10 diciembre 2008

SIEMPRE NOS QUEDARÁ MADRID

Este guapo se llamó Bravío y era de la ganadería de Santa Coloma. Se lidió en Madrid el 11 de mayo de 1919, según se contó en El Ruedo del 31 de enero de 1963. Su matador fue Saleri II y el cartel lo remataban Agustín García Malla y Camará. El toro tomó 7 puyazos, dice la revista, "de los de verdad" y fue bravisímo en todos los tercios y le dieron la vuelta al ruedo.
Se verá que el toro no es gran cosa y por ello los veterinarios lo rechazaron, y como no hay nada nuevo bajo el sol, el ganadero, el Conde de Santa Coloma, amenazó con retirar toda la corrida y como es normal en estos casos de presión cuando la autoridad no ejerce de autoridad, la corrida se dio con los toros anunciados y con esta pulguita, que al parecer picó mucho.
Parecidos ejemplos utilizan habitualmente los taurinos para desprestigiar a los equipos veterinarios y presidenciales y les sirve de argumento para reivindicar su autoregulación en la fiesta, y por su puesto la autoridad exclusiva sobre ella.
Aunque el termino de trapío haya desaparecido de ciertos reglamentos taurinos, el criterio y el concepto sobre el, siempre existirá entre los amantes a la fiesta brava y al toro, y es condición indispensable para el respeto al espectador de las diferentes plazas de toros, que la presentación de los ejemplares sea digna para cada plaza según su categoría y el encaste del animal. Para comparar este toro nos falta otra foto del resto de los que se lidiaron ese día. Pero sea como fuere a mí se me antoja una pulga para Madrid, aunque esta picara mucho y le dieran la vuelta al ruedo.
Madrid ha cambiado bastante desde aquellos primeros años del pasado siglo, por ejemplo el publico, menos aficionado y más verbenero, pero respecto al toro, de vez en cuando se equivocan y sale con trapío y limpieza en los pitones... siempre querida y sufrida afición nos quedará Madrid... si los políticos la respetan.

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