30 marzo 2007

LAS UVAS DE AGOSTO

Así de suave en el verbo. Así de certero en su gramática. Así de llano en el entendimiento, se mete en nuestro corazón, por su directo estilo, el amor por su tierra y el recuerdo en el tiempo de un pedazo de torero.
Dejen lo que estaban haciendo. Después lo seguirán si capaces son. Ahora disfruten leyendo.

LAS UVAS DE AGOSTO.-

Para mí queda que Agosto y Almería son la misma cosa: calor y humedad, mar y salitre, arena y galbana; frío para el vino, la cerveza y el gazpacho; calor pegajoso y húmedo en cuerpos y caletres, explosión de la algarabía y el colorido en la playa y en la feria, en los toros y en los bares, en cuerpos y almas.-
Almería y Agosto: calor y color, ardor y fervor, mucho sol y poca sombra, mucho abrirse y poco cerrarse, gazpacho y no berza, más juerga y toros que misas y trabajo.-
Siempre fue así y así continuará, siempre igual y siempre distinto.-
La Vida explota en la Almería agosteña: llegan los Toros y la Plaza se inunda de entusiasmo y expectación, de la amalgama de olores, colores y sabores que aportan los mantones y las flores, el sudor y el perfume, las humildes y proletarias meriendas de bocadillo de chorizo o pernil de gorrino blanco y las aristocráticas de cigalas de imponente trapío, del vino de la bota y de los finos, cavas y abocados, de los puros y cigarrillos.-
Almería y sus Toros.- Y sus toreros, que no es lo mismo, ya sean de nacimiento o adopción.-
Eran los años sesenta.- Durante toda esa década del pasado siglo, un torero sevillano se convertía en almeriense cuando llegaba a nuestra feria: mimado y admirado por público y aficionados, ídolo del añorado Ulpiano Díaz y de muchos otros, triunfador un año sí y el otro también, poco o no todo lo apreciado que debiera en su tierra natal y, sin embargo, primerísima figura en el resto del mundo; quizás, y sin quizás también, uno de los doce toreros que resumen el siglo.-
Sin ser lo primero y sí lo segundo, Niño Sabio le llamaban muchos, Mozart del toreo lo proclamó Carlos Abella; torero de la "mandanga" lo tildó Cañabate, ávido, sin duda, de paladear aún más profusamente la tauromaquia del hispalense.-
Ese torero sevillano era un prodigio de inteligencia y verdad taurinas; sus naturales eran siempre los más largos, templados y limpios, asía la muleta por el centro y con dos dedos, su capote era un portento de clase y de gracia, nadie igualó la elegancia de su verónica o la belleza y autenticidad de su chicuelina ni ejecutó tan a la perfección la suerte del volapié; ningún torero, que yo recuerde, nos dejaba con la sensación de que, a pesar de haber disfrutado ya de cuarenta o cincuenta de sus muletazos, ese matador era capaz aún de sacar más partido de la res lidiada.-
Eran años en que a la Plaza salía el utrero "regordío", sin la edad reglamentaria pero con mucha más movilidad que el toro actual, incluso cuando se utilizaba contra él la vieja puya de limoncillo.- Eran años en que una docena de toreros, al menos, despertaban el interés del aficionado, eran las añadas en que el encaste de Santa Coloma era el preferido de nuestro torero y de algunos más; toros terciados y cornicortos pero listos y repetidores como ellos solos, toros para ser toreados y no "paseados", toros bravos para auténticos toreros.-
Era la Feria taurina: como siempre pero distinta a la de hoy, más corta pero más intensa, menos "glamorosa" pero más auténtica, con más andanada llena y más palcos vacíos, con más pueblo y menos políticos y "aficionados" de clavel en la solapa y catavinos de plata, con toros de menos fachada pero de más contenido......... era otra Feria.-
En aquella década, nuestro torero trocaba siempre las orejas conseguidas -que fueron muchas- cuando recorría triunfalmente el ruedo, y las mudaba por algo tan nuestro como un imponente racimo de uvas orondas y negras, dulces y jugosas, que un partidario suyo de los tendidos de sol le hacía llegar invariablemente.-
Así, de esta guisa, el sevillano terminaba sus vueltas al ruedo: comiendo nuestras inigualables uvas, esas uvas que ya han desaparecido también de nuestra tierra.-
Era otra Feria, con otros toros y otros toreros... y con otras uvas.-
Paco Camino cambió orejas por uvas todas las tardes de triunfo, Paco Camino comió muchas uvas triunfales.- Nadie más.-
Almería, 27 de abril de 2006. -

JOSÉ GARCÍA SÁNCHEZ.-

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bonito.¡Me gustaria saber escribir igual de bien!
Desde la trinchera de Paracuello, recordamos a Paco Camino y ha muchos otros de la epoca.
Aunque los atrincherados, son basicamente Romeristas y Paulistas.
Os recomiendo un disco libro sobre Luis de la Pica. ¡Que cosas dice Paula! y ademas podeis disfrutar del cante del inigualable Luis de la Pica.
Un saludo a todos los resitentes.