REAL DECRETO 60/2001, DE 26 DE ENERO, SOBRE PROTOTIPO RACIAL DE LA RAZA
BOVINA DE LIDIA.
Sumario:
Artículo Único. Prototipo racial de la raza bovina de lidia.
DISPOSICIÓN FINAL PRIMERA. Título competencial.
DISPOSICIÓN FINAL SEGUNDA. Entrada en vigor
ANEXO I. Reglamentación por la que se establecen los criterios básicos
de
determinación del prototipo racial del bovino de lidia.
Artículo 1. Morfotipo.
Artículo 2. Caracteres regionales.
Artículo 3. Prototipo racial por encastes.
La raza bovina de lidia se genera en España en plena Edad Media,
caracterizada por su agresividad y resistencia a las fórmulas
de manejo convencionales.
La raza de lidia se explota en un sistema extensivo puro, en permanente
contacto con la naturaleza. Se trata de una raza de
gran rusticidad, capaz de aprovechar todo tipo de recursos naturales y
con una magnífica capacidad de adaptación a cualquier
ecosistema, ejerciendo un efecto beneficioso de conservación sobre los
mismos, merced al pastoreo. Son animales muy
territoriales y de carácter generalmente tranquilo cuando se encuentran
en su entorno natural, convirtiéndose en difíciles de
manejar si están fuera de su hábitat, por su carácter irritable.
Durante siglos se ha venido seleccionando por caracteres psicológicos de
comportamiento, independientemente de su tipo
zootécnico, que se ha empezado a considerar en mayor medida en épocas
más recientes. Actualmente se practica en la raza
una selección funcional basada en la prueba de la tienta, acompañada por
otra selección genealógica y morfológica, que tienen
carácter temporal y que se consideran definitivas sólo cuando se realiza
con buenos resultados la comprobación de la
descendencia.
Estos patrones generales de selección tienen interpretaciones personales
por parte de cada ganadero, lo cual contribuye a
mantener la variedad característica de la raza y convierte al toro de
lidia en un animal diferente de cualquier otra raza explotada
por el hombre, constituyendo la principal aportación española a la
bovinotecnia mundial.
Debido a una selección basada en criterios de comportamiento, existe en
la raza gran variedad de encornaduras, alto grado de
variación cromática del pelaje, oscilaciones extremas de perfil
fronto-nasal, proporciones, tamaño, peso, etc. De la misma
forma, se dan comportamientos característicos por ganaderías y/o
encastes, imposibles de aunar, pues cada tipo de toro actual
es fruto de un trabajo de selección personal de cada ganadero y sus
antecesores. En realidad, existen tantos criterios de
selección como ganaderos, pues la raza se caracteriza por su diversidad
de comportamientos durante la lidia.
Independientemente de los caracteres morfológicos, comunes a la mayoría
de los ejemplares que integran la raza de lidia,
existen muchos aspectos que fomentan la diversidad de caracteres étnicos
en función de la línea de procedencia (encaste) del
que deriven.
Los distintos encastes se han formado a través de la selección realizada
a partir de las castas fundacionales de procedencia, o a
partir de diversos cruzamientos entre castas o encastes del mismo
tronco, habiéndose extinguido en la actualidad muchos de
ellos. De estos encastes y de sus cruzamientos proceden la mayoría de
las ganaderías que han llegado a nuestros días, si bien
están en continua evolución, y por tanto sujetos a cambios en su
morfología.
La finalidad de la presente reglamentación es contener el prototipo
racial de la raza bovina de lidia, a los solos efectos de dotar
del marco normativo apropiado que garantice que la inscripción en los
libros o registros de los animales por las organizaciones y
asociaciones de criadores oficialmente reconocidas se ajustan a unos
mismos estándares de pureza.
El Real Decreto 420/1987, de 20 de febrero, sobre selección y
reproducción de ganado bovino de razas puras, en su artículo 8
dispone que, con el fin de salvaguardar la pureza de las razas en todo
el territorio nacional, se determinarán los criterios básicos
para la reglamentación de los libros y registros genealógicos, así como
para el control de rendimientos y de valoración de los
reproductores inscritos en los mismos.
En la tramitación del presente Real Decreto han sido consultadas las
Comunidades Autónomas y las entidades representativas
de los sectores afectados. Asimismo, se ha sometido a consulta de la
Comisión Consultiva Nacional de Asuntos Taurinos.
