SR. DIRECTOR GENERAL DE INTERIOR, EMERGENCIA Y PROTECCIÓN CIVIL
La Fiesta en nuestra región al igual que
en el resto del Estado pasa por una profunda crisis, a la cual por el momento
no se adivina salida positiva alguna.
A nadie
escapa que el descenso brutal del número de festejos constituye un dato más que
significativo, que hasta los más optimistas valoran para estar preocupados por
esta deriva que puede ser el principio del fin de la Fiesta.
Opinión
unánime entre los aficionados sobre las causas y sus causantes es que los
autores no se encuentran entre los detractores políticos, travestidos
ecologistas o gente que esgrime un falso progresismo. Los principales actores de esta regresión taurina actual son
los que hasta el momento han sido sus
protagonistas en todos los ámbitos, los cuales poco a poco se han hecho con el
timón de la Fiesta y mediante su gestión directa y profundamente equivocada nos
están llevando a esta situación con pocos visos de ver su salida.
En toda
la tramoya taurina, autores de tanto desafuero, nunca dejaron que el aficionado
ejerciera como tal su papel. Solamente a la hora de pasar por taquilla y
repartir lisonjas y homenajes se dejan los taurinos aproximar a los aficionados
y eso siempre que por medio no exista una cierta crítica que les moleste.
La autoridad administrativa y política por
norma legal tiene intervenida la Fiesta en todo su desarrollo, pero ello no es
más que una intromisión más teórica que práctica. Los políticos optan por una
Fiesta exenta de problemas y para ellos lo mejor es mirar a otro lado para
esquivarlos. Tan pernicioso es declarar pomposamente y solo sobre el papel, la
Fiesta como Bien de Interés Cultural, como dejar que su secuencia obedezca a un
espectáculo más propio de la España de clavel y pandereta donde impera un
triunfalismo taurino mentiroso, exento de rigor y calidad.
No
existe la más minima preocupación en mejorar el espectáculo para que sea
atrayente a público y aficionados. Al dejarlo solo y exclusivamente en manos de
los taurinos tenemos la situación en la cual nos encontramos en la actualidad.
Como en
tantas cosas que rodean la Fiesta debemos mirar en el espejo de Francia, que
aún no siendo la cuna de la tauromaquia, la gestión es superior que en España y
por ello en ese país no existe la crisis que aquí padecemos.
¿Que
diferencia existe entre Francia y España si los protagonistas son los mismos?
En el
país vecino existe una diferencia sustancial que es ni más ni menos la cuota de
protagonismo que tiene el aficionado en las ferias taurinas de sus ciudades. Lo
más aproximado a ello en España se encuentra en Pamplona y Bilbao, aún
perdiendo estas plazas bastantes enteros en las últimas temporadas.
Allí se
exige seriedad en el palco, rigor en los reconocimientos, calidad en el ruedo,
cumplir el reglamento y lidiar toros íntegros. Con estos ingredientes el
aficionado responde en taquilla.
Ciñéndonos
a Andalucía, debemos criticar con dureza la actitud de los responsables
políticos taurinos en los últimos años, los cuales han evitado cualquier
contacto con los aficionados, pero se han preocupado en extremo de ir de la
mano de las empresas atendiendo sus demandas, muchas de ellas contrarias a los
intereses generales y del aficionado en particular.
Este
primer contacto con el actual Director General, no deseamos que constituya un
encuentro simbólico y testimonial para oír la opinión del aficionado y después
nuestros planteamientos caigan en el saco del olvido como ya pasó en tantas
ocasiones años atrás.
Si
realmente el Director General está interesado en el ámbito de sus competencias
de mejorar nuestra Fiesta, tendrá siempre el apoyo leal y sincero del
aficionado que es el único elemento de la Fiesta que no tiene interés económico
alguno, sino que apoyado en su afición, su dinero y en la vertiente romántica
que rodea a los toros, siempre le va a proponer alternativas y soluciones sin
olvidar a los taurinos, pero sobre todo en bien y beneficio de la Fiesta.
Va
siendo hora que los políticos se den cuenta del poder y sentir del aficionado.
No es casualidad que el abonado prefiera dejar el abono y quedar en casa. El
hartazgo es total.
