EL OTOÑO DEL PATRIARCA
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Con la campaña electoral catalana entramos en un periodo de discusión política que abarcará los próximos meses y que va a poner orden, se supone, en la trivialidad de las filas de los partidos y en este océano de confusión. Las catalanas, por inmediatas y las municipales por decisivas en la formación de las diputaciones, y luego las autonómicas, las generales... todas ellas influirán decisivamente en el devenir taurino del país, a pesar del Recurso de Inconstitucionalidad presentado por don Pío, el del Senado, contra la prohibición catalana.
María Gámez, Delegada del Gobierno de la Junta, va a disputarle la alcaldía al Popular Francisco de la Torre, y consecuentemente tendrá que dejar de ser Delegada y por consiguiente la responsabilidad de nombrar o confirmar las presidencias de la plaza de toros de Málaga. De manera que para el 2011 se abre una interrogante que en principio no debería suponer ninguna modificación en la estructura establecida. Ana María Romero e Ildefonso del Olmo son los actuales presidentes de la plaza y se espera que sean ratificados por la nueva persona que acceda al puesto de la Delegación. Que la nueva persona esté a la altura de María Gámez es una duda que se despejará en el transcurso de la temporada, pero Gámez ha dejado el listón bastante más alto que lo dejó el ahora Consejero de Turismo, Luciano Alonso, que estuvo muchos más años que ella en el cargo y que fue culpable de haber ido minando con sus decisiones político taurinas, el alto grado de estima a la que había llegado esta plaza, posicionándose como la mejor de las de segunda categoría. Flaco favor hizo entonces a los taurinos, que en el día de hoy se ríen de la afición. María Gámez que ha evitado meterse en charcos contaminados por los golfos del toreo, les ha mantenido el pulso, sobre todo en esta temporada en la que el "totum revolutum" de los empresarios malagueños ha dado una pobrísima dimensión en la conformación de la cartelería y en el ganado a lidiar. Ganado que como es sabido ha transitado en demasía por los paupérrimos corrales de La Malagueta, y del que por cierto no solo ha sido responsable el veedor Manolón, sino el que puso Rivera Ordóñez. Sépase que las corridas que más transito de toros sufrieron fueron vistas por el veedor de Rivera.
La firmeza en el pulso de María Gámez se ha notado preferentemente en el apoyo que ha ofrecido a sus presidentes, que han vivido como todo el mundo sabe horas de extrema tensión durante la pasada feria, al margen de que sus decisiones finales en suspensiones y aprobación de ganado sean, como no podía ser de otra forma, criticables. Gámez asistida de nobleza, felicitó, tras la feria, a sus presidentes, gesto que le honra, aunque repito, todas las decisiones tomadas no hayan sido del agrado de los aficionados. Si estos detalles, de persona cabal, los mantiene como política, y a lo poco que la conozco, parece que sí, Gámez es una promesa en la regeneración de esta empobrecida democracia que nos asiste, siempre y cuando, los vejestorios de la política, le den cuartel. Con su ida, María Gámez dejará frustrados a los que pensaban que se había iniciado una recuperación sincera en el control del fraude taurino y la dignidad de esta plaza. Pendientes los temas del envío de cuernos para analizar acciones fraudulentas, o una seria actuación en apoyo a los veterinarios para inhabilitar los corrales de la plaza, entre otros asuntos, quedarán, por ver, si lo estima conveniente, el futuro Delegado-a de Gobernación.
No se presuponen, pues, grandes cambios en la estructura taurina para la próxima temporada en cuanto a la administración se refiere, pero si que se plantean dudas en lo referido al aspecto empresarial. Unos socios no demasiado bien avenidos, con el mayoritario pendiente de una sentencia, podrían modificar los criterios para plantear la temporada venidera, que es la última de esta UTE, aunque tendrían derecho a pedir dos o tres prórrogas, de año en año, si la nueva Diputación salida de las próximas elecciones municipales así lo quisiera. El otoño del patriarca de la UTE es tenso, no en lo taurino, que a estas alturas le traerá al fresco, pero sí al judicial, que lo tendrá en un sin vivir.
El pliego de arrendamiento de la plaza, cuatro años incumplido con la connivencia de la Diputación, es asignatura pendiente hacia el aficionado, aunque Puche se empeña en abrazar la idea, parece ser que consentida por la otra parte, de que una compensación que cuesta mucho dinero, es traer dos veces en la temporada a Tomás. A pesar de haber confesado al periodista Daniel Herrera, perdidas de cerca de 200.000 € en la pasada feria, el empresario quiere cerrar su quinto año con una gran temporada y para ello cuenta con Javier Conde y con el veedor Manolon, al que eligió por no estar supeditado a los otros dos socios. Está haciendo gestiones para que Tomás reaparezca en Málaga y anima a los presidentes a que vayan a ver los toros al campo para evitar el baile de corrales.
Sin embargo todo esto, al aficionado le seguirá preocupando su manera de "mejorar", verbo que emplea demasiado ligeramente, y como una coletilla cada vez que se le pregunta por su grado de satisfacción. De momento seguirá sin contar con Simón Casas, lo que evidencia una ruptura entre los socios agravada a lo largo de estas temporadas pasadas. Le cuesta trabajo salirse de lo presupuestado por ejemplo para que las figuras doblen en la cartelería. Y opina lo mismo que el anterior empresario, que pagar 60.000 € a un ganadero por una corrida de toros, es una locura. Como ejemplo al Pilar, que como no venía José Tomás, no quiso respetarle el precio y se quedó fuera de la feria.
Dice Puche, que en esto el más honrado es el toro y la vaca, y debe llevar razón, el se dio cuenta cuando vio el "embolao" que le habían metido después de firmar el contrato sin haberlo leído, pero como el Patriarca de la UTE es muy malagueño, a lo hecho pecho. El patriarca no tendrá un buen otoño... y a los aficionados qué, ellos nunca tuvieron alguno bueno. Siguen siendo los parias de este negocio. ¡A ver cómo le va el invierno!
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Con la campaña electoral catalana entramos en un periodo de discusión política que abarcará los próximos meses y que va a poner orden, se supone, en la trivialidad de las filas de los partidos y en este océano de confusión. Las catalanas, por inmediatas y las municipales por decisivas en la formación de las diputaciones, y luego las autonómicas, las generales... todas ellas influirán decisivamente en el devenir taurino del país, a pesar del Recurso de Inconstitucionalidad presentado por don Pío, el del Senado, contra la prohibición catalana.
María Gámez, Delegada del Gobierno de la Junta, va a disputarle la alcaldía al Popular Francisco de la Torre, y consecuentemente tendrá que dejar de ser Delegada y por consiguiente la responsabilidad de nombrar o confirmar las presidencias de la plaza de toros de Málaga. De manera que para el 2011 se abre una interrogante que en principio no debería suponer ninguna modificación en la estructura establecida. Ana María Romero e Ildefonso del Olmo son los actuales presidentes de la plaza y se espera que sean ratificados por la nueva persona que acceda al puesto de la Delegación. Que la nueva persona esté a la altura de María Gámez es una duda que se despejará en el transcurso de la temporada, pero Gámez ha dejado el listón bastante más alto que lo dejó el ahora Consejero de Turismo, Luciano Alonso, que estuvo muchos más años que ella en el cargo y que fue culpable de haber ido minando con sus decisiones político taurinas, el alto grado de estima a la que había llegado esta plaza, posicionándose como la mejor de las de segunda categoría. Flaco favor hizo entonces a los taurinos, que en el día de hoy se ríen de la afición. María Gámez que ha evitado meterse en charcos contaminados por los golfos del toreo, les ha mantenido el pulso, sobre todo en esta temporada en la que el "totum revolutum" de los empresarios malagueños ha dado una pobrísima dimensión en la conformación de la cartelería y en el ganado a lidiar. Ganado que como es sabido ha transitado en demasía por los paupérrimos corrales de La Malagueta, y del que por cierto no solo ha sido responsable el veedor Manolón, sino el que puso Rivera Ordóñez. Sépase que las corridas que más transito de toros sufrieron fueron vistas por el veedor de Rivera.