En su virtud, a propuesta del Ministro del Interior y previa
deliberación del Consejo de Ministros en su reunión del día 26 de
enero de 2001, dispongo:
Artículo Único. Prototipo racial de la raza bovina de lidia.
1. Se aprueba la reglamentación por la que se establecen los criterios
básicos de determinación del prototipo racial del toro de
lidia, que figura como anexo I del presente Real Decreto, a la cual
deberán atenerse las organizaciones y asociaciones
reconocidas para la llevanza de los libros genealógicos de bovinos de
lidia, con respecto a los ejemplares inscritos en los
mismos.
2. Lo dispuesto en dicha reglamentación deberá interpretarse de
conformidad con las definiciones que figuran en el anexo II.
DISPOSICIÓN FINAL PRIMERA. Título competencial.
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Real Decreto 60/2001, de 26 de enero, sobre prototipo racial de la raza
bovina de lidia.
El presente Real Decreto se dicta al amparo de la habilitación contenida
en el artículo 149.1.13 de la Constitución, que atribuye
al Estado la competencia en materia de bases y coordinación de la
planificación general de la actividad económica.
DISPOSICIÓN FINAL SEGUNDA. Entrada en vigor
El presente Real Decreto entrará en vigor el día siguiente al de su
publicación en el Boletín Oficial del Estado.
Dado en Madrid a 26 de enero de 2001.
- Juan Carlos R. -El
Ministro del Interior,
Jaime Mayor Oreja.
ANEXO I.
Reglamentación por la que se establecen los criterios básicos de
determinación del
prototipo racial del bovino de lidia.
Artículo 1. Morfotipo.
1. La morfología de la raza de lidia es uniforme en lo primordial, pero
considerablemente variada en aspectos accesorios.
Presenta un gran dimorfismo sexual, es elipométrica, mesomorfa y
celoide, con gran desarrollo muscular y excepcional actitud
dinamógena.
2. El tamaño de los machos adultos oscila en torno a los 500 Kg y las
hembras alcanzan los 300 Kg, como valores medios.
Artículo 2. Caracteres regionales.
A. Cabeza: de proporción entre media y pequeña, corta y ancha. De perfil
predominantemente subcóncavo, pero igualmente
puede ser recto e incluso convexo.
En el macho, la frente es ancha y plana, la cara corta, el morro ancho y
los oliares dilatados.
Las encornaduras responden a formas en gancho corto con elevado número
de variantes. Presentan sección circular y
considerables diferencias de pigmentación que dan lugar a cinco grupos
diferentes: astinegros, astiblancos, astiacaramelados,
astisucios y astiverdes.
Las orejas son pequeñas, con abundantes pelos en su Interior y borde
superior, los ojos grandes, muy expresivos y más o
menos salientes.
En la vaca la cabeza es más larga y estrecha, sobre todo en su fracción
facial, con encornaduras igualmente alargadas, finas y
de dirección muy diversa.
B. Cuello: es corto o mediano, flexible, musculado en los machos que
presentan el morrillo desarrollado. Mucho más fino y
estrecho en las hembras.
La papada aparece desarrollada en algunos ejemplares (badanudo) y apenas
resulta perceptible en otros (degollados).
C. Tronco: es corto, fuerte, cilíndrico y regularmente arqueado. La cruz
ancha y poco saliente, como prolongación del morrillo,
bien unida con cuello y tronco.
El dorso es ancho y musculado al igual que los riñones, pudiendo formar
una línea horizontal, aunque en los prototipos
ambientales adopta una dirección inclinada de atrás hacia delante y de
abajo a arriba (tipo aleonado). El pecho ancho y
poderoso, el tórax profundo, los costillares arqueados, el vientre
proporcionado y los ijares amplios.
D. Grupa: es cuadrada, musculada con el nacimiento de la cola en la
línea de prolongación del sacro o ligeramente levantada.
En la vaca se aprecian signos de alargamiento corporal, muy discreto
desarrollo muscular y un sistema mamario primitivo,
cubierto de pelos largos y finos que cubran toda la región.
E. Extremidades y aplomos: son generalmente cortas y muy bien dirigidas,
la espalda levemente inclinada y dotada de amplia
masa muscular al igual que el brazo y el antebrazo.
El muslo, la nalga y la pierna son proporcionados con el desarrollo
muscular, que suele ser discreto, y los radios distales son
finos. Las pezuñas son generalmente pequeñas y de unas unidas.
