Se le iba la tarde al rejoneador sevillano portugués, se le iba entre la flojedad de los toros de Fermín Bohórquez y su fallo a espadas. El presidente no le concedió la oreja del quinto por haberlo pinchado antes. Los de Bohórquez no fueron malos, pero su escasez de fuerzas no le ayudaron a Ventura a expresar el torrente de toreo que a veces impone a sus actuaciones. Aún así Se dejaron con suficiencia para aguantar seis toros, y para a veces templar de manera portentosa.
En el primer toro, flojo pero noble, anduvo aseado con Demonio, parando, Chalana y Cheque en banderillas y en cortas y muerte con Remate. el segundo noble pero justo de fuerzas y con querencia, estuvo Ventura correcto con Maletilla parando, Nazarí y Ordóñez, banderillas y de nuevo cortas y muerte con Remate. Ya no volvió a sacar este caballo para matar a causa de los fallos con el rejón de muerte y por encontrarse mas seguro con Colorao, un caballo tordo con mucha templanza. el tercer toro se dejó ampliamente pero Ventura no pisó el acelerador, no para acelarar su toreo de por si, a veces acelerado, sino para calar en la afición que le acompañó con casi un lleno. Cortó una oreja con Buenavíbora parando, con Oro en banderillas y volvió a sacar a Remate solo para las cortas, y para matar, con Colorao. El cuarto fue un buen toro, también le cortó una oreja pero aquí empezó el circo. Primero se cambió de chaquetilla y sacó una con estridentes bordados a lo cowboy, para avisar de los números circenses que vendrían después. Efectivamente paró con Girasol, y con Padilla le echó las rodillas al albero y anduvo por él como un penitente en Semana Santa. en verdad fue una humillación para el caballo. En este toro les dio un oportunidad poniendo banderillas a los sobresalientes rejoneadores Andrés Romero y Sergio Dominguez.
El quinto resultó manejable y anduvo Ventura correcto y sin apreturas. Paró con Girasol. Con Nazarí y Morante puso banderillas, haciendo Morante su numero de los bocados al toro y mató con Colorao. Pero la apoteosis indiscutible fue en el sexto. Buen toro de Bohórquez y soberbio el caballo Pegaso, en temple, en temperamento, en manejo y en monta. Paró con Buenavíbora, Pegaso se encumbró yendose a la cara del toro al paso, y retrocediendo al paso para medir la distancia y templando en los embroques. Terminó con Milagro y con Colorao. Dos orejas, y Puerta del Príncipe.
¡Aquí paz y allí gloría!
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