21 mayo 2007

MIAU NO ES ATÚN

SAN ISIDRO. YERBABUENA. Justos de presentación. Quinto bien presentado. Bobalicones. REVESADO, silencio y ovacion. LUQUE, silencio en el lote. FUENTES, silencio y pitos.

MIAU NO ES ATÚN
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio

Ayer tormenta, hoy mares. Por el mar, ya se sabe, corren los peces... y los atunes. Pero miau no es un atún. Un atún es un pescado colosal que escabechado está de muerte. Miau es un sonido onomatopéyico preferentemente labial que el publico de Madrid pronuncia cuando en el ruedo hay algo que se parece a una sardina o a un gatito.

Los novillos de Ortega Cano, que también tiene la cruz echada en los madriles, escasos de presencia no levantaron una tarde que ellos mismos, y los chavales, se encargaron de apuntillar. Solo el quinto tuvo presencia para Las Ventas. El quinto y el sobrero sexto de Hato Blanco, que se quedó inédito por inoperancia de uno de Sevilla que se llama Salvador Fuentes.
No fue ese el único pecado de los de Yerbabuena – en otro tiempo los toros navarros eran pequeños pero no había dios que estuviera delante de ellos – el pecado, la madre de los pecados, el pecado original fue que embistieron. Se hartaron de embestir, algunos hasta aburrirse ellos mismos porque los novilleros eran incapaces de aburrirlos. ¡Claro si no los sometían no los dominaban! Digamos que les daban pases de ida y vuelta. Lo que ocurre es que las embestidas de los de "mi osé" fueron tan dulces, tan dulces que empalagaron al personal.
El dulce empalagoso no es bueno para Madrid. Madrid prefiere la miel que también endulza, no empalaga y además te aporta energía suficiente para aguantar faenas encastadas. Los novillos parecían que se caían y algunos lo hicieron, pero luego se quedaban en pie durante las faenas aunque chochones. Ortega que es torero y ganadero, (ya se sabe en quienes piensan los toreros ganaderos cuando crían toros), le ha echado agua azucarada al vino de lo de Pedrajas que ya es un pecado muy mortal y por el que seguro irá al infierno sin redención posible. Tanta azúcar en el vino – lo sé por los de Málaga – amaga. El vino tiene que tener sus grados, los mismos que te arriman, te pintan la nariz y te ponen bien... como "pa torear".
Sépase pues que esta de hoy en su diversidad y su variedad es otra forma de falta de casta. Al único que hoy he oído decir la verdad en la televisión ha sido a un novillero de Fuengirola que ha dicho que a los de Ortega Cano les ha faltado chispa para triunfar en Madrid. ¡Y ahora que venga un guapo y diga que el niño Cuevas no lleva razón!

La labor de Revesado no caló por lo dicho y porque no toreó. Pegó pases acompañados. No es lo mismo acompañar a una señorita que conquistar a la señorita. Pues eso le pasó al salmantino.

El segundo se cayó, la gente pasó de lo que le hacía Luque. Nada tenía importancia. En el quinto este sevillano, controvertido por ir exigiendo en las plazas de provincias novilladas afeitas, toreó bien de capote, al que no pican y que en la muleta sacó el defecto de puntear. Luego no se acopló.

El que tuvo la negra y pagó todos los platos fue el otro sevillano, Salvador fuentes que después de haber sido cogido fuertemente en esta plaza volvía para su desgracia a ser pitado. En el tercero oyó el miau. En el sobrero sexto se le vio sin sitio.

¡Aquí paz y allí gloria!

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