10 septiembre 2007

TORO MAREADO


RONDA, FERIA DE PEDRO ROMERO 07. REJONES. BENITEZ CUBERO, buenos. RUI FERNANDES, oreja. ALVARO MONTES, dos orejas. MOURA HIJO, dos orejas. LEONARDO HERNANDEZ HIJO, dos orejas. FERNANDES – HERNANDEZ, oreja. MONTES – MOURA, vuelta por la cara.

Reaparecía Leonardo Hernández después de su percance en Iscar, usando gafas.

TORO MAREADO
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio.

Las colleras, ese turbio asunto que denigra el toreo a caballo, por no ser abolidas en el nuevo reglamento andaluz, campan a sus anchas sin el más mínimo recato y consideración para el toro bravo. En las colleras no se guarda el reglamento, aunque la verdad es que no se guarda en ningún sitio. Los rejoneadores se arman los dos y atacan a traición al toro que se marea de tanto dar vueltas sobre su propio eje, que en esos momentos son las patas. En ese momento las piruetas no las hacen los caballos, las hacen los toros asediados por la caballería. Y la verdad, da pena ver tanta potencia en contra de tan vilipendiado animal. Rui Fernandes y Leonardo formaron la primera collera. Uno colocaba, el otro se supone que amparaba, pero si eso era amparar, que lo que era, era estar viendo al compañero en primera fila, lo hacia también armado. La ética del toreo a caballo en colleras, suponiendo que exista, que a lo mejor es suponer mucho, dicta que el que clava elija su terreno y lo haga en solitario, mientras el otro queda al hilo de las tablas, sin armar, esperando a que termine el compañero. No vale estar encima, como lo estaba en la segunda collera Alvaro Montes, de su compañero Moura hijo. La primera collera cortó una oreja, cosa absurda porque hay que dividirla en dos. La segunda collera se dio una vuelta al ruedo por su cuenta. Los primeros se hartaron de pegar caballazos y los segundos como en la película. El bueno fue Moura, el feo fue el toro que salió seriamente perjudicado y el malo fue Montes.

José Antonio Soriano debería tomar nota para en la próxima revisión del reglamento abolir ese turbio asunto de las colleras.

En la parte seria decir que todos los toros estuvieron bien presentados y fueron colaboradores en los primeros tercios. Al final todos se apagaron y buscaron tablas. Todos los rejoneadores brindaron al reaparecido Hernández.

Rui Fernandes clavó desiguales rejones de castigo y en banderillas clavó a la grupa y no al estribo. Se abría mucho en los embroques. Tres pinchazos y uno entero.

Alvaro Montes paró bien su toro con la garrocha y puso un rejón de castigo bueno. En banderillas anduvo efectista y circense en las piruetas delante de la cara del toro. Puso palo al violín que no fue tal sino viola y clavó como todos sus compañeros de ocho a diez artilugios en los lomos del toro cuando reglamentariamente solo se pueden clavar seis. Un rejón de muerte hondo.

Moura hijo hizo las cosas bien, con sobriedad, estética y temple aunque algunas veces batía antes de tiempo pero puso un par de banderillas cortas a dos manos, frente al cuatro, de antología. Pinchazo y uno muy trasero y caído.

El reaparecido Leonardo Hernández que dicho queda toreó con gafas, se dejó tocar mucho los caballos en una desigual actuación si bien puso tres banderillas cortas al violín, la tercera muy buena y como mandan los cánones, recostándose con la cintura en la peineta de la montura, flexionando el brazo por detrás de la cabeza y clavando. ¡Ese si es verdadero violín, aquel que tan insignemente popularizó Ginés Cartagena!

Como ya es habitual llamo la atención en el abuso de las monturas mixtas y los bocados portugueses, (se excluye a los rejoneadores portugueses, claro) y se disculpa en esta ocasión a Leonardo de no llevar zahones porque era corrida rondeña de rejones a la moda del siglo XVIII. La falta de doma de los caballos pues Fernandes, Montes y Hernández tenían que echar las dos manos a las riendas para dar caballazos. Moura no, Moura imprimía suavidad en la monta y los caballos obedecían.

¡Aquí paz y allí gloria!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es indignante que un recien estrenado reglamento taurino Andaluz tenga tantos fallos y lagunas. Parece que no lo han hecho personas entendidas y profesionales. Más bien lo han redactado los bedeles de la Junta.

Lleva razón en lo que dice y yo añado que cuando se le da una o dos orejas a la collera, muchas veces un miembro de esta no es merecedor de ninguna oreja. Estoy harto de ver una buena buena faena de un rejoneador y el compañero ha sido un chufla que no se ha merecido ni aplausos. Despues reza que cortó orejas sin merecerlas.

Saludos
Verdiales

Anónimo dijo...

Desde La Trinchera de Paracuellos pedimos a gritos ¡Que vuelva Vidrie!
Basta ya de tanta tonteria y engaño.
Hace mas de un lustro que no veo a nandie clavar al estribo.
Salud

Admin dijo...

Agustín, tienes razón en que los hierros portugueses no son los correctos en los rejoneadores españoles, que deberían llevar bocados más camperos, como mandan la tradición, pero te aseguro por experiencia propia que estos hierros son mucho más "frescos" para la boca del caballo, y van mejor.
Quiero decir, que es un "defecto" que perdono. Prefiero eso que alguno que lleva unas vigas que tumban a los caballos.
De acuerdo con lo demás, y con lo de las monturas mixtas.
Un saludo.