Ellos creían que los toros de La Quinta eran borregos llegados de las estepas Manchegas. Lanudos, güevones, terciados, que en cualquier momento les iban a balar. Y no. Por chiqueros salió el toro en puntas, de buenas presentación, primero y cuarto más terciados, de irrefutable carácter, con un puntito de mansos encastados. Con sus teclas para tocar, pero que se podían tocar. Luego ni borregos manchegos, ni toros fieros. En realidad los de La Quinta, no dijeron ni muuu, por no molestar.
La corrida estaba anunciada como la del 120 aniversario de la fundación de la Unión de Criadores de Toros de Lidia, que hoy es Real, porque el Borbón ha puesto su firma. ¡Pelillos a la mar!
Créanme si les digo que Uceda Leal no entendió al primero, un torito que no tenía maldad. Vale, no humillaba y no tenía recorrido, pero era tan bobalicón y sin chispa que le hubiera permitido al madrileño deleitarnos como él sabe hacerlo. Bueno sabía, porque en esta corrida no ha dicho mucho, que digamos. Lució mucho palmito, como buen madrileño engreído, y pensó que el toro era malo, de esos que te pueden pegar una corná si no estás despabilado. No obstante el público madrileño le regaló una oreja en el cuarto, un torito cambiante en varas, la primera la tomó con genio y la segunda en bravo, que cumplió en banderillas y que pidió ser toreado por bajo. El burel se movió muy bien. Uceda en los primeros compases de la faena no le bajó la mano, pero ligó. Sí bajó la mano en dos naturales y se dio cuenta de la calidad del toro, pero este torero, bien vestido, gallardo y aseadito, en realidad no quería mancharse el terno. Anduvo por allí pero no toreó. Mató de una caidita y le cayó la orejita.
Si me dicen que Luque no toreó ayer en Las Ventas, y yo no hubiera visto la corrida, no me lo hubiera creído. ¡Cómo Daniel Luque no iba a estar bien ayer en Las Ventas! Y efectivamente, su trasteo al segundo toro es como si Luque hubiera estado en la guerra. No fue la mejor actuación del sevillano, pero tampoco la peor. El público que sabe quién es Luque le protestó la faena con palmas de tango, ante un toro complicado, con sentido y edad, cinco años y siete meses, que cumplió a media altura en los dos tercios anteriores. ¿Estuvo bien Luque? No. ¿Estuvo mal? No. A veces en la guerra se dispara pero no se matan enemigos. Estocada baja tendida, Aviso. Luego en el quinto toreó al natural pero en un trasteo que supo a poco porque el toro se dejó con nobleza y en los primeros compases de la faena con pies aunque se vino a menos. Trasera caída.
Fue el tercero un toro aplaudido de salida, que cumplió bien en varas aunque a media altura. Igual que en banderillas. En la muleta fue claro, noble, con viaje, y de más a menos porque se quería rajar. Abrió bien la faena Emilio de Justo, ligando por el pitón derecho, pero por la izquierda no se acopló. También él fue de mas a menos. Mató de pinchazo hondo bueno. Aviso y descabello.
El sexto fue un sobrero de la misma ganadería, que sustituyó al titular por haberse invalidado durante la lidia. Protestó en el caballo. fue con pies a banderillas y en la muleta se dejó de mas a menos con entrega y con casta, aunque remataba arriba los muletazos. Comenzó el extremeño la faena de rodillas y estuvo dispuesto buscando hacer las cosas bien. Se puso demasiado al hilo del pitón y al final aquello no tuvo sabor. Mal con los aceros.
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