Juan Antonio Lara a la derecha de la foto.
Fotos: Francisco Rodríguez
¡Cuanta razón tenía Curro Romero! "Las cosas güenas en tarrito de esencia" Y sí señor. Francisco Rodríguez, ese mecenas inconmensurable de vocaciones románticas, me habló de este museo rondeño como una obra exquisita de voluntad, trabajo y empeño personal de un hombre que movido tan solo por su ilusión y su afición a coleccionar el pasado, ha juntado en su casa palacio de Ronda una cantidad de objetos, taurinos, científicos, de brujería, relojería, porcelanas, armas y un etc. tan amplio como interesante, que embullen al visitante en una atmósfera de emociones que confortan el espíritu de quienes no solo las ven, sino que además las tocan. Porque sépase que Juan Antonio Lara, alma mater del Museo, permite interactuar con sus colecciones, pues se pueden tocar y usar algunos objetos para mayor conocimiento. Juan Antonio Lara, entiende que no solo la vista suma pedagogía en su casa, en lo que está expuesto, sino que además el tacto es fundamental.
.- Es que así los niños aprenden más. Tocando, tocando... si se estropea ya se arreglará!
La tarde además de espléndida ha sido completa. Nuestro anfitrión se preocupó de ello, desde el exquisito vino rondeño, joven por cierto, de la cosecha del 2010, hasta la más minuciosa explicación de cada detalle del Museo que nos enseñaba, ha valido un Potosí.
Los visitantes que lleguen a Ronda, jamás deben perderse la emoción que conlleva empaparse de la historia que alberga esta Casa Palacio que con tanto esmero Juan Antonio Lara ha creado para la humanidad.
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