La manifiesta publicidad que los pamploneses le hicieron a la corrida de la Palmosilla, concediéndoles cinco orejas a los toreros, no es de recibo para la afición.
Los toros desiguales de presentación porque parecían, cada toro, dos toros distintos, con una mitad en un encaste y la otra mitad del toro, en otro encaste, y de un juego pueblerino y sin clase, no acreditan que el ganadero tenga las riendas del encaste cogidas. La sensación que me dio es que mandó a Pamplona los toros más gayumbones de su casa porque en realidad su encaste Juan Pedro, no es así. Su juego si, porque este ganadero, bien aprendido de la familia, cría toros artistas para los artistas.
Ante tamaña versatilidad, lo que hicieron los toreros no fue para tanto ante aquellas embestidas bobaliconas y desclasadas.
La primera oreja la cortó Jiménez Fortes en una faena bajo la lluvia a un torito chico que no se empleó en varas, que se dejó en banderillas, manejable, justo de fuerzas, noble y bueno. El malagueño se fue a toriles a recibirlo. Tuvo cierto toreo aseado de capote, y en la faena todo a media altura, con algunos buenos naturales pero en general nada hilvanado y sin rotundidad. No terminó de entender las distancias que pedía el torito. Estocada.
En el cuarto, otra oreja por una faena que comenzó sentado en una silla, suerte de la que nadie le dijo ni mu. Luego el trasteo fue de llevar y traer al toro. Porfión. Estuvo por encima de la condición del toro, viejo, grande y feo, que se repuchó en varas, correcto en banderillas y que en la muleta fue y vino sin humillar y sin clase. Mató de delantera y baja.
Era viejo, cinco años y nueve meses, el segundo, que protestó en el caballo, se dejó en banderillas y que se movió en la muleta porque se quedó crudo en varas. De embestidas irregulares, sin clase, no rompió. Fernando Adrián se arrepintió de picar al toro. Dio pases de uno en uno, estuvo voluntarioso, entregado, sacando lo mejor de las embestidas, pero dio un mitin a espadas con una desconfianza impropia de este torero.
En el quinto, de correcta presentación, inició la faena de rodillas pero no entendió al toro. Le pegó pases y alguna tanda ligada que no caló. Su confianza fue tanta en la condición del toro que en un desplante el toro lo cogió y por eso cortó las dos orejas.
Otra oreja cortó Ginés Marín al sexto, por una faena que comenzó de rodillas en el centro del ruedo, muy centrado y que luego se convirtió en un pega pases para la galería con poco fundamento. Para mí que le faltó entender mejor al toro. La faena fue larga, le avisaron antes de entrar a matar, y de menos a más. El toro se movió bien pero también sin clase. el toro mejor presentado del encierro.
En el tercero Marín ligó y templó bien, a veces descolocado, a un toro bueno por ambos pitones que se rajó. el toro viejo, cinco años y ocho meses, colorao, grande y alto de agujas.
¡Aquí paz y allí gloria!
1 comentario:
El ganadero se quedó limpio de retales viejos y el público, en contra de la costumbre, muy orejero. No me gustó nada, solo que las orejas a Fortes le pueden dar algunos contratos más....
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