07 noviembre 2005

DIARIO DE LA RESISTENCIA: Una trinchera histórica

DIARIO DE LA RESISTENCIA
Una trinchera histórica
Por Agustín Hervás

La casa de Enrique es una trinchera, él dice que es un museo en cuyas paredes cuelgan documentos, carteles, fotografías que forman parte de la historia de la tauromaquia, todas ellas rancias, todas ellas originales y desde principios del toreo a pie. Me emociona ver tanta historia junta. Me emociona y me motiva porque en esta trinchera histórica aún más me siento guerrillero defensor de los valores y pilares básicos de la tauromaquia y me hierve la sangre por la lucha y defensa de la dignidad del toreo y de mi plaza de la Malagueta. Hay tanta historia aquí que es una traición a la sangre derramada por nuestros antepasados, consentir que el poder político, bajo la zalea de la defensa de la fiesta, mangonee y compre con un puñado de euros repartidos a las escuelas taurinas, a la televisión y a los ayuntamientos la voluntad de empresarios, de aficionados de "reconocido prestigio" y de profesionales incapaces de ver más allá de sus carteras.
La historia que cuelga de las paredes de esta trinchera me ha dicho que Badila, que el Bachiller (tío de Enrique), que Joselito el Gallo, Belmonte, El Papa Negro, Frascuelo, El Guerra, Machaquito… no dieron su vida todas las tardes delante de toros musculados e íntegros, nada sospechosos y desvencijados, para llegar a esto… en esta trinchera histórica he visto una foto hecha desde La Coracha donde a más de unos gitanos y un burro con serón se ve La Malagueta fabricada de ladrillo visto al estilo mudéjar. Una plaza envidiada, señera y arrogante ahora no es más que un edificio herido y cuestionado.
Los que ocupan esta trinchera histórica vienen a decirnos que no estamos solos en la resistencia y aquí se han puesto de acuerdo en que por la sangre y el sudor derramados en la construcción de sus días, por una plaza llena de acontecimientos, de vida, de esencia y de arte, La Malagueta debe ser de primera. No es por la historia reciente que es pésima, sino por la historia antigua y el honor que jamás deberemos perder. Es al aficionado al que incumbe esta subida de categoría y lo es porque de el depende la vida de la plaza y de la tauromaquia y porque a el se le va a incrementar el costo administrativo de esta subida en la adquisición de las entradas para los espectáculos. Sin embargo el aficionado de Málaga no es exigente y ocurrirá que tendrá a partir del 2006 una plaza de primera con un empresario de tercera y un toro de segunda. Un toro que ya se procurará tenga kilos, que actualmente es lo único que lo diferencia de una plaza de segunda, pero que de trapío vaya justo. Si no se cumple esto así, el Juli cobrará más porque los de la resistencia sabemos que el Juli cobra por torear el toro de Zaragoza más que por torear el de Málaga y es que allí el empresario tiene billete grande y aquí el Marqués de Fuengirola lo tiene pequeño. A los políticos les interesa que la plaza sea de primera solo por una cuestión de imagen y de orgullo, por aquello de no ser menos que los sevillanos o los cordobeses y a los técnicos, es decir veterinarios, presidentes y adláteres, se adaptarán a lo que venga, algunos hasta sacaran partido provechoso de ello, con lo que en esta trinchera de lo que se habla es sólo de que será el bolsillo del aficionado el que se resienta.
Un veterano de la resistencia observa que uno de los factores en los que se podría cambiar el toro de segunda a primera sería el de la edad y acierta, ya no se llevan observaciones como esta pero si el toro a lidiar tuviera cinco años y cuatro hiervas este espectáculo sería distinto. Otro guerrillero de la vieja guardia se puso nostálgico y habló de cuando se luchaba en contra del anterior empresario, Martín Gálvez y de que ahora el refrán castellano se ha hecho otra vez cierto: Otros vendrán que bueno te harán, en clara referencia a que Martín Lorca ha hecho bueno a Martín Gálvez de cuyo abuelo se dijo que fue un señor de los taurinos que por donde iba todos le saludaban y se descubrian.
El nuevo reglamento andaluz suscita en la trinchera y entre la resistencia muchas dudas porque entre los presidentes que actúan en Málaga hay dos malos y uno bueno, el bueno podría servir para dignificar la plaza, es Santiago Dueñas, y el malo, que es Rafael Porras, para darle la razón a toda la prensa sobrecogida diciendo aquello de que doce mil personas tienen más razón que una por mor de la concesión de una oreja de más o de menos. Es decir Porras solo sirve en el palco para desprestigiar lo que para bien de la afición consigue Santiago. El segundo presidente malo, Enrique Moya, se dice que ha dimitido. Que no hay empatía entre los equipos gubernativos es cierto y de ahí tanto fracaso en el palco pero también es cierto que la prensa en Málaga ya no es lo que era, los que no comen de la mano del Marqués de Fuengirola, se han convertido en vulgares comentaristas y así andamos que cuando esta plaza era exigente todos los periodista menos Pacurrón apoyaban decisiones presidenciales por la dignidad del espectáculo, y ahora cuando un presidente malo concede setenta orejas todo va bien y cuando otro niega alguna es ir contra la fiesta.
Vivimos tiempos difíciles porque en la Universidad no hay aficionados aunque por inercia acuden a las corridas de feria, jóvenes. La unión de abonados pasa por una crisis que comenzó de manos del actual empresario y que llevó a la lucha por el mantenimiento del local que la Unión tiene cedido en la plaza. Pero la ultima reflexión que se ha hecho hoy en esta trinchera histórica ha sido sobre los políticos y la fiesta, y ha sido una reflexión napoleónica: Ofrecerme muchas ideas para no hacer ninguna.

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