16 diciembre 2011

TORO ESPINITA, de la colección de Francisco Rodríguez

1 comentario:

eRpAcO dijo...

Es el número 148 de la serie. Y a pesar de las piedras halladas, sumadas a las ocultas a la vista del que las busca, todavía me asombra -y no me acostumbro- la capacidad que ejerce la erosión natural sobre los elementos. Una piedra anónima sobre la arena de la playa ó el lecho de un río, contiene un por qué, un destino, sometido al azar de un hallazgo no pretendido, aunque sí buscado tras años de innumerables paseos. Son instantes donde cultivar la reflexión personal, donde poder somatizar miedos e inseguridades; a solas con ese yo interior que lucha ante una realidad que a golpes obliga a seguir adelante. En ese viaje blandito de sendas de arena, asoma un guijarro travestido de formas pluriformes, inabarcable en sí mismo, aunque expuesto a una mera y a la vez sublime contemplación.