Bien es
verdad que el Director General no puede ni debe intervenir en algunos aspectos
que afectan a la Fiesta, pero en otros campos colaterales de suma importancia que
son de su competencia, debe tener una participación más que activa, y es por
eso, que para intentar mejorar la calidad de los festejos y recuperar la
dignidad y el prestigio que gozaron los cosos andaluces, le reiteramos una vez
más algunas reivindicaciones nuevas y otras que durante muchos años fueron
olvidadas por sus antecesores.
RIGOR EN EL TORO Y EN EL ESPECTÁCULO
El toro
debe ser el eje de la Fiesta. En estos tiempos no lo es. El toro es manipulado
en su selección para adormecer su casta y presentar en la plaza una nobleza excesiva y un
comportamiento previsible que hace su lidia monótona y ramplona en la mayoría
de los casos.
El toro
debe entenderse como una creación del ganadero colmando sus pretensiones de
aficionado, para dar satisfacción al que paga y mantener un espectáculo de
emoción y riesgo. Nunca debe criarse el toro al gusto de los que figuran en la
cabeza del escalafón. Esta política taurina hace que sobrevivan pocas
ganaderías y lleva a la ruina a muchos ganaderos desapareciendo encastes
emblemáticos.
Sin toro
íntegro desaparece el espectáculo integro y entonces el arte taurino se
convierte en una sucesión de secuencias que no produce en el espectador esa
emoción que tiene que dar el comportamiento del toro.
Es
urgente y necesario recuperar el toro. Éste debe criarse acorde a su encaste y
en su selección debe primar la casta y fuerza en toda su extensión.
En la
actualidad las estadísticas nos muestran un descenso cada vez más acusado del
número de festejos. Los taurinos argumentan razones económicas de diversa
índole, falta de figuras y otros argumentos que aún incidiendo en parte en las
causas de la regresión taurina, son cuestiones que ni mucho menos son las más principales. La
verdadera razón del descenso de festejos es la escasa atracción que en la
actualidad ofrecen las corridas de toros a los aficionados. Se ha cercenado la
emoción y el riesgo por quienes tienen que ofrecer pureza en la lidia y
competencia sana en los despachos y en el ruedo.
Las
temporadas se programan para que el pastel sea engullido por seis o siete
toreros los cuales manejan a su antojo empresas y ganaderías. El resto de los
profesionales del escalafón tienen que conformarse con las migajas que les
quieran dar.
Se tiene
que recuperar el arte taurino del toro encastado y del torero capaz de
emocionar con personalidad propia y componer faenas imprevisibles llenas de
estética, valor y técnica. De continuar por este camino, poca influencia
tendrán los “antitaurinos” y los políticos
para acabar con la Fiesta. Son los que viven de ella los responsables de
tanto desafuero y de aplicar aquello de “pan para hoy, hambre para mañana”.
La
solución pasa por regenerar el toro y el espectáculo. Sin estas premisas, todos
los apartados que a continuación se exponen sirven de poco. Por ello es urgente
que todas las partes implicadas y con intereses en este entramado se convenzan
de volver a una Fiesta plena donde por encima de todo primen los valores
tradicionales de la tauromaquia en toda su extensión.
LA POLÍTICA Y LOS TOROS
La ingerencia de la política en parcelas
que no le corresponden perjudica mucho, pero si encima esta intromisión es
llevada a cabo por advenedizos poco preparados y aún menos aficionados, es otra
causa del mal desarrollo de nuestra Fiesta.
No es
admisible que el espectáculo se regule con un reglamento en cada comunidad. Hay
que sumar esfuerzos. No dividir para satisfacer cuotas de poder mal entendidas.
El
trasvase de competencias de Interior a Cultura será positivo si se hace bien y
sin caer en soluciones mas teoricas que prácticas. Es tiempo de dar respuestas rápidas y efectivas alejadas
de posturas demagójicas que no conducen a nada. Exigimos políticos responsables
a la vez que aficionados comprometidos.
RELACIÓN FLUIDA DELEGACIÓN DEL GOBIERNO-AFICIONADO
Designación
por parte del Director General de una persona responsable competente en asuntos
taurinos que ejerza de enlace permanente con el aficionado y la administración
para canalizar problemas y propuestas que afecten y mejoren la Fiesta.
