12 abril 2008




DE PUEBLO
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio


SEVILLA 08. Toros de Torrestrella, manejables. El Cordobés, palmas y silencio; Rivera Ordóñez, silencio en ambos; El Fandi, ovación tras petición y silencio.

Diodoro Canorea que es de los que piensan que si una cosa funciona no debe cambiarse, lleva consolidando, en sábado de farolillos a Fandila desde que es Fandi. Y cierto que le va bien porque viene a La Maestranza todo el gentío de los pueblos y claro aquello parece al fin una plaza de pueblo. Pero la cosa no queda ahí. Hay más. Los torrestrellas han sido toros de pueblo y los toreros han sido toreros de pueblo. Nada tengo, como se comprenderá, contra las corridas que se celebran en los pueblos. En las corridas de pueblo han saltado grandes toros que son indultados porque es sólo en los pueblos donde salen toros para indultar, mal que nos pese a muchos, y es en los pueblos donde grandes toreros han hecho grandes faenas. Sin ir más lejos el mismísimo Muñoz a un toro de Cebada en Algeciras, que indultó. Ven. Si es en los pueblos donde se puede ver toros. Aquí en Sevilla no. En Sevilla llevamos una feria que "pa mi se quea". Por esto mismo que cuento, la corrida de hoy me pareció una corrida de pueblo pero con matices. Para empezar los toros tenían la casta justa y la nobleza y bobaliconería necesaria para triunfar en un pueblo. Para seguir los toreros se equivocaron de ciudad porque debieron irse a Bollullos Par del Condado y se quedaron en Sevilla. Y error. Ni estuvieron en Sevilla, ni en Bollullos Par. Con lo que se les fue la corrida sin torear y lo que es más importante para un pueblo. ¡Sin cortar orejas!


De correcta presentación menos el cuarto, sin rematar, el sexto fue el que mejor tomó las varas. Bueno eso que le llaman suerte de varas. Todos sospechosos de pitones. El primero parado, el segundo soso y de corto recorrido, el tercero y el quinto buenos, el cuarto manejable y el sexto noble yendo a menos.


Le gusta venir a Sevilla a Manuel Díaz. No sé bien para qué. Seguramente será para oxigenarse de tanto torear cabras en los pueblos y ver una vez al año toros de verdad, aunque solo sea de presencia. Luego no hace lo que la gente espera que haga y hace lo que la gente no espera que haga, y ni el mismo tampoco. Tamaña contradicción, que a estas horas tiene a todo un ejercito de matemáticos, intentando descifrar el silogismo. No valen los matemáticos que hayan asistido a la corrida pues esos matemáticos, serían lo más probable, de pueblo y se quedaron con las ganas de ver la rana. Anduvo por allí El Cordobés arreando media trasera y atravesada al primero y un pinchazo y estocada al cuarto.


El petardo de Rivera Ordoñez, en honor a la verdad, hay que decir que fue en menor tono que el de su compañero empresario y sin embargo amigo Javier Conde. ¡Miedo me da Javier el día que decida vestirse de Olimpo! Ya ven, se ha vestido Rivera y la ha palmado, este al que se le suponía el valor y la técnica, "contri" más al otro. La calidad de los tejidos de la marca de lujo para hombre no ha sido suficiente para salvar la actuación, o lo que haya sido, de Fran Rivera, esta tarde. Los estampados florales y las rayas en todas sus variaciones no le han acompañado en la inspiración y lo que aún es peor, que las cualidades apreciadas en el torero por la marca, han brillado por su ausencia. A saber: personalidad, distinción y elegancia. No crean que no. Me duele tirarle de las orejas a este engreído chaval, los que me leen con frecuencia lo saben, pues en otras crónicas y artículos he cantado las excelencias de su sangre. Pero hoy no toca. Con el "ensabanao" se puso muy pesado. Esto es, falto de ideas. En un pueblo las hubiera tenido. Pero en Sevilla se equivocó, se equivocó porque uno que ha probado las mieles del Olimpo ya no está para torear en Sevilla, sino para no torear. O torear en los pueblos y al pueblo, que es lo que se le da bien. Media buena. En el quinto petardo a la grande dándole tirones al toro, toreando hacia fuera, tomando precauciones. Estocada.


A Rajoy y a Arenas les faltaban manos para aplaudir al Fandi. No solo porque les guste, o no, es que son correligionarios, si es que ser del PP es ser de religión. El Fandi que huelga decirlo es un torero del pueblo, es fiel a su encaste y arrea banderillazos por doquier. La gente los aplaude y el Vito también. Si el Vito los aplaude, uno que yo me sé, se enfadará mucho y hasta puede hacer loa de ello. Lo leeremos en el Malaka. Porque desde luego entre carreras, recortes, amenazas al toro, desplantes y paradas, se le fueron las horas, a Dios gracias, porque encima fue lo único que la gente vio, de bueno para los que piensan que ir a los toros es sacar un rendimiento al dinero invertido por la entrada. Con la muleta mucho que el toro que molesto, que se para, que cabecea, que dice "a chis". Pero el lote se le fue sin torear. Estocada traserita y tendida en el tercero. En el sexto pinchazo, tendida y descabello.


¡Aquí paz y allí gloria!

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