28 abril 2005

MEDIOCRIDADES

MEDIOCRIDADES
Por Agustín Hervás
Hace unas fechas se celebró en Salamanca una especie de meeting policiaco – empresarial al que asistieron una pléyade de invitados periodistas, unos desde la barrera y otros en el ruedo. El toro, léase el empresario del actual bienio salmantino y reciente venteño, lo puso en el siete el organizador Aureliano Grande y según me cuenta mi compañero de Onda Cero Radio Pepe Ramos, entre otras cosas de sustancia, a no ser por él y por Fermín González el toro se hubiera ido vivo al corral. Ramos le hizo alusión a lo incomprensible que es que los empresarios hicieran carteles de ferias de final de mayo y junio sin esperar a los resultados de las primeras de Castellón, Valencia y Sevilla, a lo que "Choperita" contestó que era imposible que los carteles hubieran salido a la calle. Lo que no sabía José Antonio era que González de Caldas por aquel tiempo, ya había hecho públicos los carteles cerrados de la feria de la Salud cordobesa.
La mediocridad que impera en el toreo actual lleva a los empresarios a componer carteles casi con un año de antelación. Caldas para la feria de Córdoba ha contado con los nombres más seguros del escalafón y que con la salvedad de Ponce, Rincón, Gallo y Mendoza, son con perdón, mediocres. La misma mediocridad con la que José Antonio "Chopera" ha arreglado la feria de la comunidad madrileña. Con mi respeto a la novillería de la que ahora escribiré, la corrida del día grande de Madrid no se sostiene, ni por los toros del Conde, en decadencia, ni por los toreros, que aunque Cepeda pegue bien entre la afición y haya estado bien a primeros de temporada en Madrid, nunca termina de romper, Uceda que está quedando después de Sevilla para las plazas de tercera y Robleño que exento de virtudes mayores solo tiene la de ser elegido a falta de otro.
Es cierto que en la historia de la feria de la comunidad madrileña las novilladas han sido la base y que en esta la presentación del nieto de Juan Posada es el argumento principal, si bien este novillero y Alvaro Justo también estarán en San Isidro. Casualmente Justo y Morilla, que actuará el día 1 de mayo, son los únicos novilleros que se encuentran entre los diez del escalafón que más han toreado este año. Fácil es confeccionar un cartel de novilleros en Madrid. Nadie los conoce, nadie los reclama y la mayoría acuden a Madrid por los gastos. El único que interesa como novillero, en esta plaza y en cualquier otra, es el hijo del Cordobés, Julio Benítez y este por razones que a la afición se le tapa, no torea este año en Madrid. Además este novillero cobra dinero con lo que ya está todo dicho.
La mediocridad que encontramos en los matadores no es más que la mala inversión que se hizo en cuanto novilleros y la mediocridad que encontramos en los empresarios no es más que la dejadez a la que han sometido esta fiesta, pues siendo ellos motores no se les ha puesto gasolina. Que recuerde ahora mismo, a vuelapluma, los únicos empresarios que han invertido con fuerza en su negocio han sido los hermanos Pablo y Oscar "Chopera" que han hecho lo indecible por colocar al empresariado taurino en la CEOE y que además han invertido en Illumbe y Logroño. Ya se sabe que en otras plazas ofician de arrendatarios.
Uno de los ejemplos más flagrantes de mediocridad, para que se entienda gráficamente lo que quiero decir, lo constituyó el entonces novillero Antonio García "El Poli". El año de su debut 1995 cortó sesenta y cuatro orejas en sesenta novilladas. El año 96 salió a oreja en treinta y seis novilladas siendo una de ellas en Sevilla donde se le silenció. Fue el novillero que más toreó, pero fue el más mediocre del mundo. Era hijo de un industrial de salas de despiece que con los bolsillos llenos de dinero que mostraba sin ningún pudor pagó religiosamente la carrera del chaval que culminó con la corrida de la alternativa en Úbeda que le concedió Joselito y después nada más se supo de él.
Como este novillero un montón de ellos sacrificaron en las décadas de los ochenta y noventa los dineros de sus mentores, y su propio tiempo. Ejerciendo de ponedores se perjudicaron ellos y perjudicaron a la fiesta y tan culpables de la mediocridad que hoy nos asiste son ellos como los empresarios que pusieron la mano y cobraron. Qué fácil hubiera sido dignificar las tapias, apoyar a las escuelas taurinas y fomentar las oportunidades. Todo ello con los dineros que ganaron y ganan los empresarios, con los del pueblo, léase administración, ni mijita.

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