F. Piel, pelo y mucosas: la piel presenta un grado de desarrollo
variable, pero siempre menor que el de otras razas autóctonas
de explotación extensiva. El pelo tiene aspecto diferente en las
distintas estaciones del año, pudiendo presentarse rizado y más
largo en la frente (carifosco) e incluso extendiéndose hasta la región
cervical (astracanados). Cuando es liso y abundante en la
frente y testuz se denomina meleno. El borlón de la cola es abundante,
hasta el punto de tocar el suelo en los ejemplares
adultos.
La coloración de las mucosas es generalmente oscura, pero también
aparecen ejemplares de mucosas claras.
G. Capas: la raza de lidia es muy variopinta, presentando diez grupos de
pelajes diferentes, aunque con claro predominio de las
pintas negras. Además de éstas las más abundantes son las cárdenas,
coloradas, castañas, tostadas, jaboneras y berrendas. En
menor medida se dan también capas ensabanadas, sardas y salineras.
Dentro del grupo de capas negras existen tres variedades; zaino, mulato
y azabache.
Las pintas cárdenas admiten variedades claras y oscuras, al igual que
las castañas, sardas y salineras. Las pintas cárdenas
admiten además la variedad mulata. Dentro del grupo de pelajes colorados
se incluyen las pintas melocotón, colorado
propiamente dicho, colorado encendido, colorado avinagrado y retinto.
Dentro del grupo de capas jaboneras existen cuatro pelajes distintos:
albahio, jabonero claro, jabonero sucio y barroso.
En cuanto a las pintas berrendas destaca la presencia del berrendo en
negro. Son menos abundantes el berrendo en colorado,
berrendo en cárdeno y berrendo en castaño. Los berrendos en jabonero y
en tostado son más escasos aun, mientras que el
berrendo en salinero y el berrendo en sardo son excepcionales.
La variación cromática es todavía más considerable si tenemos en cuenta
que dichas capas suelen ir acompañadas por distintos
accidentales, que suponen discontinuidades en el pelaje básico del
animal.
Estos accidentales pueden aparecer en cualquier punto de la superficie
corporal de la res (particularidades generales) o limitarse
a una zona determinada (particularidades de la cabeza y del cuello,
particularidades del tronco, particularidades de las
extremidades y particularidades de la cola).
Son particularidades generales el alunarado, anteado, aparejado,
armiñado, burraco, carbonero, chorreado en morcillo,
chorreado en verdugo, entrepelado, estornino, lavado o desteñido,
mosqueado, nevado, remendado y salpicado.
Las particularidades de la cabeza y del cuello son capirote, capuchino,
careto, caribello, carinegro, estrellado, facado, lucero,
bociblanco, bocidorado, bocinegro, ojalado, ojinegro, ojo de perdiz,
llorón y gargantillo.
Las accidentales que afectan al tronco reciben las denominaciones de
albardado, aldiblanco, aldinegro, axiblanco, bragado,
corrido, cinchado, jirón, listón, lombardo y meano.
Las particularidades de las extremidades son el botinero, calcetero y
calzón, mientras que las que afectan a la cola reciben los
nombres de coliblanco, rabicano y rebarbo.
Artículo 3. Prototipo racial por encastes.
1. Casta Cabrera (encaste Miura). Los ejemplares son longilíneos, con
perfil cefálico subcóncavo, de gran alzada, con cabeza y
cuello largos. Su mirada es muy expresiva, el abdomen es recogido y
suelen ser zancudos. Presentan encornaduras bastante
desarrolladas, gruesas en su base y que se insertan por detrás de la
línea de prolongación de la nuca en el frontal. A pesar de
su tamaño no gozan de una buena conformación desde el punto de vista
cárnico y presentan variedad de pintas, predominando
los negros, cárdenos, castaños, colorados y con menor frecuencia sardos
y salineros, y la mayoría de las particularidades
complementarias o accidentales.
2. Casta Gallardo (encaste Pablo-Romero). Los ejemplares son
mediolíneos, de perfil subcóncavo y con tendencia a la
hipermetría, como consecuencia del gran desarrollo de las masas
musculares, especialmente del dorso, lomo y tercio posterior.
