01 marzo 2006

¡MOTRIL, LA INDULTITIS DE LA FIESTA!

¡MOTRIL, LA INDULTITIS DE LA FIESTA!
Por Agustín Hervás

La recién inaugurada plaza de Motril ha nacido enferma, no es que padezca de aluminosis, enfermedad propia del cemento, no, se supone que la construcción es fuerte y aunque pareciera haber empleado una figura retórica no lo he hecho, porque cemento en la grada no se veía pues en su primer día de vida el personal la llenó para gloria del empresario. Solo para el empresario porque en contra de lo que la propaganda política y sus medios van diciendo por ahí, ese día no es para la gloria de la fiesta porque se hayan cortado tropecientas mil orejas, se haya dado una vuelta al ruedo a un toro y a otro se le haya indultado. Más bien la inauguración de esta plaza ha sido para oprobio y vergüenza de la tauromaquia. No voy a entrar en los detalles del festejo solo en tres: que nada de lo que aquí digo es en contra de Sebastián Castella, uno de los pocos toreros que la pasada temporada me ilusionaron y, que en Motril dio una buena dimensión de sus capacidades; que el toro indultado se fue a tablas al final de la faena y que cuando Castella quiso sacarlo al tercio le arreó dos patadas de campeonato. Si porque el toro fuera una maquina embistiendo tiene derecho al indulto en una plaza de tercera, esta no es la fiesta que yo mamé y por lo tanto no es la que quiero. Si porque un toro embista con regularidad a la muleta le llamamos bravo sin tener en cuenta los otros tercios, estamos errando el significado de la bravura a lo que contribuyen ganaderos como Fernando Domecq y los de su sangre... y algunos toreros que se vuelven majaras con tamaña enfermedad que nos inunda como es la que aqueja ya en su nacimiento a la plaza de Motril: La Indultitis. Un termino, - gracias señor Darquea – que manifiesta la pobreza actual del sentido de la fiesta, y que como ya tengo escrito, no beneficia al toro, sino a la publicidad del ganadero, que casi siempre termina dejando morir al animal, y al torero que no tiene que pasar por el calvario de ejercer con sentido su profesión que es la de matador de toros.
Fernando Domecq demuestra con la aceptación de este indulto que no es un buen ganadero, es un excelente ganaduros, porque si Fernando necesita de ese toro numero 9 para padrear, es que no sabe qué sementales tiene en su ganadería. Entiendo, como decía hace años Cebada Gago de uno suyo que se indultó en Algeciras por Emilio Muñoz, que ese toro ha cumplido con su cometido, el de dar fama, popularidad y contratos a su hierro. Y al torero el sello de haber indultado un toro el día de la inauguración de la plaza de Motril. Total propaganda barata para una decadente fiesta que va camino más del esperpento que de la verdad que hay entre la vida y la muerte que es lo que siempre representó la tauromaquia.
Siempre he sostenido la teoría de la volubilidad de las masas. A las masas se las conduce como rebaños de ovejas por el pastor, según soplen los vientos y según la calidad de los pastos. La televisión autonómica de Andalucía dio fe de que José Antonio Campuzano fue el inductor del indulto de ese toro y por lo tanto debe compartir responsabilidad con el presidente de haber incumplido el actual reglamento taurino ya que la Junta aún no ha sancionado el que tiene en proyecto y que será la manga ancha que necesita la Indultitis sea cual sea la categoría de la plaza para elevar lo que ahora calificamos de resfriado común de la fiesta, a rango de cáncer.
El otro colaborador necesario para el oprobio fue Castella, que Dios cargue en su conciencia el mal que ha ocasionado, creyendo, sirva esto de eximente, que el indulto beneficia a esta yacente fiesta. Nada hubiera ocurrido si el francés hubiese matado el toro, digo nada de orden publico que siempre es la excusa de los presidentes, al contrario se le hubiese empezado a considerar no solo como un matador de toros corriente y moliente, sino que además hubiese demostrado su afición. Porque digan conmigo que es difícil encontrar a un torero que sea buen aficionado. De ser así el caso esta fiesta sería otra.
Quiero pues bajo el ejemplo de lo que ocurrió en Motril. Un ejemplo televisado. Advertir a Evangelina Naranjo, consejera de Gobernación de la Junta de Andalucía y a José Antonio Soriano, motor del nuevo reglamento taurino andaluz, que de no parar esta enfermedad pasarán a la historia como los políticos que cambiaron los designios de la tauromaquia y que si no hay más remedio por las presiones a las que estén sometidos, que solo se indulte en plazas de primera y segunda, porque los verdaderos cánceres comienza en órganos de tercera categoría y cuando llegan a los de segunda ya es imposible parar que llegue al de primera y luego... luego que venga la muerte porque a la fiesta ya no hay quien la indulte.

1 comentario:

Anónimo dijo...

lo que tienen que hacer es prohibir los toros menuda panda de criminales