DESIGNACIONES DE PRESIDENTES
Este es
un problema ya antiguo, el cual se ha tratado siempre con demasiada ligereza,
pues el político siempre estuvo en posiciones más próximas a los taurinos que a
los aficionados para designar presidentes de plazas de toros. No es de recibo
aquello de tener únicamente en cuenta lo de “aficionado de reconocido
prestigio”.
El
prestigio de un presidente debe ganarlo presidiendo y para ello la única manera
es, primero ser aficionado, después muchas horas de callejón, reconocimientos y
palcos de plazas de tercera, segunda y si su trayectoria es positiva acceder a presidir
en plazas de primera.
El
prestigio se demuestra andando y nunca dando un salto desde un tendido al
palco.
DESIGNACIONES DE VETERINARIOS
Estos nombramientos deben seguir un planteamiento similar a los
de presidentes. Su labor es fundamental para erradicar el fraude. Por ello debe
tenerse en cuenta que el veterinario no puede tener vinculación alguna con intereses
económicos y empresariales taurinos.
Su
ocupación profesional debe gozar de la más absoluta independencia y alejada del
mundo taurino. Venimos denunciando desde hace varias temporadas algún caso de
incompatibilidad de un veterinario que en este sentido afecta a la plaza de
toros de Sevilla y sin embargo este facultativo continúa actuando.
APLICACIÓN DEL REGLAMENTO
La norma
taurina se dictó para su aplicación. Cuando se hace público todos los años la
memoria de la temporada taurina en Andalucía contemplamos el escaso rigor de
presidentes y delegados a la hora de proponer sanciones sobre conductas que
afectan sobremanera a la lidia.
El espectáculo debe conservar en igual
medida la tradición en su desarrollo, al mismo tiempo que unos mínimos
requisitos reglamentarios que mantengan seriedad y rigor.
No
pretendemos ser aficionados reglamentistas que pretenden sancionar sin tener en
cuenta las incidencias muchas veces imprevistas de la lidia, pero cuando con
clara intencionalidad y sin ningún motivo algún actuante infringe la norma debe
sancionarse su conducta.
Con las
cifras este año y los anteriores es evidente que esto no ocurre.
SUERTE DE VARAS
Esta
bella suerte de la lidia donde se pone de manifiesto las condiciones de casta y
bravura del toro prácticamente se ha perdido o se ejecuta de forma simulada o
simplemente no existe.
Si
aceptamos como argumento, que es mucho aceptar, que el toro actual no aguanta
dos varas, no podemos aceptar que la suerte se realice cual capea de pueblo con
lidiadores situados a ambos lados del caballo, capotes extendidos moviéndose de
un sitio a otro, toro puestos en suerte superando la raya de menor diámetro,
taparle salida al toro y así otros muchos resabios que impiden a los
aficionados el derecho que tienen a contemplar la suerte de varas y por ende a
medir y valorar la casta y bravura del toro.
Los
presidentes deben ser rigurosos exigiendo a los lidiadores ejecutar
correctamente la suerte de varas y de no ser así proceder a tramitar propuestas
de sanción.
TRAPÍO DE LAS RESES
Cuando
se hacen público los carteles de cualquier plaza, el aficionado con muy pocas
probabilidades de confusión sabe de antemano los hierros anunciados que tendrán
problemas en los reconocimientos.
Son
los hierros que torean las “figuras”.
A pesar de ser rechazados muchos de estos
toros, los que salen al ruedo no presentan trapío adecuado para la categoría de
la plaza.
Presidentes
y veterinarios no deben temblar a la hora de exigir trapío acorde con la
categoría de la plaza y nunca sentirse presionados ante el planteamiento que en
ocasiones aducen los taurinos de turno de suspender la corrida. Es una
posibilidad que en caso de presentarse, una vez bien explicados los motivos,
serán dignos de aplauso.
Por otra
parte resulta inexplicable que señalando en el campo las reses a lidiar se
rechacen toros por falta de trapío. Esta cuestión debe ser explicada
puntualmente por los presidentes.
COMPARECENCIA DE PRESIDENTES
Creemos
necesario y conveniente que al finalizar cada festejo, caso de existir polémica
en sus decisiones, el presidente actuante se persone en la sala de prensa de la
plaza para aclarar a los medios informativos todos los pormenores de interés
sobre la corrida que acaba de finalizar.
Los
aficionados tenemos derechos, mediante esta política de apertura informativa, a
conocer los detalles de los reconocimientos, secuencia del festejo, análisis
post-morten y propuesta de sanciones.
