
La indolencia de las autoridades municipales y
provinciales al permitir este atentado contra La Malagueta. Tirar los corrales y las puertas del desolladero y de caballos para colocar estas paredes
hospitalarias y antiestéticas. Si hay Dios, debería permitir el
día del Juicio Final que cada uno de los irresponsables que han puesto mano sobre este asunto, de firma o de obra, cargaran con el doble del peso de los materiales instalados. De brutos está lleno el firmamento... y destrozan su belleza.
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