Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Foto de mundotoro.com
Miguel Ángel Perera es un torero intenso. Fajador. Dominador. Que usa la muleta como un látigo y parte los toros nada más que con la mirada. El Espíritu Santo no ha venido a verlo, vero si la reciedumbre del toreo rondeño que Pedro Romero impuso como escuela. Ortodoxia, contra elegancia. Verdad, contra pinturería. Fuerza, contra esencia. Su empeño y ansia de perfección, junto con su pundonor, le han llevado a veces a rayar en la cabezonería, la que le ha arrastrado casi a la tragedia, como aquel año de Madrid donde dos cornadas lo quitaron (¿?) de la circulación una temporada.Sin embargo, su valentía, está, como no podía ser de otra manera, fuera de duda, y ahora acaba de demostrarla una vez más con las declaraciones que le he leído en burladero.com
Los cinco toreros disidentes (Morante, Manzanares, Talavante, Juli y Perera) comunicaron y se fueron. Comunicó la empresa de La Maestranza, y pasamos las Navidades agradablemente todos. Ahora en el primer mes del año, Manzanares da públicamente sinrazones, seguramente aconsejado por Globomedia. Juli y Talavante lo apoyan, no argumentan más. Y Morante está fumando puros con su amigo El Pana, al que va a despedir el domingo.
Las razones de Perera, son razones que obligan. Nada que ver con las de Manzanares que no reconoció haber sido maltratado por Canorea y Valencia. Las razones de Perera son de tribunales, al menos las del 2011, y por consiguiente llenas de razón. Las otras razones aunque se sustentan en palabras, atienden al honor, y ya se sabe que el honor es patrimonio del alma, y alma solo es de Dios.
Me da a mí que la intolerancia de estos matadores con respecto a la empresa Canorea – Valencia, viene fundamentada más por el apoyo a este matador que a circunstancias atribuibles al resto. De Manzanares ya lo sabemos. A Morante no creo que la empresa le discuta mucho. Quizás Talavante haya tenido un algo, y El Juli, entiendo que lo normal entre una figura y un empresario que quiere defender su negocio, pero que nada será, que no se pueda arreglar.
Un apoderado sevillano me dijo hace unos días que a Eduardo Canorea todo el mundo lo conoce y que da de si lo que da, y hay cosas que no hay que tenerle en cuenta. Pero que Ramón Valencia tiene más peligro que una caja de bombas. ¿A ver si va a ser esa la espoleta que hay que corregir en el artefacto para que no explote?
Me alegro por Morante, se está fumando todo este asunto en Méjico, ¡y como el que oye llover! En realidad para ser el personaje que es, hace falta estar un poco autista de ciertas cosas que pasan en el toreo.
Foto de Baltasar Galvez del Aguila. Almería
¡Que se lo fume usted bien, matador!
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