Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio.
Diego Ventura. Archivo.
No sé si será cierto. Un servidor no acaba de creer mucho en esas cosas pero dicen que tengamos cuidado que los sueños se cumplen, y si por un casual Diego Ventura hubiera soñado un caballo, este ya es realidad, quizás por eso le haya puesto de nombre Sueño. Castaño, joven hasta el insulto de la edad en los caballos y con un futuro excelente si su jinete se deja de arriesgar imprudentemente pues merecerá la pena darle larga vida para que los aficionados a este noble animal podamos disfrutarlo muchos años. De natural bello. De encastada estirpe, y de nervio contenido, Sueño torea con la grupa como la mejor muleta de Sevilla y quiebra en un ¡ay! Contenido que nos hace exclamar, ahí hay y caballo.
Sin duda que han sido los mejores momentos de la tarde cuando le vimos a este caballo montado por Ventura abaniquear con la grupa al hilo de las tablas, y hacer lo que Fandi hace, en los cites embrocarse con el toro andándole hacia atrás. Ya le vimos a Hermoso hacer lo del abaniqueo, invención suya sin duda, pero este Ventura ha ido un paso mas adelante y ha conseguido un temple y un dominio que asusta al miedo. Dos orejas le cayeron, excesivas en mi criterio y que con la cortada en el segundo le posibilitaron la décima puerta del Príncipe. Sin embargo Ventura arriesga lo que no debería, pues sus caballos son enganchados una vez si y la otra también y los nobles brutos no se merecen esos castigos por el principio del triunfo ufano del jinete. Más temple y más consideración Diego. Mató de sendos dos buenos rejones de muerte y Sevilla a sus pies.
Otras dos orejas le dieron a Andrés Romero en el sexto. A él le caerán muy bien pero al prestigio de La Maestranza, la afición al rejoneo y a la mismísima dignidad de las corridas de rejones en ferias, no. Se sabe que ellas son el toreo cómico de las ferias, así entendidas (numero del caballito) dicen los taurinos, y este exceso de trofeos, sin ponderar, no es bueno para la normalización de este arte ecuestre en las ferias taurinas. Más criterio y menos caballazos, nos harán más dignos. Echen ustedes una pensada sobre esto.
Estuvo Romero efectista con Guajiro faltándole equilibrio y medición en los embroques. En su primero, vulgar, salvo con Cantú que anduvo mas templado aunque muy poco ajustado.
El portugués Rui Fernandes tras una primera actuación sin apretar el acelerador, queriendo hacer las cosas bien pero no convenciendo, si se centró mas, y se enfibró en el cuarto obteniendo mejores resultados. Con el caballo Cervantes hizo portentos a la grupa y con Ozono muy correcto. Se llevó una oreja por un rejón efectivo.
Los toros de Fermín Bohórquez presentados con corrección, quizás más romos de lo que debiera ser en esta plaza, para rejones, pero colaboradores. Sin peligro y con nobleza.
¡Aquí paz y allí gloria!
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