22 octubre 2007

ALGO SOBRE EL TORO DE LIDIA


Foto de mi archivo personal

SOBRE EL TORO DE LIDIA.
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio

El toro de lidia ha de ser ni grande ni chico: si no toro. Primero por su edad y luego por su trapío, a tenor del tipo de los individuos de su raza, de la ganadería a la que pertenezcan, por estar limpios de cuerna y de piel, por estar fuertes y sanos, musculosos y sin defecto alguno, ni tara de mansedumbre vista, que se les pueda desechar.
Hemos de apreciar su contextura. Un peso bien proporcionado, y su edad y linaje. Un cuello, ni largo (avacado), ni corto (acochinado), sino que guarde relación con su cabeza bien armada y limpia de pitones, sin llegar a cornalón. La cola larga y pezuña fina indica ser un animal distinguido y de lujo. De buena lámina y que su musculosa anatomía se transparente bajo su piel aterciopelada. O sea un toro con verdadera estampa y trapío. Ya durante la lidia nos irá diciendo sus condiciones en poder, en acometividad y bravura, de la que sólo él, es el dueño.
Veremos si a su salida se asoma al ruedo y mira desconfiado. si anda despacio, husmeando y buscando el escape y olfatee lo que escarba. O al contrario si salta al ruedo alegre y nervioso, y mira descarado y sin tardear, ni recelo, acude presto al capote que le saluda y cita, y lo persigue hasta que se oculta en un burladero, al que derrota. Si se le arranca de largo al matador y si dudara humilla tomando los vuelos del engaño, repitiendo de un lado a otro y doblando suavemente hacia adentro, sin acostarse y buscando con codicia la presa que se le escapa. si para picarle hay que echarle el caballo encima y con la cara levantada y las manos por delante frena en la suerte, para defender su mansedumbre a fuerza de hachazos. O si se arranca de largo y por derecho, y mete la cabeza debajo de la bragada del caballo y se recrece al castigo apoyándose en las patas traseras para su empuje, hasta que el capote del espada de turno le saque engañado, antes que derribe.
Si en banderillas no acude al cite, y al cambiarle el terreno se marcha eligiendo su sitio defensivo, donde espera a que le llegue un hombre a cuerpo limpio, para derrotarle antes de clavar. O si se arranca de largo alegre y sin cortar terreno, para reunirse en el punto de la cita, y al humillar recibir noblemente el par, que le prende el rehiletero.
Ver si en el último tercio se cobija el toro en tablas para defenderse y esperar que llegue el espada para derrotarle con agresividad el trapo rojo. O si toma la muleta con nobleza y bravura, siguiendo la línea que el diestro le marca en su recorrido, comiéndose el engaño, hasta que dominado se cuadre y pida la muerte.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Los toros en la Europa Occidental son algo más importante que el teatro"

Frase de Albert Boadella en la COPE
P.Pastor