SEXTO TORO DE VICTORINO MARTÍN, NÚMERO 6 DE 524 KILOS. BRAVO DE INDULTO.
Victorino Martín ha echado hoy en Las Ventas su mejor corrida de lo que va de siglo. Los toros muy bien presentados, con mando en plaza. El primero bravo en el caballo y cumplidor en banderillas llegó a la muleta fiero y pronto, embistiendo con la cara alta por el derecho y luego cuando tomaba la muleta primero tobilleaba y luego remataba arriba, rajándose. El segundo cumplidor en los dos primeros tercios embistió bien por el pitón derecho a la muleta con un recorrido interesante resultando un toro encastado con muchas teclas que tocar. El tercero manseó en varas y banderillas y a la muleta de Ureña llegó manejable dejándose bien por ambos pitones, mejor por el derecho. Fue ovacionado al arrastre. El cuarto toro cumplió en varas pero en banderillas esperó una enormidad pero rompió a bueno en la muleta siendo noble, con clase, humillando. Un toro interesantísimo ovacionado al arrastre. El quinto cumplidor en varas e incierto en banderillas no humilló y cuando se dejaba lo hacía con la cara alta. Por el pitón izquierdo cazaba moscas, rebañaba. El sexto un toro bravo en todos los tercios que mereció el indulto. Encastado, con viaje y muchos pies, repetidor, humillando, bueno, que recibió una grandísima ovación al arrastre. Casi toros aplaudidos u ovacionados de salida.
La corrida era la última del ciclo isidril y era la tradicional de la prensa en la que el tontódromo estuvo a tope de gente y de tonterías y a la que el Borbón asistió no se sabe bien por qué, porque el hijo de Juan Carlos, rey emérito con más merito para la democracia española que Felipe, no defiende esta cultura al igual que el ministro catalán de cultura que tampoco la defiende, y se sentaron juntos. Total un par de incongruencias en Las Ventas.
La corrida fue un mano a mano entre Paco Ureña y Emilio de Justo y ambos se fueron a pie por la misma puerta que entraron con tan emocionante corridón de toros. Por cierto el presidente muy bien aguantando las peticiones del los del tontódromo.
Paco Ureña cortó la única oreja de la tarde al tercer toro del encierro. El torero estuvo bien con este toro, decidido y entregado y entendiendo las embestidas. Templó y cuajó las embestidas. Fue avisado.
Ureña fue cogido por el primero del encierro con el que estuvo voluntarioso y decidido, un poco torpe, y volvió a ser cogido entrando a matar a ley.
Con el quito que se aplaudió de presentación estuvo decidido y colocado, entregado y valiente que también lo cogió. Se puso pezorro y el público se molestó. Le dieron dos avisos y mató de un pinchazo hondo permitiendo una agonía innecesaria al animal.
Emilio de Justo tomó sus precauciones con el segundo, luego la faena fue a más pues se confió en las series por el pitón derecho. En el toreo al natural anduvo poco decidido. Avisado.
En el cuarto estuvo hecho un pega pases y cuando se vino a dar cuenta de lo bueno que era el toro ya no le cogió la distancia, quedándose fuera de cacho. Le pitaron la colocación. Fue avisado y el toro ovacionado, él silenciado. ¡Anda!
En verdad cuando hay un toro malo este tapa el toreo malo y hasta hace bueno el toreo del torero. Pero cuando sale un toro bravo, el torero se pierde en la universalidad del toreo y suele fracasar.
En el sexto también pegó pases y quiso torearlo pero las cosas no le salieron. Al toro bravo le dieron una gran ovación y el torero se quedó entre barreras. ¡Anda!
¡Aquí paz y allí gloria!
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