Por José Cisneros
Su primer traje
Como es natural, entre semana y por las mañanas, es imposible que los jóvenes aspirantes vayan al campo debido a sus obligaciones escolares, las cuales si no lo primero, si deben ir al mismo compás que ejercitan su por ahora afición a los toros, que de tener suerte, un día no muy lejano muchos de ellos convierten en profesión. Todo lo contrario ocurre cuando el tentadero es por la tarde o en algún día no lectivo, es entonces cuando de otra manera también suelo disfrutar en el campo al lado del aspirante Pepe Viedma.
Pepe es un chaval de 18 años con el que llevo ligado unos tres años desde que le vi en una capea celebrada en la Plaza de Toros de Ubeda. Aquella tarde Pepe me llamó la atención por su quietud delante de una vaca vieja de estas cornalonas que suelen echar para diversión de los aficionados. Si he de ser sincero, él fue quien me descubrió que la vaca se tragaba la “pañosa”, ya que como “perro viejo” habiendo recorrido muchas capeas en mi mocedad, aguardaba desde un burladero que alguien fuera hacia ella para ver sus reacciones y decidir salir o no a darle algún muletazo. Fue una tarde muy bonita, pocos, bien es verdad, ya que las vacas no eran muy allá, pero los dos toreamos y desde entonces mantenemos una bonita amistad ¡Se imaginan Pepe Viedma, figura del toreo!, el tiempo hablará por sí mismo.
Mientras tanto y pendiente a sus estudios, los compagina entrenando a diario con el maestro Juan Antonio Millán, quien con una pedagogía exquisita explica al alumno los terrenos, colocación y proceder en las distintas suertes de la lidia. Puedo asegurarles que es una verdadera satisfacción estar observando a ambos -profesos y alumno- sus colocaciones, sus movimientos de piernas, de cadera y, sobre todo de muñeca para ligar los pases y realizar un remate de bellísima ejecución.
Esta, es otra manera de disfrutar del toreo, creo que una de las primeras que cualquier nuevo aficionado a los toros debiera asistir para poder admirar ese sacrificio diario que un torero realiza para estar siempre preparado y a punto por si en algún momento suena ese teléfono de la contratación. Admirar a los llamados figuras en muchas Plazas de Toros y sobre todo en televisión, nunca da la medida exacta de la realidad de sacrificio que experimenta un torero a lo largo de su vida y su carrera.
Por eso, encontrar a un aspirante a torero en cualquier momento, bien estudiando, bien entrenando o en la mejor de las situaciones, toreando en el campo cualquier día del año, alejado de esa vida diaria que cualquier joven habitualmente desarrolla, es un “diezmo” que hay que pagar en esta durísima pero más bonita profesión del mundo. Después con el tiempo, como he dicho anteriormente, por unas u otras razones en las cuales no vamos a ahondar, se llegará o no se llegará; pero de lo que si estoy convencido de todas, todas, es que en todo este tiempo de espera se habrá forjado una buena persona.
NUEVE VERSOS A PEPE VIEDMA
Crisol y cuna, Córdoba;
la sultana y mora.
Ubeda, historia, vida y toro,
José Biedma, la obra.
Una, para el Torero luz;
la otra, para su arte fragua.
Luz y fragua. Fragua y luz
En auroras de juventud,
se envuelve de oro en un traje azul.
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