29 septiembre 2007

NAZARÉ UNA ESTOCADA

MADRID. OTOÑO. NOVILLADA. VILLAMARTA, sin clase. Primero sobrero de JARAL, con genio. Cuarto remiendo de TORRES GALLEGO, que se dejó. NAZARÉ, silencio y oreja. MORAL, silencio en el lote. PAJARES, silencio en el lote.

NAZARE UNA ESTOCADA.
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio

Podría haberse dicho también Nazaré una oreja, porque ciertamente la estocada valió una oreja y nada más en la novillada.
Era el novillo cuarto el remiendo de la novillada y de otra procedencia, la de Camacho y Cuvillo. Quizás por eso se notara, y quizás por eso embistiera. Francamente lo de Villamarta no era para Madrid. Las hechuras del de Gallego eran avacadas y se le dio una mala lidia y un mal tercio de banderillas pero en la muleta humilló y se desplazó bien por el derecho. Nazaré lo pasó por ese pitón durante toda la faena y cuando vino a darse cuenta se encontró con un buen pitón izquierdo poco aprovechado por donde el novillo embestía con más interés. El animal solo quería ver muleta y no admitía descubiertos. Las bernardinas finales un churro. Pero la estocada muy buena en ejecución y colocación. Suerte que se agradece hacerla bien pues estamos en unos tiempos en los que se mata fatal. Con el sobrero del Jaral de la Mira, que junto con el sexto fueron los mejor presentados, toreó hacia fuera, despidiendo la embestida y rectificando las posiciones siempre. El novillo desbordaba al novillero si bien este no se descompuso en ningún momento. El pitón bueno del toro era el izquierdo pero por ahí no lo dejó ver o no supo enseñárnoslo. Ovacionaron al arrastre al burel.
Era evidente que Pepe Moral no tenia la mano buena. La llevaba vendada y por eso no podía hacer la fuerza necesaria para matar bien los novillos. Estaba incapacitado para la lidia aunque se comprenda que el novillero no quisiera perderse la actuación de Madrid. Tres pinchazos y una contraria acabaron con el segundo de la tarde donde no vimos nada. Si el chaval quiso, no pudo. Con el quinto un manso que rompió en la muleta y a la que fue de mas a menos, se le vio muy forzado y se equivocó en las cercanías finales. Una vez lo probó por el izquierdo, le protestó y ya no volvió más a ese lado. Le faltó convicción al natural y sobre todo sometimiento. Dos pinchazos, metisaca, aviso y se echa el novillo. ¡Esa mano que mata estaba herida!
A Francisco Pajares le falta oficio. Cosa natural esta en los novilleros pero lo que no es normal es que sin aprenderlo se acerque uno a las Ventas. A la primera plaza del mundo hay que ir bien puesto, cuanto menos con bastante aprendido y luego será lo que sea, pero Pajares se ha precipitado en pisar Madrid. Era el tercero el mas justamente presentado y cuando se ponía delante se dejaba los huecos, retrasaba la muleta y llevaba hechos los muletazos. De tal suerte que en una de estas se lo echó a los lomos. Lo vi demasiado confiado con un novillo que no merecía ninguna confianza y se dio mucha coba por nada. Deben ser cosas de la bisoñez. Media y descabello. Con el sexto, el más cuajado del encierro pero que embestía a media altura se le acentuaron al chaval los defectos en una técnica sin depurar y en un oficio sin limar. Llegó a ponerse pesado. Bajonazo con derrame.
¡Aquí paz y allí gloria!

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