CALLEJONES
Esta
parte de las plazas se podría calificar como “banco de trabajo de los
profesionales” al mismo tiempo que lugar imprescindible para preservar su
seguridad.
Exigimos
que los callejones no sean invadidos por personas ajenas al espectáculo y que
sea el Delegado de la Autoridad y nunca las empresas quien controle a su antojo
este área de la plaza.
ADECUACIÓN DE TENDIDOS A NORMATIVA VIGENTE
El
reglamento taurino andaluz en su redacción recoge la adaptación en unos plazos
ya vencidos, de las plazas de toros históricas a la norma vigente.
En este
aspecto consideramos fundamental y urgente adaptar los tendidos de las plazas
para dotarlos de escaleras suficientes que permitan un acceso cómodo del
espectador a su localidad y rápida evacuación en caso de necesidad.
Este
problema, que en concreto existe en Sevilla, se puso en conocimiento en su día
de la Delegada Sra. Tovar, pero fueron atendidos una vez más los argumentos de
la empresa antes que los aficionados, en el sentido que modificarían los
tendidos de sol cuando quisieran, aplicando una vez más la ley a su antojo, a
pesar de resolución favorable a los aficionados del Defensor del Pueblo andaluz
En este
sentido solicitamos la aplicación del Real Decreto 2816/82 de 27 de agosto
(REGLAMENTO GENERAL DE POLICIA Y ESPECTÁCULOS PÚBLICOS DE ACTIVIDADES
RECREATIVAS), capitulo II, sección I, art. 28.2.4, que textualmente indica que
“los pasos centrales o intermedios serán cuando menos de 1,20 metros de
ancho y entre dos pasos el número de asientos de cada fila no podrá ser mayor
de 18 y además por cada 12 filas deberá existir un paso con el ancho señalado
en el párrafo 2”.
Será
responsabilidad de la empresa y de la Delegación del Gobierno como garante de
la seguridad de los espectadores y de la aplicación de la ley, si ojala no
ocurra, suceda alguna avalancha que produzca efectos no deseables.
Este reglamento se aplica en la plaza con
un rigor excesivo a los espectadores en cuanto a prohibiciones referidas a las
bebidas, excepto a maestrantes, palco de presidencia y asistentes en el
callejón, a los cuales se permite usar vasos de cristal y botellas con tapones.
Una vez
más contemplamos dos varas de medir y exigimos en la presente temporada que la
ley en la Maestranza sea igual para todos.
REVENTAS
Esta
lacra es una práctica que perjudica y altera artificialmente el precio de las
entradas e instamos a tratar de erradicarla tajantemente, pero en las últimas
temporadas se han recibido quejas en las Uniones de Abonados por parte de aficionados, que sin ánimo de
alterar precio el precio de la entrada y sin pertenecer a esta mafia que rodea
la mayoría de las plazas, necesita vender alguna entrada suelta A SU PRECIO,
por motivo de que algún amigo o familiar a última hora no puede asistir a la
corrida.
La
Policía Adscrita a la Junta de Andalucía debe actuar y saber diferenciar
perfectamente un caso del otro, sancionando solamente las conductas que se
demuestren con claridad de que se trata de alterar el precio de una entrada.
CONSEJO DE ASUNTOS TAURINOS DE ANDALUCÍA
Este
órgano de representación de todos los sectores taurinos no puede estar inactivo
casi diez años como ha sucedido. Debe ser un ente vivo que aborde de forma
urgente los actuales problemas, resolviendo los mismos con el mayor consenso
posible, sin olvidar recuperar los pasos perdidos que que propician el declive
actual del espectáculo.
LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y TRADICIÓN
La
Dirección General ante cualquier manifestación de expresión taurina en una
plaza de toros siempre que se realice respetando la norma legal, las personas y
los límites que dicta el código penal, debe garantizar y proteger esta
posibilidad de ejercicio por parte del aficionado, ya que ello afecta a uno de
los derechos fundamentales recogidos en nuestra Constitución.
No entendemos
posible exponer argumentos de índole menor para justificar una represión ilegal
de la libertad de expresión en la plaza de toros de Sevilla.
Fdo.: Diego Martínez González
Pte. UTAA-SEVILLA
Representante de los aficionados en el CATA
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