Domingo 16 de mayo DE 1999.
Plaza de toros de Marbella.
Cuatro erales de la ganadería de los Hermanos Sampedro (bien presentados, con kilos, nobles y bondadosos los dos primeros, con genio pero sin peligro los corridos en tercer y cuarto lugar).
DAVID CANO, de Marbella (ovación en su lote).
EL LICENCIADO (dos orejas y dos orejas y rabo).
Marbella, 16 de mayo´99. Crónica de Agustín HERVAS.
Su padre no lo sabía, el chaval se fue a torear y el padre ni se enteró.
Le había pedido a su futuro suegro vestirse de luces y lo hizo de blanco y oro como manda la tradición en un chaval que se bautiza.
Cuando acudí a la plaza de toros iba con la firme convicción de ver al local David Cano impregnar de gotas de calidad el toreo y a un nuevo chaval de estos cuyos padres se arriman a la costa para desengañar a sus hijos de lo difícil que es ser torero.
Lo más sobresaliente del toreo de David en esta ocasión fue su voluntad, no hubo más, los fallos a espadas le privaron de obtener triunfos. En un arranque desmedido de rabia, se cogió el añadido y se lo quitó. Nada de importancia, el chaval sigue en la brega.
Pero la sorpresa más grande y por eso las novilladas sin caballos, o de promoción, son tan interesantes para el futuro de la fiesta y emoción del aficionado, la dio un chaval bien parecido, que corteja a una de las hijas del empresario de Marbella, Pepe Luis Román y que se llama Manuel Benítez por su padre. Pero su padre estaba en Córdoba, no sabia que uno de sus tres hijos se vestía de luces en marbella. Acudieron sus dos hermanos que como los demás pocos asistentes al festejo se lo pasaron en grande y lo filmaron en video para que quede en la posteridad.
Este si es el legítimo del Cordobés, sangre de su sangre reconocida, que había toreado con su padre en Mijas unos festivales y que ayer, en silencio, se vistió de dulce y oro para: estar valiente, muy valiente con sus dos novillacos, quedarse muy quieto, sin enmendarse a pesar de los achuchones, y correr la mano conduciendo embestidas buenas pero alocadas de los de Sampedro. Cuando lo hizo por el pitón derecho, erguida la figura, la mano izquierda en la cintura y la derecha baja llevaba toreado y obligado al novillo. Cuando por la izquierda la bamba de la muleta arrastraba el suelo y quebrada la cintura, su toreo nos transportaba a los felices 60 cuando su padre, Manuel Benítez Pérez "El Cordobés", llenaba nuestras retinas con su toreo abettelado.
No soy amigo de jugar al futuro y menos de apostar en el toreo pero a poco que este chaval quiera, sin ser Belmonte redivivo, podrá poner un poco de sabia nueva y fresca a este tronco mustio que en la actualidad significa el tronco del toreo y llenar las plazas de toros.
La presidencia a cargo del Sr. Flores excedida en trofeos.
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