03 noviembre 2005

UNA SERIE DE EXTRAÑOS INTERESES

UNA SERIE DE EXTRAÑOS INTERESES
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Tribuna de Salamanca

Hace ocho años, un siete de mayo del año 97, Eduardo Martín Peñato decía como secretario de la Unión por la Defensa y Fomento de la Fiesta (UDFF), que había una "serie de extraños intereses que se mueven alrededor del espectáculo y que plantean muchos interrogantes, a los que hay que buscar respuestas para poder salvar a nuestra Fiesta". Aquella unión, que la integraban por entonces la Asociación Nacional de Ganaderías de Lidia, la Agrupación Española de Ganaderos de Reses Bravas, el Consejo General de Colegios Veterinarios de España, la Federación de Peñas y Clubes Taurinos de España y la Unión de Abonados Taurinos de España, tenía entre sus fines la defensa de la pureza e integridad de la Fiesta, contribución al fomento de la misma y participación activa tanto a nivel de Estado como de comunidades autónomas, en el desarrollo legislativo de toda normativa taurina. Hace ocho años como ahora que seguimos buscando soluciones al 33%, al afeitado, a la desnaturalización de las Escuelas Taurinas, al apoyo de las administraciones a la fiesta, al fraude de los certificados de las edades de los toros, a la poca asistencia de publico a los festejos, etc. Nada nuevo bajo el sol, la queja va unida al paso del tiempo. Unas cosas se arreglan, otras se complican y otras tantas se retuercen más.
Acaban de clausurarse las décimo primeras jornadas sobre Espectáculos Taurinos que se han celebrado en Salamanca y verán que una serie de extraños intereses merodean, cuando no mediatizan nuestra fiesta, incluidos los intereses políticos porque ya les anunciaba que con el nuevo reglamento andaluz vendrían las demás comunidades siendo ahora Castilla y León quien se apresta a su nacimiento. Verán qué extraños intereses: el publico no va a los toros, va a las capeas, a la suelta de vaquillas, a los encierros, va a donde se siente participativo y donde recibe un subidón de adrenalina y no a un espectáculo descafeinado donde la emoción, que la pone el toro, brilla por su ausencia. Claro, la fiesta nos interesa a todos, pero a quien más es a los organizadores porque estos ganan dinero pero no lo invierten en la promoción de su negocio, en buscar valores, y en promocionarse. En muchas ocasiones la pelota se la echan a las administraciones que interviene en el espectáculo como elefante en cacharrería porque los empresarios, que siempre se quejan de todo, les reclaman que ayuden y los políticos que a veces oyen a quienes no tienen que oír, suben los cánones de arrendamiento con la excusa de que partidas de dinero se destinen por ejemplo a la captación de novilleros cual si estos fueran vendedores de maquinas de coser a domicilio.
Extraños intereses cuando ahora que en España que se ha vuelto a reverdecer el espíritu federalista, todos queremos tener nuestro propio reglamento que es una forma absurda de sentirnos más independientes y más egoístas. Figúrense el caos que seria que cada comunidad tuviera un reglamento para el fútbol. ¡Pues eso!. Un lío. Todo para sentirnos más qué...
Una serie de extraños intereses que afectan a la crisis por la que atraviesa la fiesta, nada emocionante, aburrida, incómoda, con sol y moscas, cara, muy cara. Esos extraños intereses que nos quitan el sueño a los aficionados y que aún no sabiendo cuales son, todos sabemos los que son porque haberlos hay los... pero cada noche desde hace ya mucho tiempo sueño con que toda esta pesadilla pase y en la nueva temporada salte al ruedo un toro y se encuentre con un torero... entonces ya no habrá extraños intereses, aunque otros aparezcan, ¡que le vamos a hacer el hombre es así de inconformista, o más bien perfeccionista!... pero seguro que así se acabarían las tonterías porque volveríamos a emocionarnos con un toro y con un torero en el redondel... uno dos y tres.

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