17 abril 2006

EL MARRON DE SORIANO

EL MARRON DE SORIANO
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Tribuna de Salamanca

José Antonio Soriano, el responsable de juegos y espectáculos de la Junta de Andalucía se ha tragado un marrón de órdago a la grande que ha culminado con el parto del nuevo Reglamento Taurino que casi con seguridad servirá no solo en Andalucía, sino que sentará las bases para el reglamento de otras comunidades en esta fiebre españolísima de federar todo y dividir más que unir.
Soriano recibió el marrón de manos del Parlamento Andaluz hace un par de años cuando en un momento de ocio de los parlamentarios, que no tenían otra cosa que hacer en ese momento, se les ocurrió instigados por uno que se dice andalucista, Ildefonso del Olmo, meterle mano a un sector de la vida publica española donde aún no habían trabajado los políticos suficiente para captar votos: El mundo del toro.
Soriano ha tenido a su favor el trágala del "mandao" y la paciencia, para parecer más democrático, de oír a los sectores taurinos, con orejas de distinto tamaño, para llegar a imprimir una norma que empezó como un bodrio y ha acabado en sainete soportable.
La norma taurina andaluza comienza con una verdad a medias que es igual que decir una mentira a medias pero que suena peor, y es la justificación del preámbulo, porque como el reglamento nacional jamás llegó a aplicarse con corrección han necesitado de este para tapar errores o añadir asuntos de la conveniencia de los taurinos.
Es obvio y la norma lo recoge, que la evolución social va por la dulzura de la fiesta, como se está sustentando en los medios de comunicación del aparato de la Junta andaluza, y no por la esencia de la misma que es la lucha entre la vida y la muerte. Razones esgrimidas con la finalidad (mentiras a medias y medias verdades) del nuevo espíritu sensiblero del hombre y de que Europa no nos mire mal, ahora que nos llevamos tan bien.
Como toda norma incluye articulados buenos y malos pero ya que se nos ha concedido lo que los aficionados podemos hacer es exigir que se cumpla y que se haga con rigor sobre todo en aquellos lugares más desprotegidos que son las plazas de tercera y de inferior categoría, donde poco más o menos la norma no incide en destronar la pillería instalada en ellas.
Que las empresas que ejerzan la actividad deban inscribirse es bueno porque se evitará el intrusismo y el engaño, sobre todo el engaño y la piratería. Hay ayuntamientos modestos que por poner los festejos de las ferias en manos de rateros se han visto con un sofocón en sus arcas.
Se argumenta en el reglamento que el protagonismo del toro se ensalza y en realidad cuanto menos parece dudoso. Las cuestiones de la puya y de los petos son mas irrelevantes de lo que la propaganda ha vertido y lo que si da este reglamento es un protagonismo excesivo al torero, un logro pernicioso para la fiesta ya que erróneamente hasta ahora los toreros decían que no se les tenía en cuenta y era porque actuaban en contra de la verdad de la fiesta que es el toro. A los que siempre respetaron al animal y le dieron su sitio, la afición los respetó. Ahora se les tendrá en cuenta pero rebajaran el protagonismo del toro. El indulto en las plazas permanentes sean de la categoría que sean es una incongruencia para la fiesta pues solo será para darse publicidad.
Los recortadotes que han aparecido en la tauromaquia actual con mayor proliferación se han visto beneficiador por la norma al ser tratados con justicia como un espectáculo más, que por cierto va en constante auge por el hecho incontestable de que sus actuaciones contienen más emoción que las corridas de toros.
A las plazas de Sevilla y de Córdoba se les une la de Málaga como de primera categoría, sin embargo esta no la merece aún; por el publico pueblerino y chabacano que no exige el toro - toro y que no trata con rigor y entendimiento las faenas de los toreros, participando en la fiesta como si se tratara la corrida de una gran tómbola donde las orejas no cuesta nada obtenerlas; a la posición actual de la Malagueta, han contribuido la mala gestión de una empresa de billete pequeño, la del Marqués de Fuengirola, una propiedad sospechosamente interesada más en los terrenos de los corrales, ahora en obras, que en el beneficio de la afición, y una autoridad desconsiderada, sin criterio y vendida más a favor de la empresa que del publico al que se le trata de bobo. La única excepción de rigor y criterio en la autoridad es el del presidente Santiago Dueñas que la pasada temporada se atrevió con coherencia y responsabilidad a enfrentarse a la dictadura de las figuras.
La redacción del reglamento en lo que se refiere a la absurda paridad le pega palos al idioma castellano en cada uno de sus párrafos porque según los políticos, catedráticos en lenguaje donde se precie, han considerado que nuestra lengua es sexista desde tiempos inmemoriales y que por tanto hora era ya, en los renglones que los socialistas dictan en la región del sur, de acabar con ese oprobio y reiterar lo que en la virtud del castellano es impagable, la economía del lenguaje. En vez de escribir "los presidentes", escriben con alarde chovinista: "Los presidentes o las presidentas". Estos zoquetes para ganar votos entre grupos de mujeres cabreadas, prefieren reiterar lo que ya el idioma da por significado con el uso del plural: Los presidentes. Que significa masculino y femenino.
En lo referente al nombramiento de los presidentes, dado por sentado que la policía ya no va a tener las atribuciones exclusivas, serán los Delegados del gobierno los que los elijan en plazas de primera y segunda. En las de tercera los alcaldes y si el ayuntamiento es empresa, nombrará también el delegado. A pesar de estar clara la norma no está matizada porque no se dice quien propone a los presidentes para ser elegidos y por consiguiente se puede incurrir en fraude de ley por prevaricación o interés si es la administración la que nombra a dedo, pues no hay un concurso publico como entiendo que está regulado cualquier servicio que se preste a la administración, aunque como en este caso, sea gratuito. Tal y como la norma lo asienta puede dar sospecha a que los presidentes sean amigos de los políticos de turno contribuyendo con ello a relaciones solapadas entre empresas y ayuntamientos cosa muy frecuente en las plazas de tercera categoría, que hora es ya de recordarlo, son las más perjudicadas con este nuevo reglamento.

1 comentario:

Martín Ruiz Gárate dijo...

Magnífico artículo. Un saludo.