CAMBIOS PARA UNA FIESTA YACENTE
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Desde que nació la Ley Taurina allá por el año 1991 no ha dejado de tener, como cualquier ley supongo, defensores y detractores pero esta, quizás por su singularidad, los ha tenido a espuertas, sobre todo los de un bando, el de los detractores provenientes en su mayor parte de dentro del espectáculo: toreros, ganaderos y empresarios cuando no apoderados de pacotilla. Tras la ley los reglamentos: el de cobertura nacional y el vasco y después las modificaciones. Las de la Junta de Andalucía han sido casi anuales y ahora nos propone unas que afectan a la estructura del espectáculo.
Esto de la Ley Taurina se va pareciendo a la de Educación, que cada gobierno que entra quiere modificarla queriendo con ello mejorarla supuestamente cuando en realidad con tanto cambio ni se mejora al educando ni al espectáculo taurino, al revés se les sume más profundamente en la ignorancia y en la postración.
Los ministros de educación que seguramente tienen a sus hijos estudiando en Londres quieren pasar a la posteridad dando en las leyes más protagonismo a los padres que a los profesores y alumnos. Cada consejero de gobernación, siempre socialista, que ha pasado por el gobierno andaluz ha deseado legar a la posteridad su impronta en el reglamento taurino dando más protagonismo al torero que al toro, seguramente debido a que los toreros modernos no necesitan semejante animal para torear y que el publico asistente no tiene ni idea de lo que va a ver.
Que esta es una fiesta yacente no lo he dicho yo, lo han dicho representantes de la Unión de Abonados Taurinos de España entre otros aficionados y algunos ganaderos de la Unión que han analizado profundamente la feria de San Isidro.
En contra de algunos taurinitos a los que les gusta divertirse en provincias debo decir que Madrid debe seguir siendo el espejo de la fiesta, no de la que divierte, sino de la que emociona y la emoción, en contra de lo que dice la nueva normativa andaluza la pone el toro.
Han dicho los analistas que son esperanzadoras ganaderías las del Pilar, Alcurrucen, Ventorrillo, Fuente Ymbro y Yerbabuena. Cuadri, Miura y Partido de Resina muy mal. Muy mal que de 36 matadores solo tres hayan triunfado siendo decepcionantes las actuaciones de los jóvenes y más aún la de los confirmantes.
Para una fiesta yacente los andaluces, eso si, consensuados los cambios incluso con un periodo de alegaciones, han pensado que debe normalizarse el que un aficionado pueda ser presidente de corridas, pero La Junta de Andalucía los nombrará en las plazas de primera y segunda categoría para de esta forma poder poner de presidentes a los amigachos de turno y poder manipular el espectáculo en connivencia con el matador que sea más del gusto del político mandatario. Los alcaldes podrán nombrar en las plazas de tercera categoría y en las portátiles siempre que no sea el ayuntamiento el que organice el festejo. Conozco ayuntamientos que tienen cedidas las plazas para un espectáculo o para larga temporada y les interesa tanto como al empresario que aquello salga bien para lo que ponen en las presidencias a sus amigos aficionados o profesionales de medio pelo que obedecen sus ordenes.
Como estos ilustres políticos andaluces tienen orejas solo para los señoritos del toreo, taurinitos de tres al cuarto, creen que en la fiesta brava quien debe mandar es el que saque humo de más aplaudir y para sacarla de su estado yacente reglamentan que los informes veterinarios no deben ser vinculantes con lo que se aumentan los poderes presidenciales a estos nuevos presidentes, para hacer y deshacer en el festejo lo que les venga en gana y de paso quitarse de en medio a los profesionales de la veterinaria que según dicen los empresarios y apoderados de esto del toro bravo no saben nada. De perros sí y de perritoros también, pero son molestos. Y como el que paga manda se va a procurar que las faenas duren más de media hora para que aburran incluso a las golondrinas de los tejadillos dejando caer los avisos, el primero a los 3 minutos del primer pinchazo, el segundo a los cinco minutos y el tercero a los siete minutos.
Otro asunto chirriante del nuevo reglamento andaluz que entrará en vigor en la próxima temporada, van a ser los indultos que serán permitidos en corridas y novilladas de las plazas de tercera categoría. Se ve, no podría entenderse de otra forma so pena de que a estos políticos reformadores los llamasen tontos, que los ganaderos han ido en masa a pedir esta cláusula a la Junta. Esta apertura al indulto total va a dar lugar a situaciones ridículas en las que, por ejemplo, podremos presenciar como recientemente ocurrió en la plaza de Marbella, que Paco Peña, subalterno de Javier Conde, caliente a la gente que en su mayoría había entrado gratis invitada por el ayuntamiento, para pedir el indulto de un toro nobleton, justo de fuerzas y con recorrido a menos. Por fortuna en esta ocasión no fue el indulto, otras temporadas sí en total de tres, y el matador lleno de rabia creyéndose haber realizado una gran obra de arte desafió a la autoridad y no mató el toro. Los tres avisos y toro al corral. Pero cuando esta nueva normativa esté en marcha se indultará al toro y el ganadero quedará contento porque un animal con esas hechuras, desmochado y sin presencia, va a padrear en la ganadería y aunque al ganadero no le sirva la publicidad obtenida será de aúpa. Otro ejemplo: si en esa misma plaza que se lidian del orden de 140 erales al año, se le ocurre embestir a uno o a cien y los indultan por bravos, flaco favor le hacemos a la fiesta por cuanto la bravura se mide en el caballo y ocurrirá que ya tenemos a otro ganadero contento porque ese novillo con dos años, bravísimo sólo en la muleta, padreará en su ganadería formando una cabaña brava solo para embestir en el trapo. Si todo esto se consolida bajo el paraguas de la modernización del espectáculo asistiremos aún más a la depauperación de la bravura pero eso no será importante porque lo que los gobiernos quieren es que la gente se divierta, con toro o sin toro. Y puestos a embestir nos ponemos a indultar a los toros y novillos y de aquí a nada como en Portugal y como ya casi mandamos en Europa por haber votado la constitución, pues zas, decimos que en España los toreros ya no matan toros, que nos hemos civilizado y que eso de la crueldad es historia, que ahora los matadores sólo hacen ballet clásico delante de novillotes despuntados al ritmo del Lago de los Cisnes o por mejor de la Soleá de Enrique Morente.
Y ya que hemos llegado aquí ¿ para qué hacer de La Malagueta una plaza de primera?.
22 junio 2005
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