Novillada sin picadores en la plaza de Marbella, 5 de Junio de 2011.
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Cuatro novillos de Ruíz Miguel, flojos, todos perdieron las manos. Primero se dejó por el pitón derecho. Segundo bueno. Tercero sin fijeza, bronco. Cuarto manejable. José Ángel Moreno de San Pedro Alcántara, pinchazo, media delantera caída, aviso y descabello, ovación. Estocada, descabello, oreja. David Fernandez, trasera caída, oreja. Estocada a ley, dos orejas.
Quitó a la verónica el sobresaliente Luis de Ramirez, de Ronda, con gran empaque.
El toreo es entrega, es pasión, y los jóvenes novilleros atesoran una de las más mágicas virtudes, la esperanza que vierten entre los aficionados. Ver a los novilleros es ver el futuro de la fiesta y el futuro significa la continuidad de la tauromaquia.
José Ángel Moreno ha tenido durante toda la tarde la virtud de querer hacer bien el toreo bueno. Citar con medio pecho, cruzarse, cargar la suerte, cuando los muletazos le salían bien, daba gusto reencontrarse con el viejo toreo de siempre interpretado por un joven chaval. Luego estaba el novillero que torea poco, que se descubre, que se precipita, y que es cogido, desarmado. Moreno estuvo toda la tarde, sin faltar un momento en novillero, en novillero de verdad, con sus fallos y con sus aciertos pero poniéndose con mucha verdad. Nada de perfil, nada de alivio. Deseo que nadie de su entorno le corrija la verdad del toreo y lo haga un vulgar pegapases porque el futuro que deseo para la fiesta es parecido a lo que Moreno interpreta. La verdad del toreo. En su primer novillo toreo bien por la izquierda, y en el tercero, un manso que buscaba toriles al que Miguelin de Marbella le arreó dos pares de banderillas antológicos y al que le dieron dos mil capotazos para intentar fijarlo, Moreno estuvo voluntarioso y queriendo hacer las cosas bien.
David Fernandez de Cehegín, Murcia, está curtido y sabe de lo que va esto, dentro de lo malo le tocó el mejor lote y pasó al segundo de muleta por ambos pitones con bastante solvencia. Es valiente el chaval y no demora en echarse de rodillas a dar largas cambiadas, en el cuarto estuvo sobrado, el animal el más inválido de la tarde.
Los novillos de Ruiz Miguel, demasiado faltos de fuerza que acusaron en sus embestidas. Sin fijeza, sueltos, broncos y correosos, iban y venían pero sin clase en las embestidas. De haber tenido fuerza, hubieran supuesto una fuerte revalida para los chavales.
¡Aquí paz y allí gloria!
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