LOS DIAS DE LA MALAGUETA
Por Agustín Hervás.
He tenido noticias de que un diputado socialista, y recalco lo de socialista por la ambigüedad a la que nos tienen sometidos algunos ideólogos del partido respecto a la tauromaquia, propondrá en las altas instancias de la Diputación, que no se proceda a renovar el contrato de arrendamiento a la empresa que regenta Cutiño, por la mala gestión en la plaza faltando al pliego y cometiendo irregularidades de forma y de hecho en un edificio que es Patrimonio Cultural. Recordemos el alquiler de espacios para ubicar una serie de negocios en los bajos de la plaza. Sospechas de subarrendamientos, poniendo en pie de guerra a los perjudicados en aquel afair.
Siento mucho que los diputados del Partido Popular, entre los que están aquellos que decidieron darle la plaza a este ínclito personaje, callen lo que saben, pues en ellos estuvo la clave de la disentería que parece esta magnifica plaza y tienen la responsabilidad de enmendar sus errores.
Soy de los que opinan que el rumbo incierto de La Malagueta no ha escrito en los últimos años las mejores páginas de su historia por decisiones políticas erróneas, sin duda propiciadas por consejeros inexpertos, o demasiado lúdicos para entender la idiosincrasia de esta plaza. Entiendo que por excesivos tecnicismos funcionariales se dejara ir al empresario que pudo haber puesto la plaza de Málaga en una órbita respetable, Oscar “Chopera”, pero no comparto los procedimientos ejecutados, pues en el orden de las cosas por encima de la ley debe estar el mismo espíritu de la ley, que nos propicia interpretaciones posibles en beneficio de las comunidades, sin faltar claro está a la esencia de la misma. Por eso entiendo que el diputado señor Conejo no debe proponer “esperar” a la “no” renovación del contrato al ciudadano Cutiño, sino que debe rescindírsele por los mismo argumentos.
Soy consciente de que los tiempos para los asuntos del toreo no son los más propicios, pero aún en la crisis social por la que navegamos, creo que la transparencia y la claridad, la verdad y la certeza de nuestra historia, son pilares bastantes para engrandecer este oficio, en contra de lo que algunos pretenden que es tapar los errores para mostrar una imagen distorsionada de lo que ocurre dentro de este negocio.
Entiendo, siguiendo los criterios anteriores, y visto la podredumbre social que nos estrangula, léanse los míseros comentarios en las redes sociales a la muerte de Víctor Barrio, que tornan la empatía humana en visceral odio, que procede una regeneración educativa en las escalas de los valores humanos para preservarlos y defenderlos contra aquellos que reniegan de nuestra historia por cerrarse a estudiarla, entenderla y respetarla. Esa labor y no otra debe proceder de los políticos mismos, que están notando en sus carnes esa dualidad antidemocrática en partidos que mirándose a sus ombligos no son capaces de definir los valores propios de la democracia y remar juntos por la patria.
Rescaten de la inconsciencia empresarial que nos asiste, señores políticos, la plaza de toros de La Malagueta, para el pueblo, y defiendan unidos los valores que en su circo se representan y que se encierran en uno, el respeto al rito de la muerte.
Por Agustín Hervás.
He tenido noticias de que un diputado socialista, y recalco lo de socialista por la ambigüedad a la que nos tienen sometidos algunos ideólogos del partido respecto a la tauromaquia, propondrá en las altas instancias de la Diputación, que no se proceda a renovar el contrato de arrendamiento a la empresa que regenta Cutiño, por la mala gestión en la plaza faltando al pliego y cometiendo irregularidades de forma y de hecho en un edificio que es Patrimonio Cultural. Recordemos el alquiler de espacios para ubicar una serie de negocios en los bajos de la plaza. Sospechas de subarrendamientos, poniendo en pie de guerra a los perjudicados en aquel afair.
Siento mucho que los diputados del Partido Popular, entre los que están aquellos que decidieron darle la plaza a este ínclito personaje, callen lo que saben, pues en ellos estuvo la clave de la disentería que parece esta magnifica plaza y tienen la responsabilidad de enmendar sus errores.
Soy de los que opinan que el rumbo incierto de La Malagueta no ha escrito en los últimos años las mejores páginas de su historia por decisiones políticas erróneas, sin duda propiciadas por consejeros inexpertos, o demasiado lúdicos para entender la idiosincrasia de esta plaza. Entiendo que por excesivos tecnicismos funcionariales se dejara ir al empresario que pudo haber puesto la plaza de Málaga en una órbita respetable, Oscar “Chopera”, pero no comparto los procedimientos ejecutados, pues en el orden de las cosas por encima de la ley debe estar el mismo espíritu de la ley, que nos propicia interpretaciones posibles en beneficio de las comunidades, sin faltar claro está a la esencia de la misma. Por eso entiendo que el diputado señor Conejo no debe proponer “esperar” a la “no” renovación del contrato al ciudadano Cutiño, sino que debe rescindírsele por los mismo argumentos.
Soy consciente de que los tiempos para los asuntos del toreo no son los más propicios, pero aún en la crisis social por la que navegamos, creo que la transparencia y la claridad, la verdad y la certeza de nuestra historia, son pilares bastantes para engrandecer este oficio, en contra de lo que algunos pretenden que es tapar los errores para mostrar una imagen distorsionada de lo que ocurre dentro de este negocio.
Entiendo, siguiendo los criterios anteriores, y visto la podredumbre social que nos estrangula, léanse los míseros comentarios en las redes sociales a la muerte de Víctor Barrio, que tornan la empatía humana en visceral odio, que procede una regeneración educativa en las escalas de los valores humanos para preservarlos y defenderlos contra aquellos que reniegan de nuestra historia por cerrarse a estudiarla, entenderla y respetarla. Esa labor y no otra debe proceder de los políticos mismos, que están notando en sus carnes esa dualidad antidemocrática en partidos que mirándose a sus ombligos no son capaces de definir los valores propios de la democracia y remar juntos por la patria.
Rescaten de la inconsciencia empresarial que nos asiste, señores políticos, la plaza de toros de La Malagueta, para el pueblo, y defiendan unidos los valores que en su circo se representan y que se encierran en uno, el respeto al rito de la muerte.
1 comentario:
En dos palabras:Hay que quitar los toros porque al igual que otras cosas históricas e histéricas como el yugo y las flechas las inventó Franco,según los grandes pensadores de la izquierda coligada con la extrema izquierda.No hay que darle más vueltas a la ignorancia establecida en nuestra España actual asentada en el buenismo, el relativismo,el egoismo y la avaricia.¡Pobre España! que ni siquiera por envidia tan propia de los españoles imita al sentimiento patriótico de los franceses,alemanes,etc....!Aquí estorba la Historia,la Bandera que quemamos y el Himno al que pitamos.Saludos.Iñaki Arruabarrena,primero español y luego vasco con 800 apellidos vascos y el RH universal.
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