18 abril 2008

EN TORNO AL TORO BRAVO


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EN TORNO AL TORO BRAVO
Por Agustín Hervás

Después del fiasco ganadero que ha resultado ser la gran feria de Sevilla, los ganaderos bien podrían atarse los machos para decidir qué es lo quieren ofrecerles a la afición en el futuro. Ya se sabe que Juan Pedro Domecq nos miente. Por lo tanto hay que excluirlo del futuro. Bueno excluirlo con la venia de los empresarios y de los toreros, que según parece siguen contando con él para ferias venideras. Aunque me imagino que ya no será el que más cobre. Sea como fuere, el negocio del toro bravo se puede venir abajo si no se recupera la casta que es la base fundamental para que se dé la emoción en la fiesta. ¿Pero a quien le importa? A cuatro románticos que vivimos esperanzados en que un día un empresario compre ganaderías encastadas a las que se apunten toreros que se aprieten los machos para ganarse el contrato siguiente. A cuatro románticos que sin ningún poder, tenemos por modo de vida el sentirnos toreros en los ordenes de la vida como forma de fortalecer nuestro espíritu lejos de sensiblerías emocionales. Hace tiempo que sé que ese empeño es una batalla perdida si además este modo de vida sufre agresiones desde todos los frentes, aupadas, de una forma o de otra, por los que ostentan el poder.
Hemos llegado a esto por la laxitud de las costumbres y por dejar, como un buen amigo dice, que el código penal lo hayan redactado los delincuentes. Léase delincuentes en esto del toro a aquellos que vilipendian esa gran obra de arte que Dios nos puso delante para demostrar que el hombre es un ser superior. Y léase que la autoridad no hace nada para remediarlo. El hombre ha perdido muchas perspectivas en su vida. Seguramente será la razón del progreso y de la modernidad. No importa, yo seguiré reclamando para el hombre la virtud de su propia esencia que es como la del torero, vencer a la muerte que en nuestro mundo representa el toro. Pero un toro, no lo que hemos visto en Sevilla.
Por si acaso llega el día en que al toro, (ya no importará si es bravo o manso), haya que ir a visitarlo a un parque temático, el ganadero Alvaro Domecq, con una visión de futuro amplia, y con un sentido del negocio exquisito, nos emplaza a visitar sus dominios, es decir su parque temático, bajo el sutil titulo de EL TORO ES CULTURA. Eso sí, en la publicidad no se incluye presenciar una tienta o una representación fidedigna del fin por el cual el toro bravo se cría.
Es cierto pues, que el toro bravo es cultura, pero lo es de pitón a rabo y con una estocada en los rubios después de una faena en la que el vencedor sea el hombre que ha matado a la muerte. Esa a la que tanto tememos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi lo que me gusta es lo de los cabestros en su trabajo habitual de guias. Lo vería con gusto a ver si conozco alguno, que seguro que si.
Un saludo

Anónimo dijo...

A mi Agustin todo esto que esta pasando, en el mundo del toro y enel mundo en general tambien, me recuerda al tango "Cambalache". Tengo por costumbre escucharlo de vez en cuando, para que me ayude a no perder norte.
Salud
El Coronel