Gran desarrollo óseo y finos de piel. La cabeza es corta, con predominio
de animales chatos y además carifoscos, y las
encornaduras en gancho tienen una longitud media y son muy armónicas. El
cuello es corto y el morrillo aparece muy
desarrollado. El pecho es ancho, los costillares muy arqueados, y las
extremedidades más bien cortas y bien aplomadas. Las
pintas características son el cárdeno, en todas sus variantes, y el
negro.
3. Casta Navarra. Se corresponde con un prototipo elipométrico,
subcóncavo y marcadamente brevilíneo. Los ejemplares son
aleonados y muy carifoscos. Presentan los ojos muy saltones y las
encornaduras acarameladas, cortas de desarrollo y
apuntando hacia arriba (veletos, cornivueltos y cornipasos). Los pelajes
característicos son el colorado, en todas sus variantes,
el castaño y, en menor medida, el negro.
4. Casta Vazqueña. Son reses de talla media, muy carifoscas, anchas y
con la piel un poco más gruesa que el conjunto de los
ejemplares de la raza de lidia. Las extremidades son gruesas y más bien
cortas. Las encornaduras presentan buen grado de
desarrollo. Los ejemplares pertenecientes a esta casta Vazqueña destacan
principalmente por su variedad de pelajes, dándose
todos los grupos de pintas presentes en la raza de lidia (ensabanados,
jaboneros, melocotones, colorados, castaños, tostados,
cárdenos, sardos, salineros, berrendos y negros). Derivados directamente
de la casta Vazqueña, subsisten en la actualidad dos
líneas, la de Concha y Sierra, más cornalones y cornialtos, y la de
Veragua, con encornaduras en gancho y de menor longitud.
5. Casta Vistahermosa. Consta de los siguientes encastes:
a. Encaste Murube-Urquijo:
Las reses tienen gran volumen corporal, con cabeza grande, carifoscos,
destacando perfil cefálico subconvexo o recto,
con hocico chato y ancho. Predominan las encornaduras brochas o en
corona, de desarrollo medio, de coloración
blanquecina o negruzca. Son anchos y profundos de tórax, bien
enmorrillados, la papada alcanza bastante desarrollo,
son badanudos y de mucho hueso, con borlón de la cola abundante. Los
ejemplares son generalmente de pinta negra y
excepcionalmente pueden darse algunos castaños y tostados. Los
accidentales son bastante limitados,
fundamentalmente el bragado, meano, listón y, a veces, chorreado.
b. Encaste Contreras:
Ejemplares bien enmorriliados, bajos de agujas y cerca de tierra. Suelen
ser brevilíneos y elipométricos, presentando
cierta variedad de perfiles, que generalmente son rectos o subcóncavos.
Poco desarrollo de cuernos cornidelanteros o
ligeramente veletos. Se caracterizan por la presencia de pintas negras,
coloradas, castañas y tostadas acompañadas por
los accidentales más comunes (bragado, meano, listón, ojinegro,
bociclaro y bocidorado) y siendo muy característico el
salpicado.
c. Encaste Saltillo:
Son reses de talla y peso medios. Predominan perfiles rectos y
ocasionalmente subconvexos y subcóncavos. La cabeza
es estrecha de sienes y alargada (cariavacados), presenta encornaduras
dirigidas hacia delante y hacia arriba (veletos,
cornivueltos y cornipasos), aunque de longitud corta y poca proporción
de pitones. Tienen los ojos saltones y presentan
habitualmente el llamado hocico de rata (morro afiliado). La papada
aparece muy poco marcada (degollados), el cuello
tiene longitud media y de morrillo escaso. El dorso y los lomos son
rectos, las extremidades de longitud media, la cola
fina y no muy larga. Los ejemplares pertenecientes a este encaste
presentan pintas cárdenas y negras, destacando la
presencia del accidental entrepelado. Excepcionalmente se dan pintas
castañas y coloradas (saltillo mexicano).
d. Encaste Santa Coloma:
Fue creado este encaste mediante la fusión de dos líneas puras
procedentes de la casta Vistahermosa, la Ibarra y la
Saltillo. Se corresponde con un prototipo elipométrico, subcóncavo y
brevilíneo. Son animales terciados, pero de conjunto
armónico, de esqueleto y piel finos. En la cabeza resulta relevante,
además de la concavidad del perfil fronto-nasal, el
aspecto de los ojos, que son grandes y saltones. Pueden presentar el
morro afilado (hocico de rata) con la cabeza
alargada y estrecha de sienes, pero lo más frecuente en que esta sea más
ancha de sienes con el morro ancho y chato.
