Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Ser una vieja gloria lejos de ser una virtud se ha convertido en este país en un problema político. Depende del interés de la cosa; así, aquellos que a menudo olvidan su servidumbre para con el pueblo y que medran su voluntad; son favorecidos o no.
No sé si exactamente como viejas glorias o como profesionales rotos por el sistema, se han reunido en Granada personajes que supusieron ser parte viva del toreo. Los presidentes que pertenecen a la Dirección General de la Policía y que ejercieron la dirección técnica del espectáculo se han reunido en la ciudad andaluza para compartir ideas, rememorar historias y sin ánimo de ejercer crítica, pero constatando los hechos, dejar consideración de lo mal que los políticos lo han hecho con ellos.
Nunca se les agradeció sus servicios, porque para los políticos no ha cambiado su estatus, algunos policías presiden. El agradecimiento sería la confirmación del hecho.
Aquellos presidentes tuvieron una participación muy importante en las presidencias de los espectáculos taurinos y colaboraron, por su experiencia, a introducir en los reglamentos artículos que permitían el mejor desarrollo del espectáculo y la mejor defensa del aficionado. Sin embargo el político de turno se pasó por la entrepierna su experiencia y decidió, caso del reglamento andaluz, contar en menor medida con los aficionados y presidentes expertos y llenarse de las ideas de los taurinos.
No contar con aquellos presidentes tiene una lectura, primero rápida, y es que querían quitarse del medio a todo lo que oliera a policía, y segundo perjudicial, porque no se aprovecharon sus magníficos conocimientos. Conocimientos que por otra parte están llenos de un sentido ético de la actividad, sobrevenidos a través de la experiencia de tantas décadas de historia observando y dirigiendo el espectáculo desde los palcos presidenciales habiendo sido parte del mismo.
Que la administración ha propiciado la desaparición de los policías en las presidencias, es algo constatado, aunque se empeñen en decir que entre los presidentes seglares también hay policías. Pero también, con aquella decisión se ha desperdiciado y no se ha aprovechado la experiencia de estas viejas glorias del espectáculo, que por definición profesional defendieron a los aficionados contra la picaresca taurina.
A los políticos no les interesa la fiesta pura, la emoción y el sentido vivo de un arte ilimitado y efímero. Solo les interesa el folclore y la diversión. El rigor reglamentista no es posible en una sociedad permisiva y mediocre en la que estamos. Se ve en las declaraciones del presidente del gobierno asumiendo la responsabilidad del caos de Barcelona, que es como aquel de entre la pandilla que sacaba pecho sabiendo que era más fuerte y decía bravuconamente algo así: si, asumo toda la responsabilidad ¡y qué!
En la fiesta de ahora, el toreo moderno, el político solo quiere que la gente se divierta como aquello del pan y toros. La fiesta no puede ser un problema, demos un paso para su modernización, parecieron decir los poderes fácticos entre los que se encuentran los grandes señores del toreo. ¡Quitemos a los policías!
Algunos de los presidentes reunidos tienen claro que la fiesta no tiene futuro porque falta emoción. Y no es que la emoción sea estar con el corazón en la boca durante todo el festejo, sino la emoción particularizada que da un detalle, una chispa efímera, de por ejemplo una verónica bien ejecuta, o un toro dominado por una eficaz muleta. El pellizco es cada vez menos frecuente. Se lamentan algunos asistentes. A los que ahora tienen el control de la fiesta nada les importa esto. Sólo conceder muchas orejas e indultar muchos toros. Quizás por ello allí también estaban algunos de los presidentes policías reaccionarios a la idea general y representantes máximos del orejismo y la indultitis. Como el de Murcia y uno que fue de Salamanca ya muy jubilado y de nombre difícil de recordar.
Nombres como Aldecoy, Espadas de Madrid, Sabina de Jaén, Fernández Torres de Málaga, Emilio Fernández, Delmiro, Gonzalo, estos últimos de Sevilla. Muriel de Burgos. Una legión de nombres ilustres que iluminaron con honor los palcos en defensa de la afición a pesar de errores.
Calificado como interesante y agradable, el encuentro se repetirá el próximo año, por mayo, en Salamanca.
No se sabe bien si como reacción a la reunión de los presidentes de Granada, o por pura casualidad, la Tertulia Taurina Tercio de Quites, de Córdoba, ha premiado a su paisano, José Antonio Soriano, artífice del reglamento andaluz, por su aportación y fomento a la fiesta.
4 comentarios:
Hay Córdoba, la de los Califas, lo que fuistes y lo que eres en el toreo. La de Ayer plaza importante, hoy plaza de primera con espectáculo de segunda. Ayer inundada de buenos aficionados y tertulias cabales y de solera. Hoy embadurnada de pelotas que premian a uno que ha hecho un enorme daño a la Fiesta en Andalucía, el demagogo y consentidor de los taurinos, Soriano.
Arenero
LA IMPORTANCIA DE LAS PLAZAS LAS HACE LA AFICION,YA SE PONGAN PRESIDENTES DEL TIPO QUE SE QUIERA.EN LA MAESTRANZA EL PRESIDENTE MIRA A LOS TENDIDOS 1 Y
2 PARA OTORGAR PREMIOS,EN LAS VENTAS MIRAN DE REOJO AL TENDIDO 7.LA PENA ESQUE NOS ESTAMOS QUEDANDO SIN AFICIONADOS,Y ESTAN CRECIENDO DE UNA FORMA ALARMANTE LOS AFICIONADOS "MEDIATICOS".
Pues de acuerdo en parte con cortinar, pero en determinadas plazas. En otras, las más, y pongo por ejemplo el caso de Málaga con la llegada al palco de Fernández Torres, fue la labor de dicho presidente la que dio prestigio a la Malagueta, que dejó de ser la "plaza o feria del chanquete". Porqué la afición de aquella época no era mucho mejor que la de ahora: prácticamente inexistente.
Pepe.P
Despues de premiar a Soriano por sus meritos ¿?, premiaran a los hermanitos Romero y a los maestros Ruiz Miguel y Chicote.
En esta Andalucía, al contrario que enn todo mundo, para ser importante hay que ser un tarugo. Son los que triunfan.
Puerta oscura
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