19 enero 2007

LA FIESTA DE TOROS: ¿UN ANACRONISMO?

BUSCAR MÁS ALLÁ DE LO QUE SE PALPA. BUCEAR EN EL FILO DE NOSOTROS MISMOS PARA ENCONTRARNOS. LO QUE PLANTEA JOSÉ GARCÍA EN ESTE ARTICULO SI BIEN SE MIRA ES MUCHO MÁS QUE LA RESPUESTA A ESA PREGUNTA... Y MUCHO MÁS QUE UNA ESTERIL DISCUSIÓN SOBRE LA CONTINUIDAD O NO DE LA FIESTA. PASEN Y LEAN. CON LOS OJOS Y CON LAS OREJAS.
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LA FIESTA DE TOROS: ¿UN ANACRONISMO?
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La sociedad actual parece reñida de plano con la fiesta taurina, a la que muchos no dudan en tildar de bárbara excrecencia de tiempos oscuros, propia de una España patilluda y navajera, de un país con disgregadas comunidades rurales regidas por unos valores y normas o pautas de comportamiento en absoluta disimilitud con las vigentes en nuestra actual sociedad masificada, multicultural y tecnológica.-
Aparentemente todo parece dar la razón a los que así opinan, a los que señalan lo caduco de la Fiesta de toros (¡ni se nos ocurra llamarla Fiesta Nacional! ) en un mundo regido por relaciones masivas e impersonales, dominado por el cambio constante, el consumo indiscriminado y una información generalizada, con unos "mass media" conformadores de opinión que, aunque pueda parecer lo contrario, cada vez es más uniforme y homogénea, más tendente a que todos asimilemos el modelo cultural imperante, definido por las notas de adaptación a modelos predeterminados de competitividad y utilitarismo, donde lo afectivo se desdeña, lo bello no sirve y la individualidad se sacrifica en el altar del anhelado éxito social; una sociedad, en suma, donde lo importante es tener y no ser.-
¡Curiosa contradicción la de nuestros días! : nunca hubo una sociedad tan masificada y con sus individuos tan aislados, tan plural y uniforme al unísono, tan diversa y homogénea al mismo tiempo; nunca como hoy nos supimos tan libres y, a la par, de comportamientos tan gregarios en nuestras aficiones y costumbres, nunca, en definitiva, tuvimos tanta fe en la ciencia y tan poca en la magia.-
La magia, el mito, la explicación de la realidad de forma distinta, de manera alejada del racionalismo o el empirismo científico.- La fe en la ciencia nos lleva a la ilusoria fe en el progreso perpetuo; la fe en la complejidad mítica, entendida como explicación profunda del ser humano y su herencia cultural, nos lleva a la fe en el hombre.-
Eso es la tauromaquia: fe en el hombre, en el hombre individualizado que se atreve a desafiar, impune y gratuitamente, a la dualidad vida-muerte que el toro representa.-
Evidente exaltación del individuo frente a lo gregario; una comunidad –el público- se identifica con el torero y se conmueve profundamente con su victoria, con la victoria de la vida y la belleza sobre la muerte, que es la victoria de todos.-
Eso es el toreo, por eso vive y pervive, porque es mágico, porque satisface profundos anhelos del alma humana, porque nos ayuda a identificarnos y a reconocernos en los demás, porque une sentimiento y razón, porque, en definitiva y a diferencia de muchas religiones, no humaniza lo divino y lo introduce en la historia, sino que diviniza lo humano y lo eleva a la libertad y la belleza.-
¿Dónde está la razón?: ¿en lo amorfo y gregario?; ¿en lo utilitario, homogéneo y convencional, en los comportamientos masificados y acríticos?.-
No, rotundamente no.-
Buscadla en el individuo, buscadla en el ser y no en el tener, buscadla dentro y no fuera.- Buscadla en el toreo.- Buscadla en la magia: en la magia que lleva a la verdad por el sendero de la belleza.-
¿Es anacrónica la Fiesta de toros?: sí, sí para los que instalados están en los modos y modas accidentales del momento; no, definitivamente no para los que ahondan y rebuscan lo esencial y permanente.-
¿Anacrónica?: al contrario, ácrona o intemporal.-
Almería, noviembre de 2000.-


José Garcia Sánchez.-

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