27 abril 2011

TOBILLEROS



Por Francisco Picornell

Plaza de Toros de Sevilla, Tercera de abono. 26 de Abril del2011

Siete Toros de Dolores Aguirre. Bien presentados. Peligrosos. Alguno falto de fuerza, como el sexto que hubo de ser devuelto al corral, saliendo en su lugar otro del mismo hierro.

Antonio Barrera.- Silencio tras aviso. Saludos desde el tercio tras aviso.

Sebastián Cortés.- Silencio. Silencio tras aviso.

Alberto Aguilar. Nuevo en esta plaza, Silencio. Silencio tras aviso.

Los Aguirre de esta tarde eran toros bien presentados pero peligrosos, tobilleros como dice un amigo mío se pone su mujer cuando traban pendencias conyugales.

El primero de la tarde, bien presentado, desarrolló peligro, poniéndose imposible por el pitón derecho. Antonio Barrera, inició la faena dándole distancia, pasaba pero con el defecto de no ir fijo en la muleta. Terminó quedándose a mitad del viaje y con la cabeza como una devanadera. Terminó parándose. Tres Pinchazos, media atravesada. Aviso, descabello.

El cuarto se hizo el amo del ruedo durante el tercio de varas. Le pegaron mucho los montados. Esperaba en banderillas. Acude a la muleta sin fijeza alguna. Creo que lo procedente hubiera sido doblarse con el toro por bajo, pero Barrera se empeñó en pasarlo en el centro del ruedo y terminó desbordado. Estocada contraria. Aviso. Saludos desde el tercio.

El segundo de la tarde se estropeó una pata en los lances de recibo con el capote, quedándose inválido. Lo mató Salvador Cortes porque no se podía hacer nada con semejante tullido. Estocada que escupe. Silencio.

Falto de fuerzas estaba el quinto, Cortés estuvo porfión sin sacar nada de provecho. Se puso pesado. No comprendo como permanecen inasequible al desaliento sabiendo que no van o no pueden hacer nada. Así las cosas el toro termina echándose. Lo levantó el puntillero. Pinchazo, aviso. Silencio.

Valiente estuvo Alberto Aguilar al inicio de la faena al tercero de la tarde, pues mérito tenía el citar de lejos a semejante animal. Con la izquierda terminó desbordado. Luego el toro se quedaba y buscaba los tobillos. Dos pinchazos, estocada desprendida. Silencio.

Al corral fue a parar el sexto, por inválido. Salió el sexto bis de la misma ganadería, que era manso con mala leche, se quedaba debajo del engaño de Alberto Aguilar buscando bajo el engaño. Tres pinchazos, aviso, media baja. Silencio.

Se echa de menos el toreo sobre las piernas, el trasteo por bajo. Dicen los taurinos que ese tipo de faena para los pregonaos, no gustaría hoy. Pienso que sí, el público se da cuenta de estas cosas. Lo que no gusta es el pegapases. No se quien dijo, creo que era Corrochano: “A cada toro lo suyo, eso es lidiar.”

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