12 febrero 2009

ACTAS DE RECONOCIMIENTOS


PRÁCTICA Y RESULTADO DEL RECONOCIMIENTO
DE LOS TOROS A LIDIAR
José Cisneros

Como de costumbre repaso diariamente las páginas web y blogs que mas son de mi gusto. Al entrar en “Los caminos del toro” de mi buen amigo Luís Miguel Parrado (quien siga este blog sabrá de la afición inmensurable de Luís Miguel al toro bravo), me encuentro con una petición a los aficionados que dice: Aprovechando la “globalización” que permiten los blogs, voy a permitirme pedir un favorcillo a los lectores de “Los Caminos del Toro”. Veréis, en mi archivo recopilo un montón de datos de toros a lo largo del año, muchos de ellos de los que veo en directo y otros que me mandan los amigos. Y eso precisamente os voy a solicitar, que perdáis tres minutos de vuestro tiempo y, cuando veáis un orden de lidia colgado en la puerta de alguna plaza le hagáis una foto o copiéis los datos y me los mandéis, etc., etc.
¡Ay amigo!, colgado en la puerta de alguna plaza dices, tendremos que hacerlo copiando los datos que se exponen desde la puerta de chiqueros o mediante tablilla expuesta por un operario de la plaza donde así se haga porque de otra forma la petición será algo dificultosa de no ser un medio de comunicación y este haga la petición correspondiente al delegado de la Autoridad, cuando en realidad no debería ser objeto de desconocimiento para ningún aficionado, veamos por qué:
El vigente reglamento taurino en su artículo 37 punto 6 dice: De la práctica del reconocimiento y del resultado del mismo se levantará acta circunstanciada, a la que se unirá la documentación de las reses reconocidas y todos los informes veterinarios emitidos, remitiéndose todo ello para su archivo a la Delegación del Gobierno de la Junta de Andalucía correspondiente. Una copia del acta con expresión de las reses aprobadas y rechazadas, así como los motivos de rechazo, será expuesta al público, al menos en los accesos a la plaza, antes de la celebración del espectáculo.
Generalmente los aficionados que asisten a una corrida de toros en plazas de tercera y portátiles son considerados del mismo modo aficionados de 3ª categoría.
Este tipo de cosos por lo general suelen estar en ciudades y poblaciones bajas/medias en cuanto al número de habitantes, por otro lado vemos durante toda la temporada que incluso en festejos celebrados en Fiestas Mayores los cosos no se llenan y que dentro del público asistente un elevado número de ellos suelen ser foráneos. Digo todo esto porque de no ser así, podía hacerse como en las grandes ciudades, crear asociaciones de abonados o de aficionados y muchas de estas tropelías no ocurrirían, pero para que esto ocurra hay que ser un gran aficionado e implicarse en la lucha (y cuando no falta una cosa falta la otra) a pesar de lo que opine el vecino, aunque este por unos u otros motivos entre de gañote a la plaza o forme parte del armazón taurino local, demasiado fraguado la mayoría de las veces.
¿Por qué generalmente este tipo de información, al cual tiene derecho el aficionado se la esquilma conscientemente el responsable de exponerla, cuando este conoce el reglamento a la perfección y debe actuar como “notario” (persona que deja testimonio de los acontecimientos de los que es testigo) del público que es a fin de cuentas el consumidor y pagano?, ¿a quién o en que puede beneficiar este tipo de ocultación de datos?, el consumidor tiene el derecho a recibir la máxima información sobre cualquier producto que adquiera, pero en este tipo de plazas salvo el cambio de los diestros actuantes, de poco más se le informa.
En un anterior artículo dedicado a los veterinarios hice un comentario del periodista Moncholi que decía algo así como que había llegado el momento de que los veterinarios reivindicaran para sí un reconocimiento que la legislación taurina les niega. Sentados junto al Presidente en una plaza de tercera (y quiero recordar que el 75 % de los festejos se celebran en estas plazas), sin apoyo de este, máxima autoridad del festejo, no tienen ninguna capacidad decisoria en el Palco, yo añadiría que tampoco en los reconocimientos. Seguía diciendo Moncholi que lo suyo era meramente ornamental, con el Reglamento en la mano. No quería pensar que es que no quieren asumir semejante responsabilidad. Que sólo quieren limitarse a ir, estar y ya está. Que aceptan la humillación que provoca el papel secundario que les da la legislación vigente. Que no aceptan el reto que la Sociedad les propone. No quiero pensar que es que no quieren asumir semejante responsabilidad.
Puedan o no quieran, el caso es que entre todos lo mataron y el solo se murió. Juzguen ustedes sobre si los veterinarios son meramente “figuras ornamentales” en la Fiesta de los toros según acta expuesta al público con una información completísima y detallada aunque aludiendo por mi parte varios datos para no despertar suspicacias (algún día publicaré su formato original y veremos los nombres), pero esto es tema de otro debate.
Este tipo de acta es la que el aficionado quisiera ver antes de sacar una localidad. En ella podemos advertir lo poco que pintan los tres veterinarios que constan en el acta, vemos en la diligencia al pie de la misma como a pesar de todo, después hacen lo que quieren los de siempre. Se supone que las actas las firmaría el Presidente del festejo dando igualmente el consentimiento a lidiarse “CUATRO TOROS NO ÚTILES” de los seis que componen el festejo, esto es simple y llanamente “DE VERGÜENZA”, esto pasa por ser los Ayuntamientos los legislados para nombrar a los Presidentes en plazas de 3ª categoría, en la mayoría de los casos nombrados por “amiguismo” a pesar de poseer unos conocimientos taurinos mínimos. Este es el Reglamento Taurino de Andalucía, del que dicen es el “modelo” para el resto del país.
Mientras el reglamento taurino no otorgue a los veterinarios “plena capacidad decisoria” como profesionales que son a la hora de autorizar la lidia de una res por encima de los presidentes, así como destituir de sus cargos a todo aquel que estando más que nadie obligado a respetar el reglamento no cumpla con sus funciones, se seguirá estafando al aficionado, convirtiendo este tipo de plazas, mas en recintos para charlotadas que de corridas de toros. Si, de toros, más pequeños, los pueblos no son Madrid, Bilbao o Pamplona, pero el toro además de con su edad, debe salir INTEGRO, no en vano así lo dispone el reglamento, a pesar de decir muchos que siempre ha sido así y seguirá siendo. Pues si los que mantienen el espectáculo no lo exigen pasando a ser conformistas, luego de poco valen los lamentos.

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