Las encornaduras, como norma, no son muy desarrolladas. El cuello tiene
una longitud media, la papada aparece muy
poco marcada (degollados) y el morrillo no alcanza un grado de
desarrollo muy acusado. El dorso y los lomos son rectos,
la grupa redondeada, las extremidades de longitud media y la cola fina.
Las pintas típicas son principalmente cárdenas y
negras, dándose en menor medida tostadas y berrendas (en negro y en
cárdeno). Las pintas castañas y coloradas
aparecen de forma excepcional. Los accidentales más frecuentes son el
entrepelado y aquellos en forma de manchas
blancas (careto, lucero, estrellado, jirón, aldiblanco, bragado, meano,
calcetero, coliblanco y rebarbo).
Dentro de este encaste existen tres líneas de origen común:
1. Línea Buendía:
Es la más abundante y significativa y que ha recibido mayor influencia
de Saltillo Predominan pintas cárdenas en
todas sus variantes y negras, dándose en menor medida tostadas y
berrendas en negro y cárdeno. Dichos
pelajes suelen ir acompañados de una amplia variedad de accidentales.
2. Línea Graciliano Pérez-Tabernero:
Es la rama más ibarreña de origen Santa Coloma. Tiene mayor desarrollo
esquelético, mayor desarrollo de
defensas y mayor predominio de pintas negras, siendo más raras las
cárdenas. Los accidentales suelen limitarse
a la presencia de entrepelado, bragado, meano, listón y rabicano.
3. Línea Coquilla:
Rama con predominio ibarreño. Los ejemplares son los más elipométricos y
brevilíneos del encaste, con el menor
desarrollo de defensas. Presentan poco peso, siempre finos de
proporciones y extremidades. Pintas negras,
tostadas y en mucha menor proporción cárdenas y castañas, teniendo como
accidentales más comunes el listón,
entrepelado y los formados por manchas blancas.
e. Encaste Albaserrada:
Derivado directamente de Saltillo y de Santa Coloma. Las características
morfológicas son similares en su mayoría a las
del encaste Saltillo, aunque pueden variar los perfiles y aparecer con
más frecuencia reses acarneradas. La cabeza es
estrecha, alargada y termina con frecuencia deforma acuminada (hocico de
rata). El cuello es largo y con poco morrillo,
son degollados. La inserción de la cabeza en el cuello es a menudo
brusca, en forma de golpe de hacha. Los ejemplares
actuales de Albaserrada tienen, asimismo, mayor tamaño y peso que en su
origen, y presentan encornaduras más
desarrolladas y ofensivas. Las pintas son cárdenas en todas sus
variantes y negras con predominio de entrepelados, y
como accidentales frecuentes presenta el bragado, meano, axiblanco y
mulato.
f. Encaste Urcola:
Tienen talla y peso medios y los perfiles son predominantemente rectos,
dándose algunos subcóncavos. Los ejemplares
presentan encornaduras desarrolladas y dirigidas a veces hacia fuera
(corniabiertos y playeros), aunque también se dan
animales cornidelanteros y bien encornados. El cuello es más bien corto
y el morrillo muy prominente. Son
característicamente aleonados (con mayor desarrollo del tercio anterior)
y con la línea dorso-lumbar ensillada. Con
frecuencia presentan el vientre abultado, la grupa es amplia y las
extremidades ligeramente cortas. Presentan un
predominio de pintas negras, coloradas y castañas, destacando la
presencia del melocotón. Sus accidentales más
característicos son el listón, el chorreado y el lombardo.
g. Encastes derivados de Parladé:
1. Encaste Gamero-Cívico:
Los ejemplares tienen talla media, perfil recto y son elipométricos. Se
trata de animales largos, bajos de agujas,
hondos, bastos de lámina con mucha papada y badana y de tipo aleonado,
con cuartos traseros algo derribadosy grupa almendrada. La cabeza
presenta encornaduras muy gruesas en la cepa, muy desarrolladas
(cornalones),
que frecuentemente manifiestan asimetrías (bizcos) y terminan en pitones
finos. Con frecuencia son acapachados
de cuernos. El cuello tiene una longitud media, el tronco es ancho y las
manos cortas y gruesas, con pezuñas
grandes. Sus pintas características son negras, coloradas, castañas y
tostadas, presentando el listón y el
chorreado como accidentales más frecuentes.
