11 enero 2024

LA FIESTA BRAVA EN EL PERU. LA PLAZA DE ACHO (I)



La Plaza de Acho

Por Ángel Parra Guzmán		

Habiendo quedado aparentemente agotado el debate sobre la antigüedad 
de las Plazas de Toros en el mundo, en el que se han recibido 
importantísimos aportes, reenviamos incluyendo los aportes recibidos, 
que consideramos invalorables, nuestro comentario que originara la 
participación dentro de un bello y alturado debate de aficionados de 
todo el mundo. Ojalá se encuentren nuevos aportes que nos permitan 
ampliar aún más esta información, que de momento, salvo mejor parecer, 
pareciera quedar de la siguiente manera...

El Perú posee una larga tradición taurina, la misma que se inicia el año 
1535 cuando según nos narra el insigne escritor y tradicionista Don 
Ricardo Palma, el Marqués Don Francisco Pizarro mató y alanceó un toro 
a caballo en la Plaza Mayor de Lima. Desde entonces no hubo 
acontecimiento que no fue se festejado con una Corrida de Toros en las 
que era costumbre realizar hermosos despejes previos, siendo la mayoría 
de ellos de connotación militar o política.

En 1760 Don Cristóbal de Vargas inició la construcción al pie del cerro 
San Cristóbal y a orillas del río Rímac de la Plaza de Toros de Acho. 
Había recibido el encargo de Don Agustín Hipólito de Landaburu y 
Rivera, por órdenes del Virrey Don Manuel de Amat y Juniet, tomando 
su nombre del vocablo Hacho término con el que en la colonia se 
denominaba a las extensiones de terreno ubicados en desniveles de 
mayor altura.

La Plaza de Toros de Acho se convertiría en una de las más bellas y de 
más solera del mundo, además de ser en la actualidad la más antigua de 
Sudamérica y la séptima en antigüedad en el mundo, antecediéndola 
únicamente las de: Santa Cruz de Múdela (1641); Cañadas de Obregón, 
hoy Plaza Rodolfo Gaona (Jalisco-México / 1681); Bejar de Salamanca 
(1711); Campofrío de Huelva (1717); Almadén de Ciudad Real (1750); Real 
Maestranza de Sevilla (1761); y Zaragoza (1764). Es posterior a la Plaza de 
Lima la de Ronda inaugurada el año 1785.

Es muy importante señalar que este nuevo ordenamiento cronológico 
data del mes de octubre de 1998 debiéndose a un debate suscitado en el 
Circuito Mundo Taurino del aficionado Stanley Conrad que agrupa tres 
mil setecientos aficionados en diferentes países del mundo a través del 
Internet y en donde  participaron importantes periodistas taurinos 
especializados de España, Francia, Estados Unidos, México, Colombia, 
Venezuela, Ecuador y Perú, tomándose como punto de partida un artículo 
escrito por el autor de éstas líneas, un estudio realizado por el aficionado 
señor Arturo Díaz en San Diego California, y los nuevos datos aportados 
recién durante el año 1995 por la colección Espasa Calpé (José María de 
Cosío edición 1995, Capítulo 9 página 611) que confirman la antigüedad 
de la Plaza de Cañadas en México y que continúa en vigencia con un 
aforo para mil personas en promedio. 

Durante sus primeros ciento cincuenta años el ruedo de la Plaza de Acho 
fue muy amplio para que pudiera servir especialmente en los despejes 
militares. Medía cerca de 92 metros de diámetro y las filas del tendido 
tenían de siete a ocho gradas, rematadas con las Galerías o Palcos Altos 
El ruedo tenía forma de octágono, no tenía callejón y sus burladeros estaban 
situados a todo el rededor del ruedo. Las filas del tendido tenían 
de siete a ocho gradas, rematadas con las galerías o palcos altos.

El maderamen de la primera plaza, incluyendo su preciosa arquería, 
corona los tendidos de la actual y remozada Plaza de Acho, otorgándole 
excepcional belleza y personalidad arquitectónica.

Al centro del ruedo existía un "templador", especie de jaula que servía de 
burladero y un asta de bandera que ondeaba en el mismo centro.

El palco presidencial, muy diferente al que apreciamos en la Plaza hoy en 
nuestros días, y similar al que existe en la actualidad en la Maestranza de 
Maracay, coronaba lo que podría ser la división entre los tendidos de Sol 
y de Sombra.

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