04 octubre 2005

PICAZO Y PALHA

PICAZO Y PALHA
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Tribuna de Salamanca

Eso de que la feria de otoño madrileña sea en dos partes no me gusta, queda como separada por días fríos, rancios e inconexos con la realidad taurina. Dos partes, como dos patas, como dos tardes en colleras y además este año se nota aún más la flojedad de los carteles de la primera parte y la generosidad de los carteles de la segunda. Para abrir boca una novillada de novilleros que pretendían revalidar y una corrida de toros que no más que el anuncio le dio un ataque de riñón a Dávila Miura, los Palhas. La segunda parte curiosamente con tres toreros que no han estado bien en Salamanca. Bueno, Serafín Marín una tarde si y otra no. Los otros Castella y Perera para olvidarlos. No dudo porque yo he sido testigo de buenas tardes de Castella en otras plazas, que merezca estar en Madrid, es más lo aplaudo porque así se ve que el chaval no quiere eludir ningún compromiso con esta plaza que tanto le ha dado desde San Isidro acá, y no dudo de las buenas facultades y voluntades del extremeño pero aún no he tenido la suerte de verlo bien y en esta temporada ya lo he visto un puñado de veces. Lo del matrimonio de Victorino con Madrid ya es archiconocido y con ser importante para mí lo de menos es el cartel de toreros porque una vez más tengo que reconocer mi admiración por cualquiera que se vista de luces y sobre todo mi amor al toro bravo.
Deseo que la segunda parte sea distinta, no mejor ni peor, sino distinta a la primera parte de la feria ya que el pasado fin de semana fue para aburrir a los muertos. Veamos: la novillada de La Guadamilla tuvo tres y tres, el primero bueno por los dos pitones, el cuarto mejor por el izquierdo que por el derecho pero se abría más a la salida del muletazo. El tercero fue un bobo nobleton manejable. Sin clase segundo y quinto este descastado. El sexto manso. Pero la corrida del portugués aún peor, ayuna de emoción porque la emoción la pone la casta y la casta brilló por su ausencia. Desiguales de presentación los cuatro que se lidiaron, inválidos, embistiendo sin limpieza el primero, a arreones el cuarto, gazapón el tercero y el sexto con clase pero sin poder con su alma. Los remiendos, uno de sobrero de Salvador Domecq soso y otro de Carriquiri manso.
Las notas destacadas de los dos primeros festejos las pusieron esta ganadería portuguesa de la que se esperaba mucho más y de la que se vio que lo mejor de la camada ya estaba lidiado, que ni cuarentena por la Lengua Azul ni cuentos chinos, sólo falta de casta, de mucha casta. Y en la novillada la nota fue el corte de coleta del recomendado Picazo, que ahora se ha arrepentido y que a mí me pareció muy bien que se la cortara, las razones, se las explicó muy bien a Molés, "me veía toreando corridas duras", o algo así. Y según me parece, al chaval no le faltaba razón aun cuando la decisión la tomara en caliente, que se siga vistiendo de torero me parece a mí que va a ser "pa ná" por lo visto el sábado, con el primer novillo, vistas las buenas maneras debió haberse apretado más para poner a la gente de su parte ya que estaba en contra del novillo y con el cuarto sin estar mal tampoco estuvo bien pues le faltó bragueta en algunas series de muletazos.
El resto de los coletas. Inédito Ureña, y Sergio Serrano por ver con otro material. Y en la corrida, Rafaelillo no entendió al cuarto. Robleño, que sustituía al inteligente Dávila que con la justificación del dolor de riñón se quitó de lo que sus veedores habían preconizado como un desastre, con los remiendos dio la razón a la ausencia de Miura y Paulita que parece que tiene clase toreando no pudo demostrarla.

No hay comentarios: