El torero algecireño Pedro Castillo tuvo un repunte de su carrera al salir de la cárcel tras haber agredido al torero y empresario Carlos Corbacho, que terminó perdonándolo. Se hicieron cargo de su apoderamiento Juan Jiménez Alarcón y José María Recondo por aquellos tiempos (años ochenta) tenederos de la plaza de toros de Puerto Banús.
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