Desde el callejón, desde los burladeros, su cuadrilla, su hombre de confianza. ¡Todo dios! le decían cómo tenía que colocarse, como llevar la muleta, qué hacer en cada momento... todos le dictaban la faena que ellos querían hacer pero que seguramente el chaval no tenía en la cabeza. No le dejaron expresarse. Ser él mismo, por lo que el salmantino lo único que hizo en verdad en la tarde de su encerrona, fue demostrar valor y compromiso. Todo lo demás fue un desastre. Un desastre empezando por el "iluminado" que le aconsejara encerrarse en Madrid con seis novillos, unos días antes de tomar una alternativa que se me antoja precipitada. Un iluminado que no lo quiere bien. Para mí, Marco Pérez es un hombre en cuanto a los atributos físicos y psicosomáticos del valor y esas cosas inherentes a ser torero, pero no es un hombre maduro sentimental y orgánicamente. Por ponerles una comparación para que me entiendan, Marco Pérez no es como de niño fue El Juli. Unos podrán decir, que mejor, otros estarán de acuerdo conmigo, pero en definitiva lo importante es lo que atesora el chaval, que pueda desarrollar en su carrera, para llegar a ser el figurón que terminó siendo El Juli, en los últimos años de su carrera.
Y vamos al lío de cómo le fue a Marco en Madrid, a quien sacaron a saludar al romper el paseíllo.
Ya que se encerraba como figurón de la novillería en la plaza más importante del mundo, le podían haber escogido seis novillos de varias ganaderías y diferentes encastes, para que demostrara sus habilidades técnicas y de conocimiento de la profesión. Pero le escogieron seis novillos y novillotes de sangre contrastada para ir asegurando que la cosa fuera por buen camino.
El primero fue de El Freixo, protestado por estar justo de presentación. Manseó en los dos primeros tercios y en la muleta se quería ir de la suerte, siendo renuente en las embestidas, yendo a menos y sin recorrido.
La afición lo primero que hizo fue protestarle la colocación. Se quedaba fuera de cacho, descolocado, al hilo del pitón. Aprovechando los viajes y matando mal.
El segundo fue de Fuente Ymbro, de correcta presentación, que derribó dos veces al caballo y que se dejó en esta suerte. A banderillas acudió con pies y humillando. A la muleta fue con bondad, metiendo la cara y entregado, para mi fue un novillo de triunfo que mereció mejor faena. en realidad Marco Pérez, no lo toreó. Lo acompañó y la afición le protestó el toreo superfluo. Mató mal. Primer novillo que se le fue.
El tercer novillo también de Fuente Ymbro con apariencia de becerro. Se dejó en los dos primeros tercios. En el de banderillas echando la cara abajo. Saludó Iván García que está echando una buena feria. Luego en la muleta resultó bronco, calamocheador, reponiendo, con la cara arriba. Peligroso. No pasaba. El novillero salmantino sufrió varios sustos por ponerse en el sitio pero sin resolver. Mal con la espada.
El cuarto. El segundo novillo que se le fue a Marco. Del Freixo, grande, alto de agujas que cumplió en varas y que en banderillas tuvo sus complicaciones. Embistiendo en la muleta lo hacía con la cara abajo por el pitón derecho, luego por el izquierdo pasaba pero terminaba el viaje a media altura, y cuando volvió al pitón derecho cambió a menos. Marco que se fue a toriles. Bueno, ya saben lo que opino de esto. En la muleta lo acompaña, lo lleva, lo trae. Se pone, estuvo valiente y se situó en las cercanías. Al final de la faena Marco Pérez se abandonó, se pega un arrimón y le protestan. Dio buena estocada y escuchó un aviso.
El quinto fue el tercer novillo que se le fue al salmantino. De Fuente Ymbro. Bien presentado que cabeceó el peto y que cumplió bien en palitroques. A la muleta llegó con pies, con viaje, desplazándose por ambos pitones con ese puntito de emoción que da la casta. Para mí el mejor novillo de la tarde. Y con el, Marco dio un vuelta al ruedo después de irse de nuevo a toriles y enjaretar tras el trance buenas verónicas. Después quitó por gaoneras. En el trasteo tendía a bajar la mano pero finalizaba los muletazos arriba (destoreo), eso en redondo, pero al natural igual. Fuera de cacho y perdiendo la cabeza el salmantino, le perdió la cara y fue cogido, dos veces. Se descubría y el novillo lo veía. Errores de principiante, que en realidad es lo que es Marco, y no el figurón de la novillería, dicho esto con todos mis respetos a él y a los demás novilleros. Mal con la espada. Por cierto, un detalle, cuando entra a matar entra dando voces, y las voces no matan a los toros... es más los ensordecen y los ponen nerviosos.
El sexto, de El Freixo, uno grandón, fue el cuarto novillo que se le fue a Marco Pérez. Bravo en el caballo, se dejó en banderillas y en la muleta echó la cara abajo. Retranqueba las embestidas por el pitón derecho que exigían firmeza y aguante, y técnica, claro, y por el izquierdo igual. Digamos que el novillo se dejó bien y tuvo un interés manifiesto.
Volvió a irse a toriles y esta vez se llevó un susto. No pasó nada, casi. Estuvo Marco pero no rompió. No mandó en la faena. Se dejó llevar. Intentó recibirlo para matarlo, en un alarde de bisoñez o desconocimiento, y el novillo, claro, no fue. Después recetó una trasera caída.
¡Aquí paz y allí gloria!