TRES TOREROS EN EL REDONDEL
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Santiago Arauz de Robles escribió en su libro Muerte de "Joselito": del otro lado del Espejo, algo que según parece siempre ha ocurrido entre los toreros pues es en la actualidad de absoluta vigencia: - asistimos a dos tipos de comportamientos en el ruedo: el de los toreros que menosprecian al toro, y el de quienes le agradecen. Los primeros le dan patadas en el morro, o mandobles con el estoque, se vuelven de espaldas mientras está desplomándose, y, a la hora de hablar para los periodistas, le encuentran invariablemente defectos. Los otros son los verdaderos toreros: aquellos que ven en el toro el obstáculo cuya superación conduce a la perfección... no injurian a las reses: las contemplan para extraerles sus posibilidades. No plantean enemistad con ellas, sino colaboración –
De momento tres son los toreros que salen de San Isidro con su cartel revalorizado y su dignidad torera en alza: el colombiano Cesar Rincón, el sevillano El Cid y el francés Castella. Tres toreros que respetan a los toros sea cual sea su condición, buenos o malos, tardos o prontos, bravos o mansos, tres toreros que se sirven de las condiciones de los bureles para dignificar la profesión de matador de toros, tan en decadencia en los actuales tiempos. Carlos Crespo nuestro compañero que hace las entrevistas en el callejón para las emisiones de Digital Plus, sabe mucho de eso. De esos toreros que para justificar su petardo le arrojan las culpas al toro.
La decadencia toreril por otra parte estaba anunciada, ya lo he escrito y dicho en varias ocasiones, pero no me cansaré de repetirlo. Los maestros que ahora enseñan a los niños, por lo general no llegaron a ser nada en esto del toro, salvo honrosas excepciones y por consiguiente aprenden los defectos y no las virtudes del toreo.
Quizás a estas alturas de la historia de la tauromaquia haya que analizar y reflexionar sobre el papel de las escuelas taurinas, que tanto he defendido pero que tan poco se han cuidado de defender a quienes compete su arropamiento. Una escuela de voluntades no es después de más de veinticinco años de historia, una escuela de resultados y de triunfadores. Se dice que en ellas se enseña la técnica y que los chavales ponen la personalidad, pero lo que no se enseña en ellas es a tener hambre, no el hambre física de otrora, sino el hambre del orgullo, las formas y la chulería de querer ser torero. Contaba Antonio Bellon que una mañana madrileña en la que se iba a lidiar una corrida de Pablo Romero un mocete de pelo reseco y empinado, vestido con aseada pobreza, se pasó la mañana buscando quien le prestase una corbata, aquella que lució cuando se tiró de espontaneo ante un feroz y potente astado, buscó tanto la corbata porque decía que le daba vergüenza saltar al ruedo sin ella.
Me ilusiona mucho que los tres toreros sean de distintas naciones y me preocupa mucho que la cuna del toreo, que se supone es España, en cuanto a torería esté cada vez peor. Los chavales de la generación de los Petit Suize y de las vídeo consolas creen que estar delante de la cara de un toro es igual que ponerse a los mandos del juego interactivo de tauromaquia que patrocina El Juli, en el que si algo sale mal, apagan y vuelven a empezar con otro toro u otro planteamiento de faena.
Cesar Rincón ha dictado en la feria cuatro faenas de autentico maestro en tauromaquia. ¡A este si que hay que llamarlo maestro! Pero qué pretensión tan funesta es llamárselo a Rivera Ordoñez, por ejemplo y eso que este ya es veterano, o a Uceda Leal. El Cid ha dictado una lección de toreo al natural (cuando escribo aún le quedan los victorinos) y de toreo bueno, aunque debería ir a un sicólogo para que le ayude a desprenderse del trauma a entrar a matar. Y Castella ha dado una lección de pundonor, valentía y ganas de ser y abrirse un camino en esta difícil carrera. Hoy por hoy Castella es el mejor torero que Francia ha dado y Simón Casas estará envidioso por no tenerlo. ¡Ah! El de la corbata era El Renco, es decir Manuel Bénitez Pérez "El Cordobés".
01 junio 2005
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