La firmeza en el pulso de María Gámez se ha notado preferentemente en el apoyo que ha ofrecido a sus presidentes, que han vivido como todo el mundo sabe horas de extrema tensión durante la pasada feria, al margen de que sus decisiones finales en suspensiones y aprobación de ganado sean, como no podía ser de otra forma, criticables. Gámez asistida de nobleza, felicitó, tras la feria, a sus presidentes, gesto que le honra, aunque repito, todas las decisiones tomadas no hayan sido del agrado de los aficionados. Si estos detalles, de persona cabal, los mantiene como política, y a lo poco que la conozco, parece que sí, Gámez es una promesa en la regeneración de esta empobrecida democracia que nos asiste, siempre y cuando, los vejestorios de la política, le den cuartel. Con su ida, María Gámez dejará frustrados a los que pensaban que se había iniciado una recuperación sincera en el control del fraude taurino y la dignidad de esta plaza. Pendientes los temas del envío de cuernos para analizar acciones fraudulentas, o una seria actuación en apoyo a los veterinarios para inhabilitar los corrales de la plaza, entre otros asuntos, quedarán, por ver, si lo estima conveniente, el futuro Delegado-a de Gobernación.
No se presuponen, pues, grandes cambios en la estructura taurina para la próxima temporada en cuanto a la administración se refiere, pero si que se plantean dudas en lo referido al aspecto empresarial. Unos socios no demasiado bien avenidos, con el mayoritario pendiente de una sentencia, podrían modificar los criterios para plantear la temporada venidera, que es la última de esta UTE, aunque tendrían derecho a pedir dos o tres prórrogas, de año en año, si la nueva Diputación salida de las próximas elecciones municipales así lo quisiera. El otoño del patriarca de la UTE es tenso, no en lo taurino, que a estas alturas le traerá al fresco, pero sí al judicial, que lo tendrá en un sin vivir.
El pliego de arrendamiento de la plaza, cuatro años incumplido con la connivencia de la Diputación, es asignatura pendiente hacia el aficionado, aunque Puche se empeña en abrazar la idea, parece ser que consentida por la otra parte, de que una compensación que cuesta mucho dinero, es traer dos veces en la temporada a Tomás. A pesar de haber confesado al periodista Daniel Herrera, perdidas de cerca de 200.000 € en la pasada feria, el empresario quiere cerrar su quinto año con una gran temporada y para ello cuenta con Javier Conde y con el veedor Manolon, al que eligió por no estar supeditado a los otros dos socios. Está haciendo gestiones para que Tomás reaparezca en Málaga y anima a los presidentes a que vayan a ver los toros al campo para evitar el baile de corrales.
Sin embargo todo esto, al aficionado le seguirá preocupando su manera de "mejorar", verbo que emplea demasiado ligeramente, y como una coletilla cada vez que se le pregunta por su grado de satisfacción. De momento seguirá sin contar con Simón Casas, lo que evidencia una ruptura entre los socios agravada a lo largo de estas temporadas pasadas. Le cuesta trabajo salirse de lo presupuestado por ejemplo para que las figuras doblen en la cartelería. Y opina lo mismo que el anterior empresario, que pagar 60.000 € a un ganadero por una corrida de toros, es una locura. Como ejemplo al Pilar, que como no venía José Tomás, no quiso respetarle el precio y se quedó fuera de la feria.
Dice Puche, que en esto el más honrado es el toro y la vaca, y debe llevar razón, el se dio cuenta cuando vio el "embolao" que le habían metido después de firmar el contrato sin haberlo leído, pero como el Patriarca de la UTE es muy malagueño, a lo hecho pecho. El patriarca no tendrá un buen otoño... y a los aficionados qué, ellos nunca tuvieron alguno bueno. Siguen siendo los parias de este negocio. ¡A ver cómo le va el invierno!
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