2. Encaste Pedrajas:
Los ejemplares son mediolíneos, con perfiles rectos o ligeramente
cóncavos y tendentes a la eumetria. Son
generalmente bajos de agujas y de tipo aleonado. La cabeza es ancha de
sienes y corta, provista de
encornaduras bien dispuestas, de desarrollo medio, astibiancas. El
cuello tiene una longitud entre media y corta y
la papada es prominente, pero no excesivamente amplia, son badanudos. La
línea dorso-lumbar suele ser recta y
ligeramente inclinada de adelante a atrás, con la grupa redondeada y las
extremidades de longitud media. Pelo
brillante, cola larga y borlón manifiesto. Sus pintas son
predominantemente negras, pero también pueden darse
ejemplares castaños, colorados y tostados.
3. Encaste Conde de la Corte:
Son toros finos de cabos, de altura media, buen morrillo, abundante
papada y badana, aleonados, con tercio
posterior poco desarrollado, gran desarrollo de defensas, muy astifinos,
de dirección muy variable, desde
cornidelanteros y veletos a playeros y cornivueltos. Pintas negras
castañas y, menos frecuentes, coloradas. Como
accidentales más frecuentes presentan listón, bragado, meano,
gargantilio, salpicado, jirón, burraco, chorreado y
ojo de perdiz.
4. Encaste Atanasio Fernández:
Son reses altas de agujas, con gran desarrollo del tercio anterior,
dándose los tipos aleonados, ensillados,
plantados de atrás y de delante, zanquilargos, perfiles subcóncavos,
rectos y con menor frecuencia subconvexos,
badanudos, de gran papada, el morrillo poco desarrollado, buena
encornadura con característicos veletos, y
astiblancos. La cola es larga y gruesa, con borlón abundante. Con cabos
proporcionados, salvo los de línea
Lisardo Sánchez, que son más gruesos de extremidades, en la cual se dan
animales carifoscos, astracanados, con
mucha papada y badana, de perfil convexo, con mayor desarrollo de
cuernos, con abundancia de animales
acapachados, y menor alzada. Sus pintas son negras, con accidentales muy
típicos como el burraco y el
carbonero. Con menor frecuencia se dan capas castañas, coloradas y
cárdenas. Sus accidentales suelen ser
salpicado, gargantilio, jirón y coliblanco.
5. Encaste Juan Pedro Domecq:
Son entre elipométricos y eumétricos, más bien brevilíneos con perfiles
rectos o subconvexos. Es el encaste más
fino de hechuras de los derivados de Parladé. Bajos de agujas, finos de
piel y de proporciones armónicas. Bien
encornados, con desarrollo medio, y astifinos, pudiendo presentar
encornaduras en gancho. El cuello es largo y
descolgado, el morrillo bien desarrollado y la papada tiene un grado de
desarrollo discreto. La línea dorso-lumbar
es recta o ligeramente ensillada. La grupa es, con frecuencia, angulosa
y poco desarrollada y las extremidades
cortas, sobre todo las manos, de radios óseos finos. Sus pintas son
negras, coloradas, castañas, tostadas y,
ocasionalmente, jaboneras y ensabanadas, estas últimas por influencia de
la casta Vazqueña. Entre los
accidentales destaca la presencia del listón, chorreado, jirón,
salpicado, burraco, gargantilio, ojo de perdiz,
bociblanco y albardado, entre otros. En la línea de Osborne son muy
peculiares las pintas ensabanadas, con
accidentales característicos como el mosqueado, botinero, bocinegro,
etc.
Los ejemplares derivados de la línea Marqués de Domecq se caracterizan
por mayor desarrollo de defensas,
mayor capacidad torácica, pezuñas bastas, mayor peso y alzada y menor
finura de piel que el prototipo
característico del encaste.
6. Encaste Núñez:
Son ejemplares elipométricos, brevilíneos y con predominio de perfiles
rectos y algunos subcóncavos. En general
se trata de reses terciadas, bajas de agujas, finas de piel. En la
cabeza destacan las encornaduras finas desde la
cepa y de bastante longitud, acapachadas con frecuencia, y con pitones
destacados. A veces suelen insertarse en
posiciones altas, presentando todo tipo de encornaduras en cuanto a su
dirección, en que abundan los animales
bizcos. El cuello es más bien largo, el morrillo está bien desarrollado.
