Lila y azabache el vestido de Francisco. Azul cielo el de Cayetano. Feos los dos, como feos son en general los vestidos goyescos. Después la gente fría. Las ovaciones solo por méritos según la concurrencia y una que se esperaba al romper el paseíllo se la hurtaron.
El toro de la alternativa se llamó Juicioso lo marcaron al nacer en la ganadería de Zalduendo con el número 46. Fue bien presentado pero un tanto atacado de kilos. Invalido porque tenía una diarrea que no se tenia en pie, tomó una vara por los pechos del caballo y le colocaron dos pares de banderillas.
Dios me ha dado vida para presenciar muchas alternativas y en esta plaza histórica también. Dios ha querido que viera esta y no he visto otra más sentida. No sabremos qué le dijo Francisco a Cayetano, no, pero sí del abrazo de hermanos más sentido que jamás se haya dado en una alternativa. Allí iba una profunda carga de sentimiento, de historia y de responsabilidad. Allí iba el sentimiento de una familia torera. Pero si emotivo fue ese abrazo el del brindis de Cayetano a Francisco tuvo también su carga, porque el reciente matador de estirpe torera tiene un futuro por delante tan brillante que ojalá mis ojos lleguen a verlo retirarse.
Luego el toro se rajaba y en el tercio del seis le cuajó una tanda buena de naturales y dos más, despacio. A este toro histórico lo mató de una trasera y caída que le dio para dos orejas.
EL 119, el cuarto, tomó una vara con genio, galopó en banderillas y nada más que abrir la faena ya fue una explosión de elegancia, con pases ajustados. Al comenzar el trasteo por el izquierdo estuvo a punto de ser cogido, entonces se encorajinó sacando la casta que lleva su sangre y nos deleitó con una serie de muletazos llenos de quietud y emoción. A partir de ahí se sucedieron los momentos de elegancia y plasticidad por ambos pitones, más en el toreo superficial que en el fundamental pero que nos pusieron a todos en el camino de la dimensión de este Rivera Ordóñez llamado Cayetano. Por degollar al toro la gente fría solo le pidió una oreja.
Curiosamente en el que cerraba plaza fue donde dio Cayetano la dimensión de un torero recién alternativado. Es decir donde se le vieron las lagunas. No es que lo anterior pese a la emoción fuera un conjunto armónico y bien orquestado, no, fueron momentos de elegancia, y al burraco le enjaretó suaves lances de capote a un toro que cumplió en los dos primeros tercios y que brindó a su abuelo Antonio que está enterrado enfrente de la puerta de Toriles a dónde se fue a ponerse de rodillas. Las buenas condiciones del animal se le escaparon al entendimiento del toricantano al que no pudo tomarle bien las distancias. Aún así nadie le va a quitar la presunción de llegar a ser un torero importante y además elegante.
Francisco Rivera Ordóñez banderilleó a dos toros con soltura, en unos pares ajustándose más y en otros menos, pero siendo más completo el tercio al tercero, toro en el que se volvía al orden de antigüedad. El segundo toro de la tarde, uno alto y largo, que fue violento por el derecho pero bueno por el izquierdo, le pesó no estando a su altura. Con el tercero de la tarde estuvo pesado el chaval haciéndole todo lo que le hizo con vulgaridad. Aún así el público muy agradecido le entregó las dos orejas. Y para el sopor un viejo camión de bomberos refrescó la arena tocando la sirena y la campana como si se tratara de un cochecito de feria. Con el quinto estuvo bien a la verónica en el recibo capotero, con cuatro, una media y la larga. Y la faena como todas, vulgar, de donde se entresacan tres magistrales pases de pecho, mató mal y no se llevó orejas. De todas formas con todas las cortadas, (creo que siete u ocho, no es algo que me importe en una corrida de toros) ninguna de importancia, ya tuvieron los dos hermanos par un guisado.
Aquí paz y allí gloria.
11 septiembre 2006
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