25 agosto 2014

MÁLAGA. DESPUÉS DE LA SINFONÍA LOS DESAFINES.

OCTAVA DE LA FERIA DE MALAGA 2014. FIN. DESPUES DE LA SINFONIA LOS DESAFINES.
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Leonardo el sin zahones, Romero y Cartagena

Las cosas son como son y nadie puede cambiarlas, ayer Pablo Hermoso de Mendoza nos ofreció una sinfonía de toreo a caballo, y hoy, en la última de la feria de Málaga, los rejoneadores, nos han ofrecido desafines, y eso es demasiado doloroso para los oídos. 
Mantengo, ayer lo comentaba, que la competencia de Hermoso está entre los del escalafón de rejoneadores, pero visto lo visto hoy, la diferencia es tan grande como, por ejemplo, valga la exageración andaluza, entre Belmonte y el Platanito. Aún así Hermoso debe torear en su escalafón.
No es gratuito argumentar la diferencia entre el mas grande y los que deberían quitarle el puesto al mas grande, ¡si pueden! ya que lo visto en Málaga es propiciatorio al planteamiento de la cartelería del rejoneo. 
Andrés Romero se presentaba en esta plaza y a Andrés le falta para estar rodando en plazas de primera. Vale que lo abale Diego Ventura y que le haya dado Sevilla y Madrid. Vale que haya triunfado en Valencia. Pero en esencia le queda recorrido. 
Decir antes que los toros de Luis Terrón reglamentariamente despuntados, fueron terciados de presentación en líneas generales y mansearon, parándose. El quinto y el sexto se movieron más.
Romero anduvo excesivamente discreto en el toro de su presentación y no le sacó el partido deseado a Perseo que lo presentó con una corrección envidiable, la cola recogida, puesto en la mano y reunido. Luego Cheke, Guitarra y Chamán. Quiso parar el toro de salida con el Marsellés pero la mansedumbre del animal le deslució el lance. En el sexto si pudo completar la suerte. Luego en los quiebros se abría demasiado y en el cuerpo central de la faena con un caballo castaño que le protestaba, abusó de la violencia. Debemos recordar que en el toreo a caballo las cosas se deben hacer con la misma suavidad que se pretenden hacer en el toreo a pie. Dos silencios.
El triunfador de la tarde fue Leonardo Hernández que llegaba a La Malagueta lesionado, pero subido a caballo no se notaba, solo cuando el sobresaliente debió descabellar su primer toro, se advirtió la lesión. El sin zahones no tuvo acoplamiento con este toro. Clavando a la grupa, estribo pasado. Si bien hay que reconocerle un mérito  que la suerte suprema la hace con mucha ortodoxia, viniéndose de lejos con el caballo en busca del toro, y no dando vueltas a su alrededor como lo hacen la mayoría de los rejoneadores. Se silencio su labor. Pero fue en el quinto donde cortó las dos excesivas orejas por causa de un accidente. Entró a matar con defecto y derrame en el toro, y al salir por dentro inesperadamente cayó del caballo, el toro lo vio, hizo por él y lo lanzó contra los pilastrones de la puerta de toriles. Aquí la invalidez del chaval fue mas acusado porque nada pudo hacer por zafarse de la presión. Al volverse el toro arreó con un subalterno que ayudaba y de súbito el toro se derrumbó el publico pidió las dos orejas, y la presidenta, Ana María Romero, que no tenía ganas de ganarse otra bronca, accedió al regalo por accidente. En el trasteo el sin zahones había estado serio, cogiendo bien las distancias al toro, midiendo bien a los caballos, en quiebros aceptables, y templando bien.
Andy Cartagena, veterano del escalafón, tuvo una buena virtud con su primero, saber hacerle embestir al aquerenciado toro. Lo fijó bien pero después ya se convirtió todo en normalidad y números circenses. Castigó mucho con las espuelas y tras matar muy trasero la gente pidió la oreja y la presidenta paró el carro, por si la cosa se desmandaba. Lo mas destacado de su segunda actuación, fue con Pericalvo, al hilo de las tablas con el toro completamente rajado. Pie a tierra y descabello.
Al romperse el paseíllo se guardó un minuto de silencio por los tres guardiaciviles muertos esta maña en un rescate.
La autoridad debería controlar mejor a los invitados del burladero de empresa, pues en la bronca a la presidenta tras no conceder la oreja a Cartagena un chaval se puso a silbarle. Mal está que haya tanto gorroneo en el callejón de esta plaza, y que hasta incluso aplaudan. Pero que aliente a la mala educación, es una pasada irreverente. Sépase que en los callejones, y más de las plazas de primera, debe haber gente educada en lo taurino, y que ese lugar de la plaza es un espejo de la sociedad que vive. No parece pues muy educado que se pite a un presidente desde ahí, igual que puede ser coercitivo que se pidan orejas blandiendo pañuelos.
¡Aquí paz y allí gloria!

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