La línea dorso-lumbar puede ser ensillada, y
tienen la grupa redondeada, con nacimiento de la cola ligeramente
levantado y las extremidades son cortas.
Predominan las pintas negras, coloradas en toda su variedad, castañas y
tostadas, dándose también cárdenas y
ensabanadas. Ocasionalmente aparecen algunas sardas y salineras. Los
accidentales más destacables que
acompañen a dichos pelajes son el listón, el chorreado, el jirón, el
salpicado, ojo de perdiz, bociblanco y lavado,
siendo muy típicas las particularidades en forma de manchas blancas.
7. Encaste Torrestrella:
Encaste creado mediante cruce con diferentes procedencias entre las que
destacan Juan Pedro Domecq y Núñez.
Es un toro hondo, de buena alzada y desarrollo óseo, con morrillo
destacado, generalmente bien armado con
encornaduras que suelen dirigirse hacia arriba. Las pintas son muy
variadas, destacando negros, colorados en
todas sus variantes, castaños, tostados y con menor frecuencia cárdenos,
ensabanados y jaboneros, pudiendo
darse en menor medida salineros y sardos. Estos pelajes pueden ir
acompañados por un gran número de
accidentales, entre los que destaca la presencia del burraco y
salpicado.
h. Cruces con la casta de Vistahermosa:
1. Encaste Hidalgo-Barquero:
Procedente de un cruce de casta Vistahermosa con casta Vazqueña. Los
ejemplares son de formato grande,
alcanzando pesos superiores a la media de la raza. Presentan perfiles
rectos o subconvexos. Son altos de agujas,
con el tronco cilíndrico y alargado, con costillares muy arqueados.
Los ejemplares presentan la cabeza voluminosa, con encornaduras muy
gruesas en su base y que alcanzan buen
grado de desarrollo. Su tipo es basto y tienen las extremidades
alargadas. Las pintas características son
berrendas (en negro, en colorado y en castaño) del tipo aparejado y con
frecuencia alunarado. Además
presentan pintas negras, coloradas, castañas, tostadas y cárdenas. Entre
los accidentales se incluye, asimismo, la
presencia del bragado, meano, listón, mulato y chorreado.
2. Encaste Vega-Villar:
Procede de un cruce de vacas de casta Vazqueña con sementales de Santa
Coloma. Los ejemplares son muy
brevilíneos y marcadamente elipométricos, presentando perfiles
subcóncavos y rectos. Son animales de mirada
muy expresiva, bajos de agujas, cortos de tronco y bien enmorriliados.
Sus encornaduras son muy astifinas,
alcanzando gran desarrollo, variando desde corniabiertos y veletos a
corniapretados y acapachados. Las
extremidades son habitualmente cortas y finas. Los pelajes
característicos son el berrendo en negro, en cárdeno
y en colorado, el negro, el cárdeno, el colorado y el ensabanado. Los
accidentales más característicos, aparte del
remendado de las pintas berrendas y del alunarado, son aquellos que
aparecen en forma de manchas blancas
afectando a la cabeza (lucero, estrellado, careto y facado), tronco
(aldiblanco, axiblanco, bragado, cinchado,
jirón y meano), extremidades (calcetero, calzón) y cola (coliblanco y
rebarbo). Todos ellos aparecen con mucha
frecuencia en las reses de este encaste.
3. Encaste Villamarta:
Procede de la realización de numerosos cruces, con predominio de casta
Vistahermosa. Son animales hondos,
largos, bien enmorrillados, con tercio posterior bien proporcionado y
con frecuente incurvamiento dorsolumbar
(lordosis). Presentan buen desarrollo de defensas, a veces cornalones y
astifinos, con mirada expresiva y
manifiesta papada. Predominan las pintas negras, aunque a veces se dan
tostados, castaños y cárdenos. Como
accidentales destaca la presencia de mulatos, chorreados, calceteros,
coliblancos, bragados, meanos, jirones,
luceros, facados, estrellados y caribellos, entre otros.
6. Otras castas:
Además de los prototipos definidos, típicos de las distintas castas
fundacionales y encastes, existen en la raza de lidia
numerosas ganaderías creadas a base de cruces más o menos fijados entre
algunos de éstos. Tales cruces dan lugar a animales
con características morfológicas diferentes, variables y más o menos
próximas a los encastes de los que derivan.
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