MONTALVOS Y MANZANAS
Por Agustín Hervás
Me dice Paco Cañamero que Juan Ignacio tiene una corrida para la feria de Salamanca de este año y que al empresario le parece bien contar con este hierro. Como podrán comprender a mí me ilusiona el triunfo de un ganadero, siempre, más porque mi pasión es el toro. Sin embargo en esta feria de Sevilla que ya da sus últimas bocanadas, las ganaderías que han comparecido en la Maestranza, a saber: Puerto y Montalvo no han estado bien. En el caso de la del Puerto hubo un tercer toro ovacionado en el arrastre al que Antón Cortés no mató y en el caso de Montalvo hubo un segundo bueno, que fueron los de la excepción que confirma la regla.
La corrida de Juan Ignacio estuvo irreprochablemente bien presentada con una media de 540 kilos, cuajados y bien armados. Sin embargo los pitos se les escobillaban nada más rematar en tablas o hincarlos en la arena. Por invalido fue devuelto el castaño cuarto. El berrendo primero resultó ser un manso con peligro, un toro que no pasaba y que se iba al bulto nada más que verlo, Dávila Miura tomó precauciones a la hora de despacharlo. El quinto fue un toro soso y sin recorrido que punteaba los engaños pero que en el segundo tercio dio juego al Fandi. El segundo, dicho queda, me gustó, fue el toro bueno de los de la corrida de Montalvo, porque el toro de la corrida en general fue un chico y feo torucho de Parladé corrido de sobrero en cuarto lugar al que le cortó el sevillano Miura una oreja. El Fandi que no estuvo bien en el tercio de banderillas sin embargo le enjaretó dos tandas en redondo y algunos naturales buenos. La estocada mereció la oreja, tuvo que conformarse con dar la vuelta al ruedo porque el presidente, muy sevillita, no quiso conceder la petición. El lote del madrileño Cesar Jiménez, malo, el tercero tardo y soso yendo y viniendo, el sexto embistiendo a media altura sin clase. ¡Ojalá la de Salamanca, en Madrid no está anunciado, sea la buena!
El toreo bueno lo hizo el sábado Manzanares padre. El bueno por emocionante no por estético y ya se sabe que la estética es el fuerte de este torero. A un servidor le ha emocionado muy poco durante su carrera José Mari Manzanares, lo he visto las más de las veces como un torero demasiado listo, despegado, cantando Milongas que no Soleas. Pero en tres o cuatro ocasiones si que lo he visto bien y una de ellas ha sido con el cuarto toro de Alcurrucen en Sevilla. La faena basada en tapar la cara por el pitón izquierdo y alargar los muletazos tuvo la virtud de aguantar y tragar y el acierto de hacer al toro por el pitón derecho. Un traspié al entrar a matar le dejó en evidencia sus facultades físicas y por la espada no cortó trofeo. Pero me quedo con el orgullo, la rabia, el oficio y la entrega de un matador veterano frente a lo bisoño de su hijo que pese a tener el santo de espaldas con el lote, no se le vio ni un atisbo de oficio, negado pues, lo artístico en esta ocasión, y quizás en muchas, porque el arte hay que construirlo sobre la técnica que se consigue con el oficio. Quizás ahí esté la esperanza de este joven torero. A saber.
No sería justo por mi parte dejar de comentar que Salvador Vega cortó una oreja muy justita en esta corrida, al que hizo quinto, por una faena de voluntad y detalles pero que en su conjunto no fue bien dimensionada, perdiéndose entre las formas el fondo y de la que pudo parecer que se inventaba a un toro.
14 abril 2005
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