13 septiembre 2022

PROTAGONISTAS DEL TOREO: Manuel Ruíz "Manili"


                                                            FOTO DE ABC.

 A causa del artículo que publiqué días pasados en la sección de La Literatura del Toreo con la firma de Joaquín Vidal en el que hacía referencia a grandes figuras del torero en un defensa cultural e histórica de lo que significa la fiestas de los toros, citó a Manili y recordé la corrida histórica que toreó en Madrid triunfando a lo grande con los toros de Miura. La busque entre mis archivos y volví a verla para rememorar una autentica gesta del toreo de finales del siglo XX.

Aquí podrán ver a Manili en el sexto toro, y la crónica que Vidal dejó escrita en el País de aquel mayo de 1988.

Las imágenes son tomadas de TVE, la música pertenece al tema Degüello de la película El Álamo.

 


FERIA DE SAN ISIDRO

Todos los honores para el gran Manili




Miura / Cortés, Ruiz Miguel, Manili.

Toros de Eduarda Miura muy desiguales de presencia, aunque con mucho respeto, mansos, broncos, correosos, excepto el 1º, bravo. Manolo Cortés: bajonazo escarado (bronca); estocada contraria, rueda de peones y descabello (pitos). Ruiz Miguel: pinchazo a toro arrancado, media baja y descabello (vuelta con algunas protestas y, tres pinchazos, estocada corta, rueda de peones y descabello (palmas). Manili dos pinchazos y estocada contraria (oreja) estocada, rueda de peones y dos descabellos (oreja). Salió a hombros por la puerta grande.Plaza de Las Ventas, 17 de mayo. Quinta corrida de feria.

Hubo dos fuerzas del mal, Miuras, que quisieron someter a martirio a Manili, seguramente abrirlo en canal, y Manili se descubrió el pecho, las retó, "¡No me causan pavor vuestros semblantes esquivos!," y sin dejarse arredrar por los guadañazos de sus astas, obligó, sometió, apabulló; una vez y otra, por la astas derechas, por las izquierdas, arrogante entrambas. Al final, cuando el último Miura ya se volvía loco de perseguir y no hallar mártir, y los fieles del templo-catedral se sentían abatir por la angustia, de los retos hizo alarde Manili y obligaba al Miura a pasar, a girar, a volver, por donde quiso, cuantas veces quiso, hasta rendirlo. Y lo que se temió holocausto hubo de ser triunfo, y ya el beaterío se afana en renovar ramos, planchar holandas, poner palomillas en aceite para que esté hermoso el hueco que le reservan a san Manili en el altar de tauro.

Ruiz Miguel, león de la Isla, pasó similares trances y también alcanzó la victoria. Su primer Miura parecía imposible, pero no lo era para el corazón y la sabiduría de Ruiz Miguel, que se jugó la vida, hasta obrar el prodigio de que ese Miura perverso acudiera donde, como, cuando imponía sumando. Con el otro Miura aún arriesgó mucho más, porque se frenaba en la suerte, iba al bulto, no paró de derrotar su cornalona cabezota. Tanto exponer y sufrir, Ruiz Miguel, león de la Isla, se ganó el cielo, y naturalmente nadie le va a mover la peana del altar que tiene ocupado por derecho propio.

No a todos dio la fortuna el mismo trato. A Manolo Cortés le allegó miuras buenos, el primero muy bravo, espectacular en el tercio de varas, codicioso en el de muerte, mientras el otro compensaba con nobleza su mansedumbre. Y como los toreó con desdestemplanza, el pico, el paso atrás, que son pecados mortales cuyo perdón no pueden dar curas sino el mismísimo papa, convirtió en desventura la ventura y la afición lo mandó al limbo.

Los acólitos de a pie -los de a caballo, ni mentarlos- también tuvieron sus méritos y deméritos. Méritos, Pepín Fernández y Manuel Gil en las suertes de banderillas, Joselito Calderón en los quites. Deméritos, los de Ruiz Miguel, que tiraban los garapullos al estilo comanche, y de ellos, el que llaman El Formidable, tiene penitencia por encararse con el pueblo santo.

Lo de Miura cayó a los infiernos por manso, por descastado, por peligroso, a salvo el bravo y el noble. Cuán distinto este acíbar de ayer, para modestos y mártires, a la bombonería que envió en la Maestranza -otro templo votivo- para Espartaco, figura egregia. Claro que la Virgen lo ve todo y a quienes se midieron con lo infernal en Las Ventas la afición los llama toreros con todos los honores, mientras al privilegiado